La Orden de Calatrava

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   Orden de Calatrava

    Una vez que el rey Alfonso "el Emperador" libró la Villa de Calatrava, tuvo a bien dar la mezquita mayor al arzobispo de Toledo, a fin de que la consagrase en iglesia, y encomendó la defensa de la plaza, en 1.150, a los Caballeros Templarios. Eran éstos por sus riquezas muy poderosos y por su esfuerzo y arrojo muy temidos. Pero una vez muerto el rey Alfonso, los musulmanes pusieron todo su esfuerzo en la reconquista de Calatrava, y así Abd el Múmen se aprestó a reforzar la línea del Guadiana. Tal potencia mostraron que Calatrava se tuvo por perdida y los Templarios rehusaron, juzgando lo más prudente abandonarla.

    Por tanto la Orden del Temple devuelve la villa fuerte de Calatrava al rey, don Sancho. La situación se tornó gravísima., Si se perdía Calatrava, la amenaza árabe se cernía sobre Toledo, y cuanto había reconquistado, el rey Alfonso VII, iba camino de perderse.Ante estos acontecimientos, el rey Sancho (hijo de Alfonso VII) convoca un Consejo de la Nobleza, promulgando que la villa de Calatrava sería entregada en propiedad al que decidiera defenderla.   El rey Sancho proclamó que Calatrava le sería entregada en propiedad al que decidiera defenderla, convocando un Consejo con sus nobles, en el cual se hallaba don Raimundo, Abad de Santa María de Fitero y un monje, llamado Diego Velázquez, burgalés de la Bureva, hidalgo y noble, soldado del rey Alfonso, y famoso por sus hazañas. A la vista del silencio con que los nobles acogieron la propuesta, el monje Velázquez, despertados sus sentidos bélicos, sacó aparte al Abad Raimundo y le instó, le rogó y acabó persuadiéndolo a que pidiera Calatrava. Así lo hizo, lo que a muchos pareciera temeridad o locura.

    En la villa de Almazán, el 1 de enero del año 1.158, el rey don Sancho, hijo de Alfonso VII, firmó la carta de donación perpetua de la Villa y fortaleza de Calatrava a la Orden del Cister, representada por el Abad don Raimundo, y a todos sus monjes, para que la tuvieran para siempre jamás y, con ayuda del Monarca la defendieran de los enemigos de Cristo. Confirmaron la donación el rey de Navarra, el mayordomo del soberano, el Potestad de Castilla, el Señor de Logroño, el Primado de las Españas, varios condes, magnates y prelados, entre ellos el de Sigüenza, Cerebruno, que pronto habría de ocupar la toledana silla. Más tarde, don Sancho, donó a los freires de Calatrava, llamándolos ya por este nombre, el pago y aldea de Cirujales, en el término de Toledo, en señal de gratitud por haber tomado la defensa de Calatrava. Partieron el Abad don Raimundo y su Capitán de Guerra, don Diego Velázquez, seguidos de una inmensa multitud de la cual muchos profesaban en la Orden Cisterciense. Los árabes, a la vista de tal multitud, desistieron y Calatrava pudo ser salvada. El Abad organizó un ejército de más de veinte mil hombres que repartió por campos y aldeas.

    Constituida la orden, el mayor nervio de sus fuerzas bélicas fue formado por numerosos caballeros que se acomodaron a las costumbres del Cister tanto como lo permitiese su oficio guerrero, uniendo la fatiga del soldado con la abstinencia del cenobita, las fervientes oraciones con el bravo empuje en la pelea.

    El promotor principal de la Orden de Calatrava, fue Fray Diego Velázquez. Una vez muerto, la división cundió, resistiéndose los caballeros a tener por superior a un Abad y a vivir mezclados con los monjes en vida contemplativa, por lo que decidieron elegir un Maestre de la Orden. Los monjes se retiraron a Ciruelos y los caballeros retuvieron a Ocaña convirtiéndose en milicia para elegir su caudillo.

    Fue el primer Maestre de Calatrava don García según consta en documentos del 1.164. Consiguió del Cister y del Pontificado la primera regla y forma de vida para la Orden de Calatrava. Muerto, le sucedió don Fernando Escaza, cuya vida transcurrió en continuo guerrear. Fueron sucediéndose los Maestres y la Orden, convertida en formidable ejército, estuvo en ayuda de los reyes cristianos. Al de Castilla le acompañaron en la conquista de la ciudad de Cuenca. Al de Aragón en la toma de la ciudad de Alcañiz.

    La pujanza de la Orden, sufrió un tremendo revés, ante el arrojo del caudillo Almanzor, quien con poderoso ejército tomó Calatrava, y sus defensores fueron pasados a cuchillo. Con los últimos restos de la Orden, el Maestre don Nuño Pérez atacó la fortaleza de Salvatierra, convirtiéndola en casa de la Orden en tanto no pudiera ser recobrada la villa de Calatrava.

    Los Maestres se fueron sucediendo y convertida nuevamente en pujante ejército, tomó parte en la Batalla de las Navas de Tolosa donde su Maestre don Ruy Díaz quedó tan malherido en un brazo que no pudo volver a empuñar arma alguna.

    En los años siguientes la Orden de Calatrava, fue reconquistando diversas fortalezas y villas lo que la hizo recobrar su antiguo esplendor, llegando su dominio desde Almadén hasta Toledo, desde Argamasilla de Alba hasta Sierra Morena.

    Emprendida la conquista de Andalucía por los reyes cristianos, los caballeros de la Orden formaron siempre la vanguardia, aumentando su poderío con las numerosas donaciones de villas y fortalezas. En la villa de Salvatierra alzaron nuevo convento al que bautizaron con el nombre de Calatrava, en recuerdo y memoria al baluarte del Guadiana. En los años siguientes, participan en las campañas de la Reconquista como fuerza de choque, tomando parte en la conquista de Baeza y el cerco y ocupación de Córdoba.

    A tanto llegó el poder de esta Orden Militar, que los reyes entraron en recelo por lo que determinaron que la elección de Maestres lo sería por designación real.

    En años posteriores, la Orden no sólo combate sin tregua a los musulmanes sino que se enfrenta a divisiones internas. Una muestra del favor que los Pontífices otorgaban a esta Orden lo prueba el hecho de que, disuelta la de los Templarios, todos los bienes que estos poseían le fueron entregados a Calatrava.

    Desde su origen, doscientos años atrás, los caballeros calatravos debajo de la túnica y como hábito de religión, llevaban un escapulario. El Maestre don Gonzalo Núnez creyó que aquello no diferenciaba bastante a los caballeros de los seglares y obtuvo del pontífice Benedicto XIII que en su lugar ostentaran una cruz colocada sobre las vestiduras, insignia que se pusieron todos por primera vez el día de los Santos del año 1.397.

    La orden de Calatrava fue poderosa en tierras, villas, fortalezas, así como por el número de sus vasallos en sus posesiones esparcidas por toda España. En no pocas ocasiones intervino en la política nacional inclinándose según conviniera a sus intereses. Tal poder tenía, que hasta los Reyes Católicos para aplacar la sed de riquezas del comendador Fernán Gómez de Guzmán, desmembraron de la Corona la aldea de Fuenteovejuna, en Córdoba, para entregársela. Lo que sucedió, ya se sabe; que el pueblo entero, harto de soportar sus abusos, acabó ahorcándolo.

    Pero los Reyes Católicos no eran soberanos capaces de soportar otro poder que no fuera el emanado de la corona por lo que, siendo Maestre de la Orden don Garci López de Padilla, determinaron que había llegado la hora de dar fin a la Orden de Calatrava, de modo que la misma quedaba incorporada a la Corona tan pronto como muriera su Maestre. Vino así a ser don Garci López el último y es curioso señalar que el primero fue un García.

    De esta manera, la sabia política de don Fernando y doña Isabel que hizo bajar de sus castillos a los señores feudales para someterles a su tutela, sacó a la corona Real de la vergonzosa servidumbre en que todos la mantenían, no siendo los que menos los Maestres de la Orden de Calatrava cuyo poder, ejércitos y riquezas les llevaban a estimarse soberanos independientes y rivales del único y verdadero jefe de la nación.

    No se sabe con absoluta certeza en qué año eligió la Orden de Calatrava a su primer Maestre. Parece ser que fue en el 1.164, pero no puede acreditarse el dato. Por el contrario, sí se conoce su nombre; Don García. Datos que contradicen la opinión formada por algunos que sostienen que fue Nuño Pérez de Quiñones el primer Maestre, y hablan de cierto Abad Rudolfo y de otro de cuyo nombre desconocen. Demos, pues, por sentado que el primer Maestre de la Orden de Calatrava fue don García: Personaje que se dió tal maña que vino a lograr, de la Orden del Cister y del Pontificado, la primera Regla y forma de vida para la Orden de Calatrava, el 25 de septiembre de 1.164.

    De don García, se ignora el lugar donde nació, aunque se le tiene por navarro. Tampoco se sabe de quién era hijo, y tampoco se saben las causas de su muerte; si falleció de forma natural o, dadas las turbulencias de aquellos tiempos, su fin fue violento. Lo poco que se sabe de este Maestre es que defendió con vigor el territorio dominado por la Orden de Calatrava de los ataques de los moros durante la turbulenta minoría de Alfonso VIII.

    De todos modos, los servicios que prestó a la Corona debieron ser harto valiosos dado que los tutores del rey le premiaron con tierras y privilegios, así como villas y castillos que engrandecieron la Orden. Uno de los más famosos castillos entregados a don García fue el de Almadén, junto con sus tierras, lo que fue tanto como entregarle a la Orden las famosas minas de este lugar. Muerto don García, fue enterrado en el convento a orillas del Guadiana. Pero, en el año 1.217, fue trasladado su cuerpo a la capilla de los Mártires de Calatrava la Nueva.

    La historia de la Orden de Calatrava continúa con la lista de sus Maestres, algunos tan entremezclados en las luchas armadas, o políticas, que acabaron tristemente sus días, como en el caso de don Juan Núñez de Prado, XVIII Maestre, que murió degollado por orden del rey de Castilla don Pedro I, o don Diego García de Padilla, que le sucedió en el cargo y terminó miserablemente su vida preso en una mazmorra del castillo de Alcalá de Guadaira. O don Martín López de Córdoba, XX Maestre, preso, que conducido a Sevilla, pereció degollado. Uno de los más famosos, Don Pedro Girón, que aunque se dijo que murió de súbita enfermedad, se corrieron voces de que falleció envenenado. Y así, con el devenir de los tiempos, la Orden de Calatrava, llegó hasta su último Maestre, don García López de Padilla. No dejan de ser curiosos los designios de Dios, o del Destino, que hizo que un García fuera el primer Maestre de esta Orden, y otro García el último y las coincidencias no acaban ahí: ambos gobernaron durante cinco años la Orden; ambos combatieron contra los moros y ambos fueron hombres muy piadosos que jamás desenfundaron la espada de no ser contra los enemigos de la Fe. El primero obtuvo del Papa Alejandro III la aprobación de la Orden Militar de Calatrava. En tiempos del último Maestre, se alcanzaron del Pontífice Inocencio III, letras apostólicas que reservaban a la Santa Sede la provisión de los Maestrazgos. El primero pasó su niñez en el palacio de don Sancho III, el segundo fue Mayordomo Real de los Reyes Católicos. El uno peleó contra los moros en las márgenes del río Guadiana, el otro lo hizo en las del Genil.

    Por cierto; fue durante el Maestrazgo anterior, con don Rodrigo Tellez Girón, cuando sucedió el conocido hecho de Fuenteovejuna, inmortalizado por la pluma de Lope de Vega. Un pueblo cordobés tiranizado por el Comendador de Calatrava, Fernán Gómez de Guzmán, avaro, lascivo y soberbio que exprimía la sangre de los humildes campesinos, atropellaba la virginidad de las doncellas y se burlaba de los ancianos. Lo ocurrido ya se sabe; el pueblo, harto de aguantar tanto despotismo, se tomó la justicia por su mano. Los Reyes Católicos mandaron sobreseer el proceso, respetando el popular castigo. Aunque Fuenteovejuna se resistió a admitir el quedar nuevamente bajo el dominio de la Orden de Calatrava.

    Que reyes hay en Castilla que nuevas Ordenes hacen con que desórdenes quitan y harán mal cuando descansen de la guerras, en sufrir en su villas y lugares a hombres tan poderosos por traer cruces tan grandes, póngasela el rey en el pecho que es para pechos reales.

    Y es que ya, la Orden de Calatrava, entraba en franca decadencia. No muchos años antes, el penúltimo Maestre don Rodrigo Téllez Girón se había mostrado partidario de los derechos a la Corona de doña Juana "la Beltraneja", en contra de Isabel, la reina de Castilla. La Orden de Calatrava, con su Maestre Rodrigo Téllez Girón entró en combate con la Orden de Santiago, mandada por los Reyes Católicos, para luchar contra los calatravos. En estas condiciones, rotos por el Maestre de Calatrava los vínculos de respeto a sus soberanos y la guerra civil ardiendo, hay que imaginar fácilmente como se relajaría la disciplina de una Orden que siempre se había caracterizado por su obediencia hacia el poder real. El poderoso se convertía en un déspota, y los freires se entregaban a toda clase de excesos. Cada hombre armado, si podía, se convertía en un verdugo y los que se llamaban caballeros ni hacían honor a su palabra, ni cumplían los votos a los que estaban obligados. En estas condiciones alcanzó la calidad de último Maestre de la Orden de Calatrava don Garci López de Padilla, hermano de don Fernando, el desgraciado Maestre que pereció, lastimosamente, a causa de la piedra lanzada con honda, sin querer, por uno de sus criados y que le alcanzó de lleno en la cabeza. Don Garci López se contó entre los caballeros calatravos, cortos en número, que abrazaron el partido de la reina Isabel "la Católica", contra "la Beltraneja". Terminada la contienda, se le reconoció como Maestre de la Orden. Hay que decir algo en favor de este personaje: puso orden donde reinaba el desorden e hizo recobrar a la Orden de Calatrava su perdido prestigio. Al frente de los caballeros de la Orden tomó parte en la conquista de Alhama y la casi inexpugnable fortaleza de la villa de Zahara.

    No obstante, la Orden de Calatrava estaba viendo sus últimos días tal y como fue concebida. En el año 1.845, los Reyes Católicos dieron poder y cartas a don Alfonso Gutiérrez, Consejero de la Corona, y sobrino político de don García, para que tratara con la Orden la incorporación, de esta, a la Corona Real, tan luego como falleciera su Maestre. El 27 de septiembre de 1.847 moría don García López de Padilla, Y con esta muerte, la Orden de Calatrava enterró a su último Maestre, dejando la Orden de tener vida propia y de influir directamente en los destinos de España, y como con la conquista de Granada se cumplió el fin para el que había sido creada, la expulsión de los árabes y la unión de todo el territorio nacional, faltó ya la razón de seguir existiendo en su forma primitiva y vino a ser la Cruz de Calatrava como recuerdo glorioso de un pasado.

    En la obra: "Noticias de las Ordenes de Caballeria de España, Cruces y Medallas de Distincion. Madrid: Imprenta de Collado 1815"

   ORDEN MILITAR DE CABALLERÍA DE CALATRAVA.

    Fue instituida por D. Sancho III rey de Castilla, llamado el Deseado, en los años de 1158.

   La villa de Calatrava la vieja, ganada á los Moros en 1147, fue entregada á los Templarios para su defensa, quienes la sostuvieron por diez años; mas teniendo muchas plazas que defender en tiempo que los Moros juntaban un poderoso exército para acometerla, la entregaron al dicho rey D. Sancho, quien conociendo el peligro en que se hallaba, mando pregonar, que si alguno se atrevía á defender esta villa, se le daría por juro de heredad.

    Hallabase en Toledo, donde estaba la corte, el abad de santa Maria de Fitero , de la congregación del Cister, llamado D. Raymundo, acompañado de Fr. Diego Velazquez, monge súbdito suyo, á quien él rey estimaba y conocía de antiguo, y antes se había exercitado en la guerra. Este monge por el amor que tenia de Dios y á su rey, persuadió al abad á que pidiese la empresa, la que le fue concedida ; y aun le ayudó el rey con largas limosnas. También le valió mucho el arzobispo D. Juan, que fue el IV de Toledo, quien considerando la importancia de aquella villa para la seguridad del reyno, dio dineros, armas y bastimentos, y ademas publicó cruzada concediendo indulgencia plenaria y remision de pecados á los que se hallasen, ó ayudasen á la defensa. Con la fama de las prevenciones que se hacian en Talavera, desistieron los Moros de su empresa ; pero Fr. Diego Velazquez fue al alcance de ellos, y hizo diferentes correrías en sus tierras; lo qual sabido por el rey confirmó el contrato, é hizo otras donaciones, que después confirmó D, Alonso IX su hijo.

    Entonces quedaron muchos del exérclto en compañía de los monges, y se fue aumentando esta milicia. Traslado el santo abad á Calatrava los monges jóvenes  del monasterio de Fitero, é hizo venir de Navarra y Castilla muchas familias, entre quienes dividió el campo de Calatrava y sus términos, para que los labrasen y ayudasen con sus personas y tributos á la defensa de aquella tierra. Empezó la fundación de la nueva Orden militar, y los dividió en dos clases, unos para el coro y otros para las armas, dándoles constituciones, y templando el hábito de monge para seguir con menos embarazo la milicia.

    Muerto Raymundo en 1163, los monges eligieron sucesor; y los conversos diputados á la Milicia nombraron un maestre lego, con lo cual los monges se volvieron á Fitero, y el maestre se fue al capítulo general del Cister á impetrar regla para vivir, la que obtenida, fue confirmada por el papa Alexandro III, en su bula de 26 de setiembre de 1164. Después volvió á incorporarse la Orden á las del Cister, y añadidas nuevas leyes, y confirmada por Gregorio VIII en 1187. Mas adelante, en 1195 tomaron los Moros á Calatrava, por lo que el maestre y freyles pusieron su convento en el castillo de Salvatierra , y por eso se llamo algunos años Orden de Salvatierra. En 1212 volvieron á cobrar la villa de Calatrava la v ¡eja, y trasladaron á ella su convento mayor, y á pocos años al castillo, que llamaron Calatrava la nueva. Tuvo esta Orden sus maestres que eran nombrados de entre los mismos caballeros de la Orden, hasta que Inocencio VIII dió la administración á los reyes católicos por su vida; luego fue nombrado Carlos V, y el papa Adriano VI anexó perpetuamente el maestrazgo á la corona.

    El sello fué siempre una cruz roxa, floreteada con unas trabas azules, y el estandarte traía una cruz negra en sus principios; pero hoy usan de la cruz roxa floreteada, y cantonada de ocho círculos acostados y unidos al centro, y formados de un cordón que sale de las hojas de la flor que Benedicto XIII dio (estando reconocido en España), que en la encomienda que traen hoy al pecho los caballeros de este Orden, ó pendiente de una cinta roxa en una medalla de oro ; esto es, en campo de oro una cruz de gules.

MAESTRES DE LA ORDEN DE CALATRAVA

1)García (1164)
2) Fernando Escaza (h. 1173-h. 1183)
3) Martín Pérez de Siones (h. 1183-h. 1198)
4) Nuño Pérez de Quiñones(h. 1198-1206 y 1209-1210 En Alcañiz)
5) Ruy Díaz(1206-1212)
6) Rodrigo García (1212-1214)
7)Martín Fernández de Quintana(h. 1214-1218)
8) Gonzalo Yánez(1219-h. 1237)
9) Martín Ruiz (1238-1240)
10) Gómez Manrique (1241-1243)
11) Fernando Ordóñez (h. 1243-1254)
12) Pedro Yánez (1254-h. 1267)
13) Juan González (1267-1284)
14) Ruy Pérez Ponce(1285-1296)
15) Diego López de Santsoles (1296-1297)
16) García López de Padilla (1298-1325 y 1329-1336 En Alcañiz)
17) Juan Núñez (1325-1355)
18) Diego García de Padilla (1355-1365)
19) Martín López de Córdoba (1365-1371)
20) Pedro Muñiz de Godoy (1365-1384)
21) Pedro Álvarez de Pereira (1385)
22) Gonzalo Núñez de Guzmán (1385-1405)
23) Enrique de Villena (1405-h. 1414)
24) Luis de Guzmán (1405-1443)
25) Fernando de Padilla (1443)
26) Alfonso de Aragón (1443-1455)
27) Pedro Girón (1445-1466)
28) Rodrigo Téllez Girón (1466-1482)
29) García López de Padilla (1482-1489)

    Diccionario Histórico de las Ordenes de D. Bruno Rigalt Nicolas; Barcelona 1858

    "Don Sancho III, apellidado el Grande, conquistó á los moros la villa de Calatrava, cuya guarda confió á los caballeros del Temple. Estos estuvieron en ella por espacio de diez años , hasta que habiendo tenido noticia que se estaba aprestando un numeroso ejército de infieles para recobrarla, la volvierqn á entregar al rey D. Sancho, quien, para librarla del peligro que la amenazaba, hizo pregonar que la daria por juro de heredad á cualquiera que se atreviese á defenderla.

    En aquella sazon estaba la corte en Toledo, y se hallaba en ella D. Raimundo, abad de Santa María de Pitero, de la congregacion cisterciense, junto con un monge llamado Fray Diego Velazquez, que antes de la vida monástica se habia ejercitado y dado pruebas de gran valor en la guerra, y á quien el rey conocia personalmente de muchos años. Este Velazquez, pues , movido de su celo por la exaltacion de la santa fe católica y por la fidelidad á su rey y señor temporal, aconsejó al abad que aceptase la oferta de D. Sancho, quien al concedérsela le ayudó con crecidas sumas; no parando aquí la proteccion que obtuvo, sino, que el arzobispo de Toledo, D. Juan IV, queriendo favorecer una empresa en que tanto se interesaba el brillo de la religion y el buen nombre del ejército cristiano, publicó una cruzada concediendo indulgencia plenaria y remision de todos los pecados á los que ayudasen con sus bienes ó personas á la defensa de Calatrava ; y aun el mismo arzobispo facilitó gran copia de dinero y armas.

    Al saber los infieles los aprestos que se hacian para rechazarles, desistieron de su empresa ; pero los cristianos cobraron mas ánimo, y mandados por el monge Velazquez, acometieron á aquellos, causándoles pérdidas de consideracion lo que fué motivo para que el rey, á cuya noticia habia llegado, les confirmase el contrato, haciéndoles otras donaciones que despues fueron confirmadas por su hijo y sucesor D. Alfonso IX.

    Seguros ya en la posesion de Calatrava los mongés, se les juntaron varios de los que habian peleado en aquella campaña; y el abad D. Raimundo trasladó á la ciudad los que aun quedaban en el monasterio de Fitero, llamando muchas familias de Navarra y Castilla, entre las que dividió el campo de Calatrava y sus términos para que los labrasen y ayudasen con sus personas y tributos á la defensa de la tierra. Entonces empezó la fundacion de la nueva órden militar, que dividió en dos clases, una para el servicio. divino y la otra para el manejo de las armas; formó los. estatutos y arregló el hábito de modo que no sirviese de embarazo para pelear.

    Despues de la muerte de Raimundo, que acaeció en 1163., los monges eligieron su sucesor, y los conversos de la Milicia nombraron un maestre lego que fué D. Garcés de Aca (Este maestre fué el que unió la órden de Calatrava con la de Avis de Portugal. Véase la esplicación de esta última en la letra A.1) quien, despues que los monges regresaron á Fitero , se presentó al capítulo general del Cister solicitando una regla para la órden , que obtuvo, y confirmo, en 26 de setiembre de 1164, el pontífice Alejandro III. Posteriormente se unió otra vez á la Cisterciense, y reformados sus estatutos, fueron confirmados por el papa Gregario VIII , en 1187.

    Por los años de 1195, recobraron los infieles a Calatrava ; por cuya razon el maestre y caballeros trasladaron el convento al castillo de Salvatierra , lo que dió motivo para que la órden tomase el nombre del mismo; hasta que despues de varios esfuerzos y ataques volvieron á revindicar en 1112 1a villa de Calatrava la vieja, poniendo en ella su convento , y años despues al castillo que denominaron Calatrava la nueva, volviendo á tomar su verdadero nombre la órden. Los maestres eran nombrados par los caballeros; pero el papa Inocencio VIII, aprovechando la muerte del último que hubo en su tiempo confió la administracion á los reyes Católicos, y habiendo sido gran maestre el emperador Carlos V, el pontífice Adriano VI , segun unos, ó Alejandro VIII, segun otros, la unió perpetuamente á la corona..

    A consecuencia de esta medida, entró la órden en una nueva era de prosperidad; y aun cuando con el tiempo ha sufrido. algunas modificaciones, ha sido siempre, y es en el dia considerada como una de las mas importantes y estimadas de España , teniendo todos cuantos pertenecen á ella un celo estraordinario para que nunca llegue á empañarse en lo mas mínimo su lustre, fama y esplendor.

    Para ingresar en esta órden es preciso acreditar en debida forma ser noble, por los cuatro cost4dos , y para esto se nombran dos comisionados que pasan al punto que les designa el aspirante, á fin de examinar por sí mismos las partidas de bautismo , casamiento y cuantos documentos son conducentes á la prueba, estendiendo despues una razonada informacion que dá por resultado la admision ó negativa á la órden.

    En el dia usan los caballeros de Calatrava una cruz roja floreteada, cantonada de ocho círculos acostados y unidos al centro, cuya insignia se lleva en el pecho, ó bien una medalla de oro con la propia cruz de gules, pendiente de una cinta roja."