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Artículo diciembre 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. XVI

TRATAMIENTO MUESTRAS

    TRATAMIENTO DE MUESTRAS CONDUCTUALES

    Las actitudes no son susceptibles de observación directa. Su existencia e intensidad deben inferirse de lo que puede ser observable. En consecuencia, debemos escoger conductas que sean aceptables como bases de inferencia. Tradicionalmente, las creencias, sentimientos y/o intenciones con respecto a determinado objeto y de los que uno mismo informa, se han empleado como base primaria de inferencia. El énfasis puesto en las muestras de conducta informadas por uno mismo es a la vez innecesario y desafortunado. Cook y Selltiz exponen varias razones que ratifican la validez de esto y defienden un enfoque de indicadores múltiples en la medición de actitudes. La clasificación de métodos que proponen se apoya en el tipo de muestras conductuales que se usa como base de inferencia.

   Para entender la conducta humana es necesario clasificar la multitud de cosas que las personas hacen y dicen; ordenarlas en grupos que sean significativos conductual y teóricamente, como, por ejemplo, la ejecución académica, la conformidad a las demandas de otros o la agresión. Al tratar de explicar por qué las personas manifiestan o no estas conductas, a menudo se introducen construcciones teóricas intermediarias interventoras. Por ejemplo, se postula que la ejecución académica aumenta con la inteligencia; la baja autoestima conduce al conformismo; y la conducta agresiva es resultado de la frustración. La prueba de estas proposiciones requiere evidentemente la medición de las conductas y de las variables interventoras.

    La actitud es una variable interventora muy popular entre los psicólogos sociales. Consecuentemente, se ha prestado mucha atención a los problemas de medición de actitudes. En realidad, los rasgos peculiares de la medición de actitudes se han destacado tanto que es bueno recordar que muchos de los problemas de la medición de actitudes son comunes a muchas otras variables psicológicas. Garner y Creelman muestran claramente el valor que posee el reconocimiento de vínculos comunes de problemas y métodos entre la elaboración de escalas psicológicas y de escalas de actitudes.

   Para ser útil, toda medida debe ser exacta, aunque exacta de distintas maneras. Un instrumento de medida debe proporcionar "lecturas" que representen lo que el aplicador del instrumento se propone medir.

    Cuando tratamos de medir actitudes deseamos que el instrumento sea insensible a la inteligencia, clase social, tendencias de los sujetos a dar respuestas socialmente deseables o a cualquier otra cosa, excepto a las actitudes. El instrumento debe ser válido. Cómo se logra esto y en qué grado, es sumamente importante.

    Un instrumento debe ser consistente en las lecturas que proporciona cuando se aplica a un objeto que no cambia; es decir, debe ser confiable. Hay varias maneras de concebir la confiabilidad. Por ejemplo, se puede pensar en la confiabilidad como estabilidad a través del tiempo o como el grado de consistencia entre los reactivos que constituyen el instrumento. Como sucede con la validez, los problemas del incremento de la confiabilidad de los instrumentos y la determinación de ésta son fundamentales en la medición de actitudes.

    La confiabilidad y la validez están íntimamente relacionadas. Un instrumento con baja confiabilidad, por ejemplo, no puede proporcionar medidas válidas de las cosas en las que se aplique. Pero la interrelación de estas dos cualidades de los instrumentos va más allá de este simple nivel de contingencia funcional, como señala Bohrnstedt.

    Para que una medida se acepte como válida deben satisfacerse varios criterios. Quizá los más importantes son:

    a) debe proporcionar puntuaciones que concuerden con otras medidas del mismo objeto, y

    b) no debe presentar convergencia con otras medidas de las que se supone difiere. Esos dos procesos de validación son definidos por Campbell y Fiske como validación convergente y discriminante.

    El rasgo básico de la estrategia es combinar varios rasgos y más de un método en un solo análisis de correlación. El diseño multirrasgo-multimétodo es un instrumento poderoso y seguro aunque su aplicación pueda no ser factible en todos los estudios de campo de la actitud.  

    ENFOQUE DE INDICADORES MÚLTIPLES EN LA MEDICIÓN DE ACTITUDES

    Desde el informe de LaPiere (1934) acerca de la discrepancia entre la verdadera acogida que se le brindó a él y a una pareja de chinos y las contestaciones en un cuestionario sobre la aceptación de los chinos como huéspedes, los investigadores se han interesado en el hecho de que procedimientos diferentes, destinados a determinar las mismas actitudes, han conducido a menudo a clasificaciones completamente distintas de los mismos individuos, y de que la conducta observada hacia un objeto social (persona, grupo, etcétera) frecuentemente no sería la pronosticada por un instrumento destinado a medir la actitud hacia ese objeto.

    Hay varios tipos de reacciones a esas discrepancias observadas. Una ha consistido en suponer que existe una actitud "verdadera" hacia el objeto, la cual no han podido determinar correctamente una o ambas medidas. Otra ha sido suponer que hay diferentes "clases" de actitudes hacia un objeto determinado; por ejemplo, "actitudes verbales", y "actitudes de acción" que no se espera que necesariamente concuerden. Otra más ha sido igualar actitud con conducta, usando "actitud" sencillamente como un término descriptivo que resume consistencias observadas en la conducta. Y otra reacción ha sido considerar la actitud como una disposición fundamental que interviene, junto con otras influencias, en la determinación de una diversidad de conductas hacia un objeto o clase de objetos, incluyendo declaraciones de creencias y sentimientos hacia el objeto y acciones de aproximación y evitación con respecto a él.

    Las mas estudiada es la última; primero, porque para algunos autores (por ejemplo, Allport, 1954) la observación de regularidades en la conducta social parece indicar la operación de disposiciones fundamentales relativamente estables hacia clases de objetos. Además las inconsistencias aparentes de la conducta social a menudo pueden entenderse con base en la operación de tales disposiciones fundamentales estables, en relación cambiante con otras influencias ejercidas sobre la conducta. Finalmente, cuando se distingue válidamente un concepto de la disposición, se tiene, por su misma naturaleza, una aplicación situacional más amplia, incluyendo su capacidad de proyectarse en situaciones relativamente nuevas, que un simple concepto descriptivo de igualar actitud y conducta en situaciones determinadas.

    Suponemos que las siguientes dos clases de variables, además de la disposición actitudinal del individuo hacia un objeto o clase de objetos determinados, influyen en su conducta en situaciones en que interviene el objeto o símbolos del objeto (incluyendo la conducta que constituye su respuesta a instrumentos destinados a medir la actitud hacia el objeto:

    a) otros características del individuo,.que incluyen sus disposiciones hacia otros objetos representados en la situación, los valores sostenidos por él y que están en juego en la situación, su estado motivacional, su estilo expresivo y así sucesivamente;

    b) otras características de la situación, que abarcan sus prescripciones en cuanto a la conducta adecuada, las expectativas de los demás, que forman también parte de la situación con respecto a la conducta del individuo, las consecuencias posibles o probables de diferentes actos de su parte y así sucesivamente.

    En esta perspectiva, una actitud no puede medirse directamente, sino inferirse siempre de la conducta, ya sea la forma verbal en que el individuo informe de sus sentimientos hacia el objeto de la actitud, la ejecución de una tarea que incluya material relacionado con el objeto (por ejemplo, el recuerdo de afirmaciones que expresen una posición con respecto al objeto), o acciones hacia un representante de la clase de objetos (por ejemplo, evitación de un individuo con esa característica). Lazarsfeld (1959) adopta una posición semejante en su estudio del análisis de estructura latente. Indica que hay una relación de probabilidad entre un indicador y el rasgo subyacente del cual se toma como indicación; es decir, determinado rasgo no produce invariablemente determinada conducta. Hace hincapié en que, como consecuencia, siempre habrá inconsistencia entre medidas diferentes de un rasgo hipotético, y que la tarea del investigador es combinarlas en un "índice" o "medida" que represente la mejor inferencia que pueda hacerse de la multitud de operaciones empíricas acerca de la característica subyacente que se supone reflejan.

    Esta orientación lleva a poner de relieve la necesidad de varios procedimientos de medida diferentes para poder estimar la disposición común subyacente; y a la expectativa de que los datos de estos procedimientos no estarán perfectamente correlacionados. Sin embargo, nos parece que es posible incrementar la correspondencia entre los indicadores mediante un análisis cuidadoso de factores diferentes que probablemente afecten la respuesta en un instrumento dado de medida, y haciendo esfuerzos para reducir o controlar la influencia de tales factores. El objetivo ideal sería desarrollar una o-más medidas en las que se eliminaran los efectos de todos los determinantes probables de respuesta diferentes a la actitud hacia el objeto apropiado. Sin embargo, este objetivo parece difícil de alcanzar. Por consiguiente, creemos importante trabajar en el desarrollo de varias medidas diferentes, en cada una de las cuales se hagan esfuerzos para eliminar o controlar de una manera sistemática toda influencia identificable sobre respuestas diferentes a la actitud en cuestión. Ya que influencias diferentes se controlarán en medidas distintas e inversamente, por tanto, influencias diferentes además de la actitud afectarán las respuestas en medidas distintas existirá falta de correspondencia entre las puntuaciones en diferentes medidas.

    Los científicos sociales han reconocido desde hace tiempo que factores diferentes a la actitud del individuo hacia un objeto pueden influir tanto en su respuesta a los instrumentos destinados a medir la actitud, como en su conducta cotidiana hacia el objeto. Buena parte del trabajo reciente en el campo de la medición de personalidad y de la actitud se ha ocupado de identificar los efectos de esas variables "extrañas" como la tendencia a concordar (o a discrepar) con afirmaciones independientemente de su contenido (por ejemplo) Bass, 1955; Cronbach, 1946, 1950), o el deseo de presentar una imagen socialmente aceptable de sí mismo (por ejemplo, Edwards, 1953, 1957; Taylor, 1961).

    También ha habido interés en el desarrollo de métodos indirectos de evaluación de las actitudes (para una revisión de tales métodos, véase Campbell, 1950). Pero los intentos para desarrollar medidas indirectas han sido, en su mayor parte, esporádicos; y se han realizado pocos esfuerzos para examinar sistemáticamente la relación entre diferentes medidas indirectas, o su relativa sensibilidad a influencias como la disposición a estar de acuerdo o como las normas sociales.

    No obstante el conocimiento general de los problemas de medición, el examen de los informes de investigación experimental sobre las actitudes presenta el siguiente cuadro:

    - 1) aún los investigadores que sostienen posiciones teóricas muy rebuscadas acerca de la naturaleza y funciones de las actitudes y las condiciones de cambio de las actitudes, por lo común solamente emplean una sola medida de actitud, generalmente muy defectuosa, para probar hipótesis derivadas de sus mismas posiciones teóricas.

    -2) la mayoría de los investigadores están enterados de la posibilidad de que las respuestas a estos instrumentos estén influidas por factores diferentes a las actitudes que se trata de medir.

    -3) se han realizado esfuerzos para salvaguardarse de la intrusión de tales factores o para desechar interpretaciones basadas en la posibilidad de que hayan intervenido.

    Estas precauciones generalmente toman una o más de las siguientes formas: muestreo (por ejemplo, selección de grupos de sujetos que se cree difieren en sensibilidad a las influencias extrañas más probablemente activas en la situación de medida), diseño experimental (por ejemplo, la introducción de grupos de control), análisis interno de los datos (por ejemplo, considerar cómo podía esperarse que difirieran las respuestas de subgrupos de sujetos cuando fuera eficaz un determinante y no otro).

    No tratamos de subestimar la importancia de tales procedimientos. En un estudio determinado puede desecharse concluyentemente la posibilidad de que las respuestas hayan sido influidas por factores diferentes a la actitud de los sujetos hacia el objeto en cuestión. Sin embargo, nos parece que el esfuerzo tendiente a mejorar los instrumentos de medición sería por lo menos de igual utilidad.

    DIFERENTES TIPOS DE INSTRUMENTOS DE MEDIDA SEGÚN LA CLASE DE EVIDENCIA QUE PROPORCIONAN PARA HACER INFERENCIAS ACERCA DE LA ACTITUD

    En la mayor parte de la investigación sobre las actitudes, los esfuerzos encauzados a mejorar las técnicas de medición se han limitado a asuntos como asegurar el anonimato, separar la medición de las sesiones experimentales, cambiar el orden de presentación de los reactivos o el contexto dentro del cual se encuentren. Si se desea ir más allá de este limitado trabajo, se requerirá un análisis sistemático de las características de los instrumentos de medida que supere al existente. Este artículo es un primer paso hacia ese análisis. Nuestro propósito no es presentar una revisión detallada de las diferentes clases de instrumentos que se han usado para medir las actitudes; esto lo han realizado ya y bastante bien otras personas (Campbell, 1950; Deri, Dinnnerstein Harding y Pepitone, 1948; Weschler y Bernberg, 1950). Nos proponemos examinar las principales clases de técnicas de medición desde el punto de vista de los tipos de evidencia que proporcionan y por tanto, del carácter de las inferencias que se hacen al estimar la actitud. Con "carácter de las inferencias que se hacen" nos referimos al fundamento para creer que la actitud hacia el presunto objeto es un determinante de respuestas en el instrumento de medida, y !as bases para inferir al carácter de la actitud a partir de las características de las respuestas (es decir, para considerar determinada respuesta como indicación de una disposición positiva o negativa hacia el objeto).

    Hemos encontrado útil hacer cinco grupos principales:

    a) medidas en que el material a partir del cual se hacen inferencias consiste en informes sobre sí mismo de creencias, sentimientos, conducta, etc., hacia un objeto o clases de objetos;

    b) medidas en que las inferencias se hacen a partir de la conducta abierta hacia el objeto; c) medidas en que !as inferencias se hacen a partir de las reacciones o interpretaciones que el individuo muestra a material estructurado parcialmente y que atañe al objeto; d) medidas en que las inferencias se obtienen de ejecuciones en tareas objetivas, donde la actividad puede ser influida por la disposición hacia el objeto, y el medidas en que las inferencias se extraen de reacciones fisiológicas al objeto.

   No todas las medidas examinadas se han usado como pruebas de actitud en el sentido formal, pero hay razón para creer que en cada una de ellas la actitud puede ser un determinante importante de la respuesta y, por tanto, que la técnica puede servir como base de inferencias acerca de la actitud.

   Al evaluar lo adecuado de un instrumento como indicador de actitud, la consideración de su sensibilidad a otras influencias es tan importante como el fundamento para creer que la disposición subyacente hacia el objeto es determinante de la respuesta.

    Al examinar los instrumentos de medida desde el punto de vista de la posible influencia de factores ajenos a la actitud, debemos tener en cuenta dos aspectos importantes:

    a) la probabilidad de que las respuestas manifiestas puedan desviarse de las respuestas "privadas", es decir, la facilidad con que un individuo pueda alterar sus respuestas con la mira de presentar determinada imagen de sí mismo;

    b) la probabilidad de que las respuestas privadas se afecten por determinantes diferentes a la actitud, sin que haya el propósito de distorsionar la respuesta.

   Las posibilidades de que factores diferentes a la actitud influyan en las respuestas privadas son ilimitadas; estudiaremos entonces solamente aquéllas cuyo acaecer parezca más probable con respecto a cada tipo de instrumento de medición. La capacidad de distorsión de la respuesta manifiesta esto es, la posibilidad de discrepancia entre la respuesta privada y la manifiesta es, al parecer, una función de tres características del instrumento: el grado en que sea evidente su propósito, el grado en que sean patentes las implicaciones de respuestas concretas y el grado en que las respuestas estén sujetas a control consciente. Analizando la susceptibilidad de las medidas a la distorsión de respuestas, y las técnicas ideadas para disminuir tal posibilidad de distorsión, suponemos que en lo relativo a muchas actitudes las circunstancias en que generalmente se aplican los tests tienden a ejercer presión en una sola dirección. Parece razonable dar por hecho que la mayoría de los sujetos, al encontrarse con tests en una situación académica o patrocinada por alguna otra organización "respetable", supondrán que las respuestas que los coloquen en la situación más favorable a los ojos de los demás son las que los representen como bien adaptados, sin prejuicios, sensatos, de amplio criterio y democráticos. Más todavía, como las citadas son normas ideales por lo menos de gran parte de la clase media estadounidense, las presiones concretas en la situación de prueba probablemente coincidan con presiones internas para mantener una imagen aceptable ante sí mismo y ante los demás. Con "actitudes sociales polémicas" queremos decir actitudes con respecto a las cuales tales normas son efectivas. Parte de nuestro estudio y particularmente algunos de nuestros ejemplos, se refieren a técnicas que facilitan al individuo mostrarse a sí mismo como desadaptado, con prejuicios, etc., o para hacerle más difícil retratarse, falsamente, como bien adaptado, sin prejuicios, etc. Mientras que, para especificar los detalles completos de ciertas técnicas, es necesaria alguna suposición en cuanto a la dirección probable de las presiones que operan en la situación, los principios implicados no dependen de la dirección específica de las presiones; en situaciones dadas de prueba en que hay razón para creer que las presiones predominan en una dirección diferente, pueden modificarse congruentemente las técnicas. Y muchas de estas no requieren suposición alguna acerca de la probable dirección de las presiones, pues están diseñadas para reducir los efectos de influencias extrañas en cualquier dirección.

    Medidas en que las inferencias se obtienen de autoinformes sobre creencias, sentimientos, conductas, etc. Es obvio que el método empleado con mayor frecuencia para obtener material a partir del cual hacer inferencias acerca de una actitud, es pedir al individuo que revele, ya sea por sus propias palabras o por la aceptación o rechazo de reactivos estandarizados, sus creencias, sus sentimientos, la forma en que se comporta o comportaría, o su opinión sobre cómo debería tratar, todo esto, acerca de determinado objeto. La base de inferencia es clara: es axiomático de toda definición que la actitud de un individuo hacia un objeto está indicada por sus creencias, sentimientos y orientaciones de acción hacia él. La naturaleza de la inferencia también es clara: se supone que la relación entre actitud y expresión es directa y que la actitud concuerda con las implicaciones manifiestas de sentido común de la creencia o sentimiento declarados. Por ejemplo, expresar la creencia de que un objeto tiene características generalmente deseables se considera como reflejo de una disposición favorable hacia él; y la creencia expresa de que tiene características generalmente consideradas indeseables se toma como reflejo de una disposición desfavorable hacia él. De manera semejante, el informe de que una persona evita contacto con el objeto se considera como indicación de una disposición desfavorable hacia él, mientras que un informe de que le gusta o le gustaría entrar en contacto con él se toma como indicación de una disposición favorable.

   En algunas definiciones, la actitud se considera idéntica a, o simplemente, un resumen de sentimientos, creencias, conducta, etc., hacia el objeto; esta es una forma de anular el problema de inferencia. Sin embargo, conforme a esas definiciones debe adoptarse algún criterio para escoger la conducta que constituya la población de "respuestas actitudinales" que va a muestrearse. La selección de tales criterios, creemos, depende de un análisis en esencia semejante a nuestra consideración de "influencias extrañas" en lo que resta de este trabajo.

   Las medidas hechas en base a informe sobre sí mismo tienen varias características que las hacen susceptibles de distorsión de las respuestas manifiestas. El propósito del instrumento se revela al sujeto; las implicaciones de sus respuestas son transparentes para él; puede controlar conscientemente sus respuestas. Así, una persona que desee presentar cierto cuadro de sí mismo, ya sea para impresionar favorablemente al examinador, para preservar su propia imagen de sí mismo, o por alguna otra razón, puede hacerlo fácilmente. Esta dificultad ha sido reconocida desde hace mucho y en años recientes se ha investigado intensamente bajo el rótulo de "deseabilidad social". Se han inventado varias técnicas para hacer menos aparente el propósito e instrumento o las implicaciones de las respuestas; para facilitar respuestas que puedan considerarse indeseables, y para dificultar que se den respuestas falsas que puedan considerarse deseables. Algunas de esas técnicas se enfocan principalmente a reducir la probabilidad de que las respuestas sean distorsionadas para satisfacer las expectativas del investigador o para complacerlo, otras, se orientan a reducir la influencia sobre las respuestas dictadas por el deseo de mantener cierta imagen de uno mismo, así como el deseo de complacer o impresionar al investigador.

   1 .- Uno de los métodos más sencillos para hacer menos aparente el propósito del instrumento es la inclusión de reactivos que no corresponden al objeto actitudinal en que el investigador esté interesado. Una variación de éste procedimiento es incluir en cada uno de los reactivos varios aspectos además de aquel en que está interesado el investigador; por ejemplo, cuando el investigador está interesado en las actitudes hacia uno o más grupos raciales, cada reactivo puede referirse a una persona hipotética caracterizada no sólo por su raza sino también por su edad, sexo, religión, ocupación, etc. Los procedimientos de esta clase sirven solamente para hacer menos evidente el propósito del examen. No lo ocultan o disimulan completamente, ni pueden hacerlo dentro del formato de las medidas de informe de sí mismo, las cuales, por definición, requieren que el individuo dé su propia descripción de sus reacciones al objeto actitudinal.

   2 - Entre los procedimientos más sencillos y más a menudo empleados para facilitar las respuestas que puedan considerarse indeseables, están el dar garantías de anonimato, declaraciones de que "no hay contestaciones correctas o incorrectas" o de que "las personas difieren en sus opiniones acerca de estas cosas", hacer hincapié en la importancia de contestaciones honestas para contribuir al conocimiento científico de algún asunto considerado deseable, intentos por establecer buena relación entre el entrevistador y el sujeto y de crear la impresión de que el entrevistador no desaprobará ninguna opinión que se exprese.

   3.- Otros procedimientos se basan en el instrumento mismo; abarcan reactivos en que una respuesta desfavorable se considerará probablemente aceptable por ejemplo, ¿aceptaría usted a un cavador de zanjas como miembro del Congreso de los Estados Unidos en su distrito? " Westie, 1952, 1953), para abatir cualquier posible disposición a dar contestaciones uniformemente favorables; incluir en la declaración de una opinión que puede considerarse indeseable, una calificación o justificación de ella (por ejemplo, "es mejor que los judíos tengan sus propias fraternidades y hermandades, pues tienen sus propios intereses y actividades particulares a los que, juntos, pueden dedicarse mejor, justamente como los cristianos conviven mejor dentro de fraternidades cristianas". Adorno, Frenkel Bruswik, Levinson y Sanford, 1950); expresar las preguntas de tal manera que supongan que el sujeto mantiene ciertas opiniones o ha realizado ciertas clases de conducta (por ejemplo, "¿Cuándo fue la primera vez que usted... ? " Kinsey, Pomeroy y Martin, 1948).

   4.- Otros métodos están diseñados para hacer más difícil que se dé, falsamente, lo que puede considerarse una respuesta deseable. En la medición de la personalidad, un esfuerzo importante de esta clase ha sido el uso del test de elección forzada,  donde se pide al sujeto que indique, de dos afirmaciones igualadas en cuanto a deseabilidad social pero que difieren en sus implicaciones referentes a rasgos o necesidades, cual es más semejante a sus propias opiniones o más descriptiva de su propia conducta. Este método no se ha usado ampliamente en la medición de actitudes.

    Además de su susceptibilidad a la distorsión consciente, resultante de que el individuo presente la imagen de sí mismo, que desea, las respuestas a las medidas de informe de sí mismo pueden ser influidas por otro conjunto de características no relacionadas; presuntamente, con la actitud hacia el objeto en cuestión, aquellas denominadas frecuentemente "disposición de respuestas" o "estilo expresivo". Se ha advertido desde hace mucho tiempo que algunos individuos tienen la estable tendencia a concordar (o a discrepar) con los reactivos que se les presenten, independientemente de su contenido, o a seleccionar, con más frecuencia que la meramente atribuible al azar, la opción que aparece en determinada posición; o a dar respuestas extremas (o moderadas).

   Se han creado varias técnicas para reducir los efectos de esas tendencias en las puntuaciones que se tomen como indicativos de las actitudes. Quizá el método más sencillo y más común de enfrentarse al problema de la tendencia a concordar (o a discrepar) es variar la expresión de los reactivos de tal manera que, aproximadamente en la mitad de ellos, la conformidad represente una respuesta favorable al objeto actitudinal y en la otra mitad una respuesta desfavorable. Otros métodos usados para atacar este problema consisten en desarrollar el instrumento de medida de manera tal que las respuestas no adquieran la forma de expresión de conformidad o desacuerdo con una sola afirmación a la vez. El instrumento puede consistir en pares de aseveraciones que representen toscamente puntos de vista opuestos sobre cierto asunto, las dos aseveraciones se expresan bien positiva o bien negativamente; se le pide al sujeto que indique cuál está más cerca de su propia posición, o que indique su posición en una escala que se extiende entre las dos aseveraciones. El siguiente par de reactivos, tomado de una escala inédita de actitudes hacia la libertad de palabra, elaborada por alumnos de Donald T. Campbell en la Universidad de Northwestern, ilustra este método:A. Los fascistas y los comunistas tienen derecho a predicar sus creencias en este país. B. Solamente quienes concuerdan con la filosofía del gobierno del país tienen derecho a predicar sus creencias personales.

    En otros instrumentos, el problema se evita, por lo menos en su forma más obvia, al usar reactivos que requieren respuesta libre - preguntas abiertas, oraciones incompletas para que las termine el individuo con sus propias respuestas, etc. Un procedimiento para corregir los efectos de la tendencia a dar respuestas extremas o moderadas consiste en proporcionar pares igualados de reactivos, uno de los cuales se refiere al objeto actitudinal y el otro a un objeto de control, y calificar basándose en la discrepancia entre las dos respuestas. Por ejemplo, si tan solo se pregunta a los sujetos: "¿Aceptaría que viviera en el edificio que usted habita un tenedor de libros negro? " y se les proporciona una escala de respuestas de cinco puntos, es imposible determinar si los sujetos que contestaron "completamente de acuerdo" y quienes contestaron simplemente "de acuerdo", difieren en actitud, en estilo de respuesta, o en ambas cosas. Proporcionar un reactivo paralelo con respecto a un tenedor de libros blanco y calificar fundándose en la discrepancia entre las respuestas de un individuo al negro y al blanco elimina los efectos del estilo de respuesta en la calificación (Westie, 1953).

   La susceptibilidad de las medidas de informe de sí mismo a las dos clases de influencias analizadas hasta ahora, el deseo de presentar cierto cuadro de uno mismo y las disposiciones de respuesta no relacionadas con el contenido de los reactivos, conduce claramente a la posibilidad de distorsión de las respuestas en la forma obvia de falta de correspondencia entre las respuestas manifiestas y las creencias, sentimientos, opiniones políticas privadas del individuo, etc. Hay, sin embargo, otros factores que pueden influir en sus creencias y sentimientos privados, de la misma manera que en sus respuestas manifiestas. Dado que las creencias, sentimientos y orientaciones a la acción con respecto a un objeto, están, por definición, determinadas cuando menos parcialmente por la actitud del individuo hacia el objeto, pueden ser también influidas por otros factores, por ejemplo, por la disponibilidad de la información o por otros valores que mantiene el individuo. Esto significa que una persona que manifiesta una actitud de por sí menospreciativa hacia los negros pudo, no obstante, haber aprendido, y mantener aún como creencia, que no hay diferencia en la composición química de la sangre de negros y blancos; por otra parte, una persona cuya postura hacia los negros no sea de menosprecio puede saber y mantener como creencia que, en los Estados Unidos, el aprovechamiento escolar promedio de los negros es más bajo que el de los blancos. Una persona con una actitud de desdén hacia los negros puede creer, empero, que estos no deben ser privados del derecho de voto, porque considera que este derecho es un componente indispensable de la democracia; una persona cuya actitud hacia los negros no es de descrédito puede oponerse a las leyes que prohíben la discriminación en la venta y alquiler de casas, debido a que dé gran importancia al derecho que asiste al propietario de hacer lo que le parezca con su posesión.

    El grado en que estas otras influencias afectan diferencialmente a los reactivos o afectan solamente a ciertos reactivos ha sido estudiado, examinando la consistencia de las respuestas, eliminando los reactivos que presenten poca concordancia con las puntuaciones totales, o eliminando aquellos cuyas respuestas no caigan dentro de una escala monodimensional.

    Una técnica determinada puede ayudar a reducir o corregir la influencia extraña que proceda de más de una fuente. Por ejemplo, la calificación basada en la discrepancia entre respuestas a reactivos concernientes al objeto actitudinal y a reactivos semejantes acerca de un objeto control, puede proporcionar una corrección de los efectos de otros valores o significados contenidos en los reactivos, así como de las disposiciones de respuesta. Pedir al sujeto que escoja cuál de las dos afirmaciones es más semejante a sus opiniones puede ayudar a eliminar la influencia tanto de la disposición de respuesta como del interés en la aceptabilidad de las respuestas, cuando las opciones proporcionadas son equivalentes en ambos aspectos.

   Una técnica determinada no solo puede servir a más de un propósito; cierto instrumento puede incorporar varias técnicas diseñadas para reducir lá influencia de factores extraños. Por ejemplo, en el Test de Diferencias Sumatorias (Summated Differences Test) de Westie (1953), se presentan al sujeto personas hipotéticas en cuanto a raza (negro o blanco) y ocupación especificadas (ocho ocupaciones, que van desde cavador de zanjas hasta banquero, incluyendo "al hombre promedio") y se le pide que indique, en escalas de cinco puntos, su disposición a aceptar a cada una de estas 18 personas hipotéticas en cada una de 24 relaciones un total de 432 reactivos. Algunos de los reactivos son de tal índole que una respuesta negativa se considera aceptable por la mayoría de las personas (por ejemplo, rehusarse a votar por un operador de máquinas, ya sea blanco o negro, para presidente de los Estados Unidos, no se considerará probablemente como expresión de "prejuicio"); y es así cómo, supuestamente, se consigue eliminar la posible tendencia a dar respuestas uniformemente favorables ya sea por una disposición aquiescente de respuesta o por el deseo de presentar, como desprovisto de prejuicios, una imagen de sí mismo. El gran número de reactivos y el formato del cuestionario hacen extremadamente improbable que el sujeto pueda recordar o verificar su respuesta a un reactivo dado con respecto a un grupo racial cuando está contestando el reactivo semejante con respecto al otro grupo. La calificación con base en la discrepancia entre reactivos paralelos referentes a blancos y negros, tiene en cuenta tanto las disposiciones posibles de respuesta como la influencia de la ocupación y la situación específicas. De esta manera, este instrumento agrega al cuestionario de distancia social básica varias técnicas diseñadas para hacer menos aparente el foco de interés del investigador, facilitar las respuestas que puedan considerarse indeseables, corregir por disposiciones posibles de respuesta y tener en cuenta los otros valores o significados que puedan afectar las respuestas.

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Artículo noviembre 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. XV

TRATAMIENTO MUESTRAS

 

    TRATAMIENTO DE MUESTRAS CONDUCTUALES

   La recolección de muestras es significativa solamente cuando las cosas observadas tienen alguna relación con la variable o concepto respecto al cual deseamos obtener mayor conocimiento. Cuando las muestras reflejan la variable, estamos en condiciones de mejorar nuestra comprensión del fenómeno.

   Sin embargo, una colección de muestras no es más que un montón de cuestionarios, varias tarjetas de programas de entrevista, carretes de cintas de grabación usadas, hojas de registro de polígrafos, etc., y no pasa de ahí sino hasta que se le dé el tratamiento adecuado que permita determinar las dimensiones del conjunto.

 

    La escala de números

   Los matemáticos y estadígrafos nos proporcionan un conocimiento amplio de la escala de números y de la multitud de manipulaciones significativas que pueden realizarse con ella. Es, por supuesto, mucho más eficaz y seguro manipular números que los objetos reales que representan. Pero para alcanzar la óptima eficacia en la manipulación numérica, a la manera de una taquigrafía de la manipulación del objeto, deben existir ciertas relaciones específicas entre la variable en estudio (actitud), las muestras (informes sobre sí mismo, observaciones directas, etc.) y la escala numérica. La escala numérica tiene muchas propiedades esenciales para las operaciones que pueden realizarse con ella, es decir, adición, sustracción, multiplicación y división. Las manipulaciones adecuadas de la escala numérica están determinadas por las propiedades de la escala que son aplicables al concepto que se estudia y a las muestras recogidas. Las propiedades más importantes de la escala numérica son las que se presentan a continuación.

   Cada número es una entidad diferente de cualquier otro número. Esta es la propiedad nominal de la escala numérica. La escala también tiene una propiedad ordinal. Consideramos a 1 más grande que al 0, al 2 más grande que al 1, al 3 mayor que el 2 y así sucesivamente. Los números no son solo ordinales en la escala, sino también equidistantes. La distancia entre 1 y 2 es la misma que existe entre 2 y 3, 3 y 4 o entre cualquier otro par de números contiguos. Esta es la propiedad intervalar de la escala numérica. Tenemos, finalmente, la propiedad de igualdad de razones. El número 4 es el doble de 2; 8 es el doble de 4, 64 es el doble de 32. La frecuencia con que 2 puede sustraerse de 4, 4 de 8 y 32 de 64 es una constante igual a 2. Por consiguiente, la razón es 2. Esta es la propiedad de igualdad de razones que hace posible las operaciones de multiplicación y división. Debe recordarse que la escala de los números posee todas estas propiedades. Para que el investigador pueda aprovecharlas íntegramente en sus operaciones de las muestras, debe asignar los numerales a sus muestras de manera que se conserve la integridad de la escala de los números. Por consiguiente, el investigador necesita determinar si la variable en estudio (actitud) y sus muestras tienen o no todas las propiedades de la escala numérica. Si es así, y esto rara vez sucede, el investigador puede realizar todas las operaciones posibles con la escala numérica e interpretar, de conformidad, la puntuación resultante. Cuando no es posible suponer isomorfismo total entre las propiedades del concepto, las muestras y la escala de los números, tal vez se pueda asumir entre ellos cierto isomorfismo por lo menos en algunas propiedades de la escala. Adviértase que de las cuatro propiedades mencionadas de la escala numérica, la igualdad de razones supone a las otras tres; la propiedad intervalar supone las propiedades ordinal y nominal; y la propiedad ordinal supone a la nominal. El problema entonces es determinar qué propiedades pueden suponerse lícitamente para el concepto en estudio (actitud) y las muestras de conducta recogidas. Las propiedades que pueden sostenerse lícitamente determinan las reglas bajo las cuales pueden asignarse los numerales a las muestras así como las operaciones que pueden realizarse.

    Se supone generalmente que la actitud, como concepto, tiene todas las propiedades de la escala de los números. Primero, porque la actitud se considera como una variable continua, se pueden identificar puntos nominalmente diferentes a lo largo de su continuo. Cuando se considera el continuo como extendiéndose desde el extremo "positivo" al extremo "negativo" con respecto al objeto actitudinal, cualesquiera dos puntos en él, nominalmente distintos, diferirán en cantidad de "positividad" (o "negatividad"). Por tanto, la actitud tiene una propiedad ordinal. En seguida, es posible localizar en el continuo de actitud puntos que sean equidistantes en significado psicológico (positividad o negatividad); consecuentemente, la actitud tiene una propiedad intervalar. Finalmente, los teóricos de las actitudes suponen ordinariamente que es posible localizar puntos que mantengan legalmente la igualdad de razones. Esto es equivalente a decir que el punto A, en la dimensión de la actitud, es dos veces más positivo que el punto B. Dado un isomorfismo entre las propiedades del concepto y las de la escala numérica, cualquier limitación en la aplicación de la escala en la investigación de la actitud debe descansar en las propiedades de la muestra.

    En contraste con el concepto de actitud, no puede decirse, a priori, que las muestras tengan las propiedades de la escala de los números. El que las propiedades de la escala numérica sean adecuadas o no a un conjunto determinado de muestras depende de las condiciones en que fueron recogidas. Sin embargo, hay dos generalizaciones aplicables.

    - Primero, todas las muestras tienen la propiedad nominal y la mayoría tiene la propiedad ordinal

   - Segundo, unas cuantas muestras conocidas tienen la propiedad de igualdad de razones. Por consiguiente, para contestar qué propiedades de la escala de los números son adecuadas para un conjunto dado de muestras se requiere generalmente decidir entre las propiedades ordinales y las intervalares. Cualquiera que sea la decisión con respecto al grado de isomorfismo de las muestras y la escala numérica, los procedimientos (o reglas) para asignar números a las muestras no deben presuponer un isomorfismo más grande del que exista. Por ejemplo, no se deben asignar numerales a las muestras y operar con esos numerales como si tuvieran la propiedad de igualdad de razones, cuando las muestras no son más que ordinales. Si así se hiciera conducidiría a interpretar erróneamente las puntuaciones numéricas. Lo contrario tiene igual importancia. Para extraer los máximos resultados de su información, el investigador debe aprovechar todas las propiedades de la escala numérica que también sean propias de las muestras.

 

    Escalas y fuentes de datos

   La elaboración de escalas de actitudes es una aplicación particular del proceso general de la elaboración de escalas psicológicas que a su vez se propone formular escalas de medición para propiedades abstractas de la experiencia humana. Cualquier procedimiento para elaborar escalas abarca tres grupos de variables. Como Garnér y Creelman afirman en el capítulo 2, "Las tres variables son: los estímulos, un conjunto de objetos que hemos escogido; los sujetos, a quienes se presentan los objetos; y las respuestas que requiere la naturaleza de la situación experimental". El atributo que se va a medir por escala es una propiedad de los sujetos. Para algunos atributos hay una dimensión física correspondiente a los estímulos, como en el caso en que el atributo es una experiencia sensorial de tamaño, brillantez, sonoridad y otras semejantes. Para otros atributos, como las actitudes, no hay contraparte física en el estímulo. Esta diferencia complica el proceso de elaboración de escalas de actitud; pero las dificultades no son insuperables. Una de las principales contribuciones de Thurstone a la medición de actitudes fue la demostración de que los supuestos y técnicas de elaboración de escalas psicofísicos podían aplicarse a la medición de actitudes. Después del trabajo de Thurstone en los años veinte y treinta, ha habido un progreso considerable en el desarrollo de técnicas de elaboración de escalas de actitudes. La mayoría de estos progresos se han basado en muestras de informes conductuales sobre sí mismo. Es por esta razón que se han presentado trabajos sobre técnicas de elaboración de escalas psicofísicas como ejemplos de la cuantificación de muestras de informes acerca de sí mismo.

   Sin embargo, la asociación de las técnicas de elaboración de escalas de las actitudes y las muestras conductuales de informes de sí mismo no es completa. Es posible la aplicación de algunas técnicas de elaboración de escalas de actitudes en muestras de informes que no son sobre sí mismo. Por ejemplo, el análisis de escalograma, de Guttman, puede usarse en varios tipos de muestras, como lo han demostrado Gagé y Shimberg. La razón principal de la amplia aplicación del análisis de escalograma es su característica única que permite ubicar en escalas a sujetos y estímulos al mismo tiempo.

   Sin embargo, varias técnicas de elaboración de escalas, incluyendo las de Thurstone y Likert, no se adaptan fácilmente para usarse con muestras de informes diferentes a los de sí mismo. Requieren que el investigador controle experimentalmente los estímulos y los modos de respuesta. Las situaciones que se presentan a los sujetos que responden a ellas deben contener combinaciones predeterminadas de los estímulos y de posibles respuestas a ellos. Se presentan generalmente como una serie de afirmaciones que describen una diversidad de respuestas potenciales a los estímulos y el sujeto indica su acuerdo o desacuerdo con cada afirmación descriptiva. Es concebible que puedan presentarse a los sujetos pares similares de respuestas potenciales a los estímulos por medios diferentes a las aseveraciones escritas; por ejemplo, podría observarse a un sujeto en una pequeña discusión de grupo donde todos los demás miembros del mismo fueran colaboradores del investigador. Durante el curso de la discusión podría registrarse la reacción del sujeto (su acuerdo o desacuerdo con aseveraciones hechas por los colaboradores, y en las cuales se combinaran los estímulos y las respuestas potenciales). Estas muestras serían susceptibles de tratarse después por los procedimientos estándares de elaboración de escalas de Thurstone o Likert.

   No obstante, es evidente que las escalas de actitud se han desarrollado, en gran parte y conjuntamente, con muestras de informes sobre sí mismo. Los procedimientos de medición empleados de ordinario con muestras diferentes a los informes sobre sí mismo son mucho menos elaborados y menos poderosos. Hay, sin duda, muchas razones que explican esta tendencia en el desarrollo de la medición de actitudes. Webb y Salancik mencionan la popularidad del operacionalismo como una influencia importante. Se relaciona con esto el hecho histórico de que la elaboración de escalas de actitudes fue iniciada por investigadores que estaban adiestrados en la tradición de la medición psicofísica, que depende extremadamente de los informes sobre sí mismo. Las normas y valores de esa tradición de investigación han sido proclamados en los pasados cuarenta años, durante los cuales no han sufrido sino solo pequeños cambios en la orientación. Y tal estado de cosas ha sido fructífero para el campo de la medición de actitudes aunque, ciertamente, esa tradición contenga limitaciones intrínsecas.

   Se han empleado otros tipos de muestras, pero con menos frecuencia que los informes sobre sí mismo. La tradición clínica en psicología ha confiado excesivamente en las reacciones de los sujetos a estímulos estructurados parcialmente. Las muestras de este tipo no tienen por lo común más que la propiedad ordinal y, a menudo, son únicamente nominales. Esto significa, por supuesto, que el tratamiento de estas muestras debe ser relativamente débil en relación con la amplitud total de propiedades de la escala de los números. Las respuestas a tareas objetivas representan un intento por combinar las tradiciones psicofísica y clínica; la contribución potencial de esta fusión ha sido poco explorada. Los trabajos de Hammond y Thistlethwaite señalan lo que se espera de este enfoque.

   La observación directa, como fuente de muestras conductuales, está relacionada con la tradición de observación participante en antropología y sociología. Aquí, nuevamente las propiedades de la escala numérica, que pueden presuponerse, son por lo común muy limitantes. No es exagerado decir que la mayoría de las muestras de observación directa solamente tienen la propiedad nominal, unas cuantas poseen la propiedad ordinal y virtualmente ninguna alcanza el nivel intervalar. Es indudable que las escalas de observaciones que solamente tienen propiedades nominales u ordinales, es sumamente limitante si se presta atención adecuada a las restricciones impuestas por el restringido isomorfismo entre las observaciones y la escala de los números. Las escalas posibles son de niveles nominal y ordinal. Lo que uno espera, a lo sumo, es ordenar a los sujetos, al decir que A es más positivo que B, quien a su vez es mas positivo que C. Es fácil comprender por qué los investigadores formados dentro de una tradición en que se dan por establecidas las propiedades ordinales de la escala no muestran entusiasmo al usar muestras conductuales que generalmente no permiten ir más allá del nivel ordinal en la elaboración de escalas. Es una respuesta comprensible pero no sensata. Primero, las muestras de informes sobre sí mismo, que a veces permiten alcanzar el nivel intervalar al hacer escalas, son falibles. Las escalas para medir actitudes que se basan en muestras de informes sobre sí mismo pueden ser tan poco válidas y engañosas como las basadas en cualquier otro tipo de muestra. Segundo, puesto que la falibilidad de las escalas basadas en muestras de informes de sí mismo puede estar correlacionada con la muestra, es inaplazable desarrollar y aplicar escalas que usen otras muestras conductuales junto cor las escalas de informes sobre sí mismo. Este aspecto ocupa un lugar central dentro de la estrategia de la validez de la evaluación presentada por Campbell y Fiske. La elaboración de escalas de muestras de reacciones fisiológicas representa una tradición que está basada en la fisiología. Aquí, el nivel de medición es generalmente más alto que en otros tipos de muestras. Las escalas de nivel intervalar son comunes y las escalas de nivel de razón no son raras. Entonces, ¿por qué los investigadores no han considerado que este tipo de muestra es una vía ventajosa para el dominio de las actitudes?, Woodmansee y Mueller proporcionan una respuesta clara. En resumen, las muestras de reacción fisiológica tienen frecuentemente una relación dudosa con la actitud. Que hay un componente emocional o sentimental de la actitud es algo reconocido comúnmente por la teoría, de la misma manera que se reconoce la posibilidad de obtener muestras fisiológicas de respuesta emocional. La dificultad estriba en que la mayoría de las muestras fisiológicas solamente reflejan el nivel de activación de la emoción mientras que son incapaces de reflejar la dirección de la emoción, que es lo que interesa al investigador de actitudes. Por tanto, la validez de las medidas de reacción fisiológica es algo sospechosa. En esta introducción se ha dirigido la atención hacia la importancia del isomorfismo entre las muestras conductuales y la escala de tos números. Al hacerlo, se ha limitado la atención a las propiedades manifiestas de las muestras. El lector debe saber que las muestras conductuales tienen propiedades tanto latentes como manifiestas. Como afirman Garner y Creelman, "Las propiedades manifiestas de los datos son, como lo sugiere el término, las evidentes, fácilmente visibles e interpretables. Las propiedades latentes son las que deben extraerse de los datos, inherentes a ellos, pero que no son fácilmente perceptibles." Esta distinción entre propiedades manifiestas y latentes no será profundizada aquí porque se trata con amplitud en el estudio de Garner y Creelman. Sin embargo, los problemas que se plantean tienen igual relación con ambas propiedades. Generalmente, las propiedades latentes se aproximan más a !as propiedades de la escala de los números que las propiedades manifiestas.

 

   Confiabilidad y validez

   Las medidas de las actitudes son significativas exclusivamente cuando reflejan de modo exacto la actitud. La inexactitud o la discrepancia entre la puntuación de actitud observada y la "verdadera" se conoce como error de medida; es decir, la puntuación observada de actitud, X0, es la puntuación verdadera de actitud, Xt, más el error de medida, Xe. Formalmente,

Xo = Xt + Xe (1)

   De (1) se concluye que

Xe = Xo – Xt (2)

   Idealmente, quisiéramos que Xt = Xo para eliminar así el error de medida. Sin embargo, esto rara vez se logra en la práctica. En consecuencia, debemos estar siempre interesados en los efectos del error de medida. Y ya que en la práctica nunca se conoce la puntuación verdadera, Xe, la estimación de la magnitud del error de medida es invariablemente problemática.

   Las consecuencias del error de medida dependen principalmente de que el error esté o no distribuido aleatoriamente alrededor de la puntuación verdadera. Cuando Xe está distribuido aleatoriamente, la suma algebraica de los errores será 0, y, por consiguiente, la media de las puntuaciones observadas, E(Xo), no será afectada por los errores. E(Xo)es una estimación imparcial de E(Xc)no obstante el error de medida; sin embargo, debido a que los errores son aleatorios se infiere que la medición repetida de los mismos individuos producirá diferencias entre los dos conjuntos de puntuaciones. Por tanto, la correlación de un conjunto con el otro producirá una correlación menor que la unidad. La confiabilidad de un instrumento (o procedimiento) de medida se define como su capacidad para producir puntuaciones idénticas al aplicarse repetidamente a los mismos sujetos cuando no cambian las puntuaciones verdaderas de estos. Por tanto, es evidente que la presencia de errores aleatorios de medida afecta adversamente la confiabilidad del procedimiento de medida.

   Cuando el error de medida no es aleatorio, afecta adversamente la validez del procedimiento de medida; es decir, la puntuación observada es influida sistemáticamente por otra variable ante la cual no se pretendió que fuera sensible el procedimiento de medida. En este caso refiriéndonos a (1), podemos escribir:

Xo= Xt + Xr + X8, (3)

donde Xr es el error aleatorio y X8 es el error sistemático. Para que (1) fuera completamente exacta debería escribirse como (3), porque en cualquier situación XP = Xr + X8. Sin embargo, en la teoría clásica de la confiabilidad Xg se supone cero, X8 = 0, eliminándose así dicho término de la ecuación formal. Al reinsertar X8 en (1), la relación entre las puntuaciones verdaderas, las puntuaciones observadas, el error aleatorio y el error sistemático, se reconoce con más facilidad.

   Tanto Xr como X8 pueden ser cero, en cuyo caso Xo = Xc; y el procedimiento de medida sería válido y confiable. X8 puede ser cero mientras Xr > 0, en cuyo caso la medida sería válida pero no confiable. Lo contrario es también posible. Xr puede ser cero mientras X8 > 0. Ahora la medida es perfectamente confiable pero inválida, y no refleja la Puntuación verdadera de actitud que se propone representar. La condición más probable en la práctica es la de Xr > 0 y X8 > 0.

   No hay manera de saber de antemano la magnitud de Xr y XS, lo cual obliga a estimar sus valores a partir de las puntuaciones observadas, Xo. Los problemas y técnicas para estimar la validez y la confiabilidad están más allá del propósito de esta introduccion pero varias de ellas, que son básicas en la medición de actitudes, las estudia Bohrnstedt.

 

    CONCLUSIÓN

   Hay numerosas fuentes potenciales de invalidez y falta de confiabilidad en la medición de actitudes, hecho extensivo a cualquier trabajo de medición. Dichas fuentes varían desde la concepción inadecuada de la actitud hasta la selección inapropiada de las muestras conductuales; y desde los errores en la recolección de muestras, hasta la aplicación errónea del tratamiento numérico. La tesis de esta introducción es que la medición de actitudes debe prestar mayor atención a la recolección y tratamiento de muestras diferentes de los informes sobre sí mismo. La tesis se desarrolló por el interés en mejorar la validez y confiabilidad de los procedimientos de medición de actitudes, particularmente la validez.

    Según Campbell y Fiske; "la validación es típicamente convergente, confirmación hecha mediante procedimientos independientes de medida. Para la justificación de medidas de rasgos nuevos, para la validación de interpretaciones de test o para el establecimiento de validez de construcción, se requiere tanto validación discriminante como validación convergente. Cada test o tarea que se emplea con propósitos de medición es una unidad de rasgo-método, unión de un contenido particular de rasgo con procedimientos de medida no específicos de ese contenido. Para examinar la validez discriminante y para estimar las contribuciones relativas de la varianza de rasgo y de método, debe emplearse más de un rasgo, y de la misma manera, más de un método en el proceso de validación".

   La aplicación de esta lógica en la medición de actitudes es directa, sencilla y obligatoria. No obstante, la evidencia de su empleo es muy escasa. El trabajo de Tittle y Hill se aparta de lo común al examinar la validez convergente de varias medidas independientes, de una sola actitud. Pero lo que se necesita es la aplicación de la estrategia completa de multirrasgo-multimétodo. Y, al aplicarla, los tipos de muestras conductuales (observación directa, información sobre sí mismo, etc.), así como las técnicas para tratar esas muestras, deben interpretarse como métodos. Al parecer, los únicos esfuerzos sistemáticos en esta dirección son los realizados por Cook y sus colaboradores (1968).

    En concordancia con la necesidad de emplear tipos de muestras conductuales como método, está la necesidad de interpretar los componentes de actitud (creencias, sentimientos, tendencias a la acción) como rasgos. La teoría de las actitudes sostiene que los componentes son distintos pero que tienden a ser consistentes. La validez de esta aseveración teórica puede examinarse significativamente como un problema de validación convergente discriminante.

   Las limitaciones asociadas con muestras diferentes a las obtenidas con los procedimientos de información de uno mismo pueden reducirse cuando no eliminarse, que la confianza en las muestras de informes sobre sí mismo es incompatible con los cánones de la ciencia; y que el paradigma de multirrasgo-multimétodo ofrece una técnica de investigación que permite la evaluación del grado en que las actitudes y sus componentes, los procedimientos para recoger muestras y las técnicas, para el tratamiento de las muestras alcanzan la validez convergente y discriminante.

BIBLIOGRAFIA

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Artículo octubre 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. XIV

MEDICIÓN  DE ACTITUDES

    GENERALIDADES

   Las actitudes se han estudiado casi invariablemente a través de informes personales, es decir, informes acerca de sí mismo, relativos a creencias, sentimientos y tendencias. Pretender que esta clase de informes sea, virtualmente, la única ventana abierta al mundo psicológico del individuo da lugar a resultados inciertos y desafortunados; sin embargo, no se pone en duda la legitimidad de esta fuente de información, toda vez que una manera de saber lo que una persona piensa acerca de determinado asunto o acontecimiento es preguntárselo; pero, no es esta la única manera. Cuando alguien contesta a una pregunta directa sobre sus sentimientos o creencias, puede informarnos con exactitud o sin ella, lo cual no encierra ninguna acusación en contra de las personas que responden a nuestras preguntas, pues, después de todo, hay razones conscientes e inconscientes para que los reportes acerca de sí mismo no sean del todo verídicos.

   Tal acusación podría dirigirse, en cambio, a los investigadores que, a sabiendas de que los datos extraídos de estos informes son falibles, continúan empleándolos en forma exclusiva, sin hacer casi ningún esfuerzo por determinar cuánta distorsión contienen. No es una novedad que siempre haya cierta discrepancia entre el valor "verdadero" de lo que el científico desea medir y la información que le proporciona su instrumento de medición. Por tanto, no se alude a que los investigadores recurran a fuentes de información falibles ya que todas lo son. En lo que se insiste es en el fracaso de las medidas tomadas para verificar a satisfacción los procedimientos que se siguen con el fin de obtener la información mencionada, hecho este que sí es motivo de aprensión. El problema no es, por otra parte privativo de un grupo de investigadores de actitudes ni de una sola disciplina de las ciencias sociales. La investigación de actitudes se realiza en la totalidad de estas ciencias y la restricción propia de los informes acerca de sí mismo parece molestar por igual a todos los investigadores. La concentración unilateral, inherente a los datos procedentes de informes de sí mismo, es un obstáculo para comprender mejor las actitudes y su relación con la conducta, problema de extrema gravedad

   Medir es, de acuerdo con cierto conjunto de reglas, asignar números a observaciones. Y cualquiera que sea el fenómeno que se observe, esta afirmación sigue siendo cierta. Si el fenómeno es la actitud, el proceso de medir se hace más complejo porque las actitudes no pueden observarse directamente, sino que necesitan inferirse de la conducta. Hay, por supuesto, muchas otras variables familiares al psicólogo social que son inaccesibles a la observación directa; inteligencia, rasgos de personalidad, valores y motivos, son solo unas cuantas de esas variables que tienen igual cualidad.

    Cuando se miden fenómenos inaccesibles a la observación directa, es útil concebir el proceso de medición como compuesto por tres subprocesos:

    a) identificación de las muestras conductuales que se aceptan como bases para hacer inferencias acerca del concepto subyacente;

    b) recolección de las muestras conductuales y

    c) tratamiento de las muestras conductuales para convertirlas en una variable cuantitativa. Es instructivo separar analíticamente estos subprocesos, pero debe recordarse que en el trabajo están entrelazados intrincadamente. Por consiguiente, las decisiones acerca de lo que es aceptable como base para hacer inferencias pueden excluir algunos métodos de recolección de muestras, así como restringir la manera como pueden tratarse dichas muestras. Una decisión concerniente a un aspecto del problema afectará entonces, automáticamente, los grados de libertad de los otros dos.

    MUESTRAS CONDUCTUALES ACEPTABLES

    Lo que es admisible como base de inferencia inevitablemente depende de lo que son las actitudes. A través de los años se han propuesto muchas definiciones, Cook y Selltiz (1964) prefieren "considerar las actitudes como una disposición fundamental que interviene junto con otras influencias en la determinación de una diversidad de conductas hacia un objeto o clase de objetos, las cuales incluyen declaraciones de creencias y sentimientos acerca del objeto y acciones de aproximación-evitación con respecto a él". Kidder y Campbell sostienen que "una multitud de términos aparentemente no relacionados como pulsión adquirida, creencia, reflejo condicionado, fijación, juicio, estereotipia, valencia, sólo para mencionar algunos son sinónimos funcionales del concepto de actitud. Todos describen residuos de experiencias pasadas que constituyen el material del que están hechas las actitudes. Son los procesos fundamentales o las manifestaciones conductuales de procesos fundamentales, que son productos del aprendizaje. Con cierta ambivalencia, Ross define las actitudes como "las estructuras mentales que organizan y evalúan la información". En una declaración que fue publicada originalmente en 1928, Thurstone dice: "El concepto de actitud se usará aquí para denotar la suma total de inclinaciones y sentimientos humanos, prejuicios o distorsiones, nociones preconcebidas, ideas, temores y convicciones acerca de un asunto determinado. Aunque estos ejemplos no deben considerarse como una muestra representativa de las definiciones de actitud, en cambio indican la diversidad que presentaría una muestra verdaderamente tal.

   A pesar de las muchas interpretaciones del significado de actitud hay varias áreas que muestran un acuerdo esencial. Primero, existe el consenso general de que una actitud es una predisposición a responder a un objeto, y no la conducta efectiva hacia él. La disposición a conducirse es una dé las cualidades características de la actitud.

    Una segunda área de acuerdo esencial es que la actitud, es persistente lo cual no significa que sea inmutable. Los numerosos estudios sobre las actitudes indica claramente que, aunque susceptibles de cambio, la alteración de las actitudes, particularmente de las que se mantienen vigorosamente, requiere fuerte presión. Consecuentemente, la persistencia de las actitudes contribuye notablemente a la consistencia de la conducta, que viene a constituir el tercer aspecto de concordancia.

   La actitud produce consistencia en las manifestaciones conductuales. La actitud, como variable latente, da origen a la consistencia entre sus diferentes manifestaciones, que pueden tomar la forma; ya de verbalizaciones hacia el objeto, expresiones de sentimiento acerca del objeto, ya de aproximación o evitación del objeto. Este aspecto de la actitud fue expresado por Campbell cuando escribió: "Una actitud social del individuo es un síndrome de consistencia de respuestas hacia objetos sociales".

   Cuarto y último, la actitud tiene una cualidad direccional. Esto no implica solamente la formación de rutinas de conducta en la forma de consistencia en las manifestaciones, sino que posee una característica motivacional. Hay un acuerdo general de que la actitud connota preferencia con respecto a resultados que implican al objeto, que a evaluaciones del mismo o a impresiones positivas neutrales o negativas provocadas por aquél. Esta faceta de la actitud como concepto ha sido señalada desde las primeras discusiones y se ha sostenido que el concepto de actitud debe limitarse o restringirse a esta dimensión. Ya sea que uno apoye únicamente la restricción del concepto a la dimensión afectiva, o que mantenga una concepción multifacética de la actitud, tiene que reconocer que el afecto es una dimensión importante de la actitud.

   Quizá actualmente la concepción más popular de la actitud es la formulada por Katz y Stotland (1959) y por Krech y colaboradores (1962). Según su punto de vista una actitud consiste en tres componentes:

    a) cognoscitivo;

    b) emocional y tendencia a la acción.

    En el componente cognoscitivo se incluyen las creencias que se tienen acerca de un objeto. El numero de elementos de este componente varía de una persona a otra. Un individuo puede creer que muchas cosas acerca de un objeto son verdaderas, por ejemplo, sobre su madre (o su padre), y saber muy poco acerca de otro objeto, por ejemplo su profesor de sociología. Evidentemente hay objetos acerca de los que no sabe nada. Debe observarse también que algunos objetos son más complejos que otros y, por consiguiente, pueden generar mayor información. Mientras que todas las creencias que tenga una persona acerca de un objeto se incluyen en el componente cognoscitivo, las creencias evaluativas son las más importantes para la actitud como concepto de disposición. Estas últimas abarcan las creencias acerca de las cualidades deseables o indeseables, aceptables o inaceptables, y buenas o malas. De acuerdo con Krech y colaboradores (1962), las creencias acerca de cómo se debe tratar al objeto son también aspectos del componente cognoscitivo. Hay, por lo tanto, una comprensión muy profunda del orden normativo de la sociedad en el componente cognoscitivo de la actitud.

   El emocional es conocido a veces como el componente sentimental y se refiere a las emociones o sentimientos ligados con el objeto de la actitud. Los adjetivos bipolares usados frecuentemente al estudiar los elementos de este componente son amor-odio, gusto-disgusto, admiración-desprecio y otros que denotan sentimientos de tipo favorable o desfavorable. Es importante señalar que cuando un individuo verbaliza estos sentimientos resulta que estos son algo más que meros sentimientos o emociones. También son cogniciones; pero son significativamente diferentes de las del componente cognoscitivo. Las cogniciones de sentimientos y emociones no se refieren al objeto sino a quien conoce, al individuo que está respondiendo al objeto. Vale la pena advertir esto porque en la mayoría de las investigaciones que tratan de las actitudes se le pide al sujeto que indique de alguna manera sus creencias y también sus sentimientos acerca del objeto; es decir, se le pide que revele sus cogniciones del objeto y de él mismo. Las verbalizaciones de estas dos categorías de cogniciones se correlacionan después para determinar las formas de consistencia. Se puede llamar a éstas, correlaciones de cognición a cognición. Las correlaciones de este tipo son particularmente vulnerables a cosas que no vienen al caso, como la necesidad de ser consistente que tiene el individuo, su introyección del orden normativo percibido o su deseo de ayudar o de poner obstáculos al investigador. Reconocer la intrusión de estos elementos extraños es importante para establecer bases admisibles de inferencias, así como para seleccionar formas de recolección de muestras conductuales.

   Desde el punto de vista de la medición, es mejor que puedan identificarse y usarse muestras conductuales diferentes de la verbalización de sentimientos y emociones. La relación de los sentimientos y emociones con procesos fisiológicos ofrece la posibilidad de una muestra conductua! más aceptable sobre la cual se basen las inferencias concernientes al componente emocional de la actitud.

   El componente de tendencia a la acción incorpora la disposición conductual del individuo a responder al objeto. Se acepta generalmente que hay un lazo entre los componentes cognoscitivos particularmente las creencias evaluativas y la disposición a responder al objeto. Además, existe la noción general de que las creencias evaluativas y la dirección de la disposición de respuesta tienden a ser compatibles. Así, si un individuo cree que el partido demócrata (o republicano) es un buen partido, que posee buenas metas y prácticas, probablemente esté dispuesto a responder en forma valiosa y favorable al citado partido.

   Además del lazo entre los componentes cognoscitivos y los de tendencia a la acción, hay otro lazo entre los componentes emocional y de tendencia a la acción. Hay un segundo lazo que se supone está mediado por la relación fisiológica de los estados emocionales del organismo y la disposición a responder. Quizá pueda ilustrarse mejor consultando la investigación sobre la conducta de tensión (stress). Funkenstein (1957) encontró que los sujetos que reaccionan a situaciones de tensión con conducta abiertamente agresiva tenían una cantidad superior a la normal de norepinefrina en la sangre. La norepinefrina, enzima segregada por la glándula adrenal, está relacionada directamente con emociones como el enojo y el miedo. Esta relación de secuencia de objeto-estado emocional-reacción corporal fue estudiada primero por Simmons y Wolff (1954). Mientras que el trabajo de estos investigadores se reconoce generalmente como una explicación plausible de la relación entre emoción y disposición a responder, los aspectos oscuros necesitan aún mayor esclarecimiento.

   La conceptualización de la actitud, formulada por Katz y Stotland, parece incorporar las principales áreas de acuerdo entre la gran diversidad de definiciones de actitud. Uno de los aspectos desafortunados del desarrollo de la teoría de las actitudes y su medición es que cada teoría se ha desarrollado en forma más o menos independiente de la otra. Esta conceptualización de la actitud permite una influencia más estrecha entre la teoría de la actitud y su medición.

   Lo que se requiere como base de inferencia con respecto a la actitud son muestras de conducta que revelen las creencias, sentimientos y tendencias a la acción, propias del individuo, con relación al objeto en cuestión. Postulando tres componentes principales de la actitud y logrando consistencia entre ellos, una proposición básica de la teoría dirige la atención hacia los tipos de conducta que pueden servir como bases legítimas de inferencia. Esto sugiere también una estrategia que ha sido despreciada sin más en la investigación de actitudes. Cualquier expresión conductual que refleje o manifieste las cogniciones del individuo, particularmente sus creencias evaluativas con respecto a un objeto puede servir como base de inferencia. De manera análoga, cualquier expresión conductual que manifieste una emoción, ya sea en forma verbal o fisiológica, puede ser importante para hacer inferencias. Las manifestaciones conductuales que revelan la disposición del individuo a actuar hacia un objeto, ya sea positiva o negativamente, pueden usarse como bases provisionales de inferencia con respecto a la actitud. No se ha desarrollado una tipología sistemática de las bases de inferencia que se fundamente directamente en la conceptualización de la actitud de Katz y Stotland.

   En ausencia de esa tipología sistemática, el trabajo de Cook y Selltiz es un esquema útil para ordenar las bases aceptables de inferencia. Aunque no depende de las proposiciones de Katz y Stotland, su clasificación se deriva de una definición de actitud que es totalmente compatible con ella. Como se indicó anteriormente, Cook y Selltiz consideran que la actitud es una disposición fundamental que interviene en la determinación de las creencias, sentimientos y acciones de aproximación-evitación del individuo con respecto a un objeto.

    A partir de esa concepción de la actitud, identifican cinco bases de inferencia:

    a) informes de uno mismo sobre creencias, sentimientos y conductas;

    b) observación de conducta manifiesta;

    c) reacción a estímulos parcialmente estructurados o interpretación de ellos, cuando implican al objeto de la actitud;

    d) realización de tareas "objetivas" en que intervenga el objeto de la actitud; y

    e) reacciones fisiológicas al objeto de la actitud o a representaciones de él.

    Hay una doble ventaja en la identificación que hacen de las bases de inferencia. Por una parte, proporcionan un medio para organizar la multitud de métodos de recolección de muestras conductuales y las técnicas para tratar esas muestras. El ordenamiento de la colección de muestras y de los procedimientos de tratamiento conducen a otra ventaja importante. Se dirige la atención a las debilidades de los procedimientos existentes y se sugiere una reformulación de la estrategia de investigación que, en caso de hacerse, podría conducir a adelantos importantes en nuestra comprensión de la actitud.

   Históricamente, la medición de la actitud ha confiado casi exclusivamente en el uso de informes sobre sí mismo acerca de creencias, sentimientos y conductas del individuo hacia un objeto de actitud. Esta unilateralidad metodológica es incompatible con la concepción de la actitud. Hace caso omiso de las múltiples características de las manifestaciones de las actitudes de un individuo en su conducta. Además, tratar de medir las actitudes a partir de una única base de inferencia sacrifica la oportunidad de examinar el postulado teórico de consistencia entre las diferentes manifestaciones conductuales de la actitud como concepto fundamental o variable latente. Cook y Selltiz fueron tal vez los primeros en sostener con amplitud la necesidad de una estrategia de investigación que haga uso de varias bases de inferencia.

   Hay, sin embargo, otro hecho puramente metodológico en favor del enfoque de "indicadores múltiples" en la medición de actitudes. Cualquier método o instrumento de medición corre el riesgo de contener elementos extraños específicos del método. Idealmente, uno desearía tener un instrumento o método que mida la variable en cuestión y que no sea afectado por la presencia de otras variables, es decir, un instrumento absolutamente exacto. No obstante, es evidente que las "lecturas" que se hacen mediante cualquier instrumento o método son falibles. Parte de la lectura que se obtiene resulta de la sensibilidad del instrumento a factores extraños, a variables diferentes a la que uno esté midiendo. Parte de la sensibilidad a factores extraños puede ser peculiar del instrumento que se esté usando. Cualquier otro instrumento que usemos también puede tener sus sensibilidades idiosincráticas. Pero al usar más de un instrumento, cada uno con sus propias peculiaridades, podemos conseguir una convergencia de información que se supone es resultado de la variable que estamos tratando de medir. Esto es lo que Campbell y Fiske, llaman validación convergente, esto es, una confirmación por diferentes procedimientos de medición.

    La lógica de este argumento puede extenderse más allá del problema de los instrumentos y de los métodos de medición a las bases de inferencia en la investigación de actitud, que requiere un enfoque que permita la confirmación de inferencias relativas a las actitudes a partir de diferentes tipos de muestras conductuales. Los reportes acerca de sí mismo no son sino uno de esos tipos de muestras conductuales. Los otros, mencionados poco antes, necesitan usarse junto con los informes sobre sí mismo para permitir a los investigadores el examen de la validación convergente de las indiferencias. Este aspecto fue desarrollado ampliamente por Webb y Salancik quienes sostienen que: "Nuestro conocimiento de las actitudes se centra en la información recogida por un solo método en situaciones restringidas, es decir, informes verbales de sí mismo obtenidos en el laboratorio. Metodológicamente esto es lamentable". Al reunir una teoría de las actitudes como la de Katz y Stotland con las bases de inferencia descritas por Cook y Selltiz, y al adoptar el enfoque metodológico de validación sugerido por Campbell y Fiske, obtenemos una estrategia de investigación nueva para medir las actitudes con mayor eficiencia.

    RECOLECCION DE MUESTRAS

   El proceso de recolección está relacionado inextricablemente con la muestra. En tanto que algunos procedimientos de recolección se pueden usar con más de una muestra (o tipo de muestra), otros se aplican a un solo tipo. Se ha sugerido que la tipología de las bases de inferencia, de Cook y Selltiz, es útil para ordenar los procedimientos de la colección de muestras. Por consiguiente, para mostrar su utilidad, estudiaremos los procedimientos de recolección de muestras dentro de este esquema.

    Informes acerca de sí mismo

   El procedimiento para recoger muestras de informes acerca de uno mismo se explica claramente por su propio nombre: el investigador enfrenta directamente al individuo y le pregunta que siente con respecto a una persona, cosa o suceso particular, o que piensa acerca de tal persona o qué está dispuesto a hacer por ella.

   Sin embargo, las cosas no son así de sencillas, pues hay varias formas en las que el investigador puede abordar al sujeto.

   Las dimensiones primarias que separan los diferentes procedimientos para obtener muestras de informes acerca de sí mismo son dos:

    a) método de aplicación (colectivo en contraste con individual) y

     b) método de descripción (sujeto en contraste con investigador) (Summers y Hammonds, 1969).

    Al calcular todas las posibles permutaciones de estas dos dimensiones se obtienen cuatro procedimientos de recolección de muestras:

   1. aplicación colectiva, descripción del sujeto;

   2. aplicación en grupo, descripción del investigador;

    3. aplicación individual, descripción del sujeto;

   4. aplicación individual, descripción del investigador.

   El procedimiento de aplicación colectiva y descripción del sujeto es acaso, por razones obvias el más popular. El investigador que pueda reunir una gran cantidad de sujetos voluntarios o de observación y distribuir un cuestionario para que lo completen en forma privada, ahorra mucho tiempo y esfuerzo. Este procedimiento es conveniente y útil cuando se tienen en cuenta sus limitaciones.

   En general, no es fácil reunir un grupo que represente una muestra de probabilidad de una población en la que el investigador desee generalizar sus hallazgos. Una muestra adecuada de banqueros de todos los Estados Unidos sería difícil de reunir. Hay, por supuesto, varios grupos de sujetos "de observación" fácilmente asequibles a los investigadores, especialmente a los investigadores con asignaciones académicas. Las universidades y escuelas secundarias contienen grupos de sujetos que se presten al trabajo del investigador. El sesgo de la muestra es evidente en tales grupos, a no ser que el propósito del investigador sea estudiar las actitudes de los estudiantes.

   Además del problema de obtener un grupo representativo, hay limitaciones que provienen de la descripción del sujeto que contesta el cuestionario. Cuando malinterpreta una pregunta, omite inadvertidamente una cuestión o de alguna manera distorsiona su respuesta, probablemente el investigador no descubrirá el error o la omisión sino hasta que empiece el análisis de las muestras. Entonces quizá sea ya demasiado tarde para introducir correcciones en forma sencilla y fácil y las más de las veces será imposible hacerlo. No obstante esas limitaciones, el cuestionario de administración colectiva y descripción del sujeto se usa ampliamente para recoger muestras de informes de sí mismo.

   El cuestionario de administración colectiva y descripción del investigador es una posibilidad lógica, pero es, virtualmente, imposible de llevar a la práctica. Preguntar simultáneamente a varias personas y registrar de modo individual sus respuestas sería evidentemente un trabajo de futilidad caótica. Sin embargo, este procedimiento puede emplearse cuando las respuestas de los sujetos no necesitan registrarse como respuestas individuales. Es concebible que un investigador se interese en las creencias, sentimientos o tendencias a la acción, colectivos, de una serie de pequeños grupos de individuos como directores escolares, concejales de la ciudad, familias y otros semejantes. En tales casos, la muestra conductual sería un dato colectivo y no un dato individual. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones de la actitud se ocupa de las actitudes individuales y no de las colectivas; por esa razón, el procedimiento de administración colectiva y descripción del investigador se usa rara vez.

   En cambio el procedimiento de aplicación individual y descripción del investigador se usa ampliamente. La entrevista estándar en la investigación de encuesta, donde el investigador (o su representante) se encuentra cara a cara con el sujeto, le hace preguntas y registra sus respuestas, es una adaptación muy común de este procedimiento. La entrevista telefónica, que es semejante a la entrevista estándar excepto en que el sujeto y el investigador no se ven uno a otro, es otra adaptación de este procedimiento y también de uso corriente. Tanto la entrevista estándar como la telefónica son útiles cuando se van a recoger muestras conductuales de un grupo de sujetos muy dispersos. Ambas técnicas emplean, evidentemente, mucho tiempo, requieren un grupo grande de ayudantes de investigación y, por consiguiente, por lo común son onerosas. También es difícil asegurar la estandarización del interrogatorio, ya que intervienen diferentes entrevistadores que probablemente no tienen las mismas cualidades fonéticas al hacer las preguntas. Además, los sujetos están más dispuestos a responder preguntas de su propio interés, con lo que dificultan aún más la estandarización de las entrevistas. Es sabido también que las características de los entrevistadores, como sexo, edad, raza o modo de vestir, pueden afectar las creencias, sentimientos y tendencias a la acción sobre las que informe el sujeto (Summers y Hammonds, 1966). Independientemente de las limitaciones de los procedimientos de aplicación individual y descripción del investigador, este no puede hacer otra cosa que usarlos cuando se requieren muestras de informes sobre sí mismo, de sujetos que no son fáciles de congregar.

    Hay otro procedimiento de informe acerca de sí mismo que se emplea a veces cuando los sujetos están muy dispersos geográficamente, o cuando consideraciones presupuestales limitan el uso de entrevistadores o cuando suceden ambas cosas. Este procedimiento consiste en enviar por correo el cuestionario, que se aplica individualmente y es contestado por el sujeto. Sus limitaciones son enormes y virtualmente imposibles de superar. Por ejemplo, grandes proporciones de los cuestionarios enviados por lo común nunca son devueltos, hecho que afecta negativamente la representatividad del grupo en que se recogen las muestras conductuales. Además, una vez que el cuestionario está en manos del sujeto, el investigador no puede estar seguro de que las muestras conductuales recogidas sean efectivamente las del sujeto deseado o supuesto: el esposo del sujeto, otros miembros de la familia o amigos pueden "ayudar" a estructurar el informe personal del sujeto. Finalmente, el investigador no puede ayudar a que el sujeto interprete determinada pregunta. Aunque en la investigación de actitudes el uso de los cuestionarios enviados por correo parece haber declinado, en otro tiempo se emplearon profusamente y aún se emplean en ciertos tipos de investigación como los que tratan sobre prácticas de negocios, procedimientos de personal, tendencias de los miembros de asociaciones, o tendencias de los cursos ofrecidos en la educación superior, para los que se requiere consultar los registros de las instituciones antes de poder contestar las preguntas.

   Como ya se ha indicado, el uso de informes sobre sí mismo como muestra conductual es, sin lugar a dudas, el enfoque dominante en el estudio de las actitudes. No solo es desafortunado el excesivo hincapié que se hace en esta clase de informes desde el punto de vista teórico; también es un error debido a la falibilidad de los procedimientos empleados para obtenerlos. Aunque los procedimientos para recoger otros tipos de muestras también son falibles, su empleo, aunado a los informes sobre sí mismo, puede conducir a un entendimiento más sólido de las actitudes, que supuestamente fundamentan todos los tipos de muestras conductuales.

   Observación de la conducta manifiesta

   Hacer observaciones directas de las respuestas manifiestas de los sujetos al objeto de la actitud pudiera parecer, a primera vista, el enfoque más deseable para reunir muestras conductuales. Después de todo, (a meta final del investigador de las actitudes es entender y predecir mejor la conducta manifiesta. El grado de correspondencia entre la actitud y la conducta, en el nivel teórico, o entre las actitudes de las que uno mismo informa y la conducta manifiesta, en el nivel de medición, ha sido un tema importante en la historia de la investigación de actitudes. Estudios importantes sobre este punto son los de la Piere (1934), Saenger y Gilbert (1950), Kutner, Wilkins y Yarrow (1952), DeFieur y Westie (1958), Linn (1965) y Tittle y Hill (1967). Su conclusión general es que las actitudes expresadas verbalmente o informadas por uno mismo no corresponden perfectamente a la conducta manifiesta hacia el objeto de la actitud. En efecto, en algunos estudios como el de LaPiere, la correspondencia es pequeña. La conclusión general es que la observación directa de la conducta manifiesta hacia el objeto de la actitud no contiene menos elementos extraños que otros procedimientos de recolección de muestras. Tales elementos extraños proceden de varias fuentes. Primero, la presencia física del objeto estímulo pueden suprimir las creencias, sentimientos y tendencias a la acción mantenidas en forma privada (Summers y Hammonds, 1966). Por ejemplo, los empleados que aborrecen a su supervisor, probablemente no dirán nada en su presencia. Además, en una situación conductual hay más de un objeto hacia el que se orienta la investigación de la actitud. La conducta manifiesta del individuo en una situación determinada es consecuencia del campo total de fuerzas que inciden sobre él; no está limitada a las influencias que provienen de la actitud en estudio. Entonces, el valor de la observación directa proviene de su contribución al proceso de validación convergente, no de su superioridad intrínseca como procedimiento para recoger muestras conductuales.

   Hay varias formas de observación directa. Estas varían con la naturaleza de la situación que se observa y con el momento de la observación. A veces es posible observar las reacciones de la persona al objeto de la actitud en situaciones de la vida real sin que aquélla se dé cuenta de que su conducta es observada y registrada. Cuando existe esta situación la observación no es reactiva. La observación por si misma no influye en la conducta del individuo que se observa. Los estudios realizados por Kutner, Wilkins y Yarrow; Campbell, Kruskal y Wallace; y Gage y Shimberg tienen todos esa cualidad. Webb y colaboradores (1966) han descrito un gran número de intentos ingeniosos e imaginativos para desarrollar medidas no reactivas de las actitudes, así como otros fenómenos. Muchos, si no es que la mayoría de los intentos de medición no reactiva, incluyen la observación discreta de la conducta individual en situaciones de la vida real. Pero sería erróneo concluir que todos los intentos para observar de manera discreta y no reactiva la conducta manifiesta se han concentrado en situaciones de la vida real. Las observaciones directas pueden hacerse también en situaciones planeadas. Sin embargo, al recoger muestras conductuales de situaciones planeadas es esencial que las personas observadas crean que sus acciones tendrán consecuencias reales. El estudio de Linn es un buen ejemplo de esfuerzo encaminado a inventar una situación en la que puedan observarse directamente las conductas de los sujetos. El aspecto del estudio de Kutner, Wilkins y Yarrow, que incluye hacer reservaciones por teléfono y también por correo, es un buen ejemplo de situación inventada y que al parecer fue aceptada como "real" por los sujetos. Ya sea que la situación de la observación sea inventada por el investigador o solamente aprovechada por él, el elemento importante es que los sujetos la acepten como un hecho, y en tal virtud afronten las consecuencias de sus acciones.

    Las observaciones directas de la conducta manifiesta no necesitan ser concurrentes con éstá. Algunas veces esa conducta deja una huella que puede examinarse después. Los documentos personales como diarios, cartas a los íntimos o biografías pueden ser residuos importantes y valiosos de conducta manifiesta pasada. Thomas y Znaniecki (1919-1920) están entre los primeros que efectuaron intentos serios para medir las actitudes confiando grandemente en documentos personales para determinar las actitudes y valores de los inmigrantes campesinos polacos en los Estados Unidos. El estudio de Gage y Shimberg que mide el afán de progreso de los senadores demuestra que los documentos públicos, como residuos de conducta manifiesta, son útiles para realizar inferencias. El investigador debe recordar que en la observación de huellas y residuos de conducta manifiesta, como en toda observación directa, hay la posibilidad de que la conducta sea afectada por influencias diferentes de la actitud en cuestión. Existe también la limitación potencial de que no se registren aspectos importantes de la conducta manifiesta y que el desconocimiento de la omisión conduzca al investigador a inferencias equivocadas. Al mismo tiempo, cuando se usan huellas y residuos, el investigador tiene poca libertad para controlar los elementos de conducta manifiesta que hayan sido seleccionados como muestras conductuales. Existe la limitación final de que la mayor parte de la conducta manifiesta sencillamente no deja huellas o residuos en absoluto.

    Las respuestas de conducta manifiesta al objeto de actitud son muestras conductuales muy deseables en la investigación de actitudes, pese a las limitaciones características de la observación directa. Aunque algunos investigadores han supuesto, al parecer, que la observación directa es una indicación más confiable y válida de la actitud del sujeto, su interpretación es de dudoso valor. Es probablemente mejor considerar la observación directa como un procedimiento de recolección que puede contribuir a la validación convergente de la medición de actitudes, a lo que se suma la ventaja de ser menos susceptible a las acomodaciones reactivas. Por consiguiente, la necesidad de mayor número de ma­neras de recoger muestras conductuales por observación directa es importante en la investigación de actitudes y desafía en alto grado la imaginación y capacidades creativas del investigador.

    Reacción a estímulos estructurados parcialmente

    Las causas de cualquier muestra de conducta se encuentran en la estructura psicológica de la persona, en su medio o en ambos. Por lo común, la conducta de la persona es producto tanto de su medio como de su estructura psicológica. En la investigación de actitudes nos interesa la contribución de la actitud (una cualidad de la persona) a su conducta. Una técnica para esclarecer esa contribución es limitar, hasta donde sea posible, la contribución de otras influencias. Puede hacerse reduciendo al mínimo la estructura del medio, lo que a su vez restringe la utilidad de este para la persona como sistema de señales de conducta. Cuando se logra esto, podemos suponer razonablemente que la conducta manifiesta es producto de los atributos psicológicos de la persona. Esta es la base lógica de muchas técnicas proyectivas empleadas en la investigación psicológica y en la psicología clínica. La extensión de esta lógica a la medición de actitudes es sencilla y evidente. Cuando se incluye al objeto dentro de un campo de estímulo muy inestructurado, la respuesta de la persona al objeto tiene que estar determinada en gran parte, si no totalmente, por la propia persona.

    Generalmente, las técnicas para recoger muestras conductuales que son reacciones a estímulos estructurados parcialmente, y que comprometen al objeto de actitud o a su representación simbólica, son similares a las técnicas de informe sobre sí mismo. Hay, sin embargo, diferencias importantes. La primera y más importante característica es la intención encubierta. Es a esto a lo que Kidder y Campbell llaman método indirecto del test. El sujeto tiene presentes, mientras contesta, categorías y dimensiones diferentes a las que el investigador emplea para interpretar la conducta del sujeto. Por ejemplo, en la investigación de Kuethe se permitió que los sujetos colocaran como quisieran figuras de objetos, hechas de fieltro, en otro fondo de fieltro. Las colocaciones de los objetos fueron registradas e interpretadas en términos de los tipos de esquemas sociales que revelaron. El contenido del conjunto de objetos que se empleó se tuvo en cuenta para determinar su efecto sobre los esquemas sociales empleados por el sujeto. Una de las técnicas indirectas más mencionadas para medir las actitudes de adultos es la desarrollada por Proshansky. Tomándolas de revistas y periódicos, seleccionó un conjunto de fotografías de situaciones ambiguas de trabajo y las entremezcló con un conjunto estándar de tarjetas del test de Apercepción Temática de Murray. Las mostró después a los sujetos y les concedió unos cuantos minutos para que escribieran breves descripciones de lo que estaba sucediendo en cada escena. Proshansky encontró que las actitudes de gerentes de empresa medidas de esta manera se correlacionaban estrechamente (0.77 y 0.67) con las medidas de los informes sobre sí mismo de las mismas actitudes.

    Una segunda característica de las técnicas de este tipo es que se hace creer al sujeto que no hay respuestas correctas o incorrectas, pues cualquier respuesta es aceptable. En efecto, por lo común se alienta al sujeto a ser tan idiosincrático y descriptivo de sí mismo como lo desee. En la tipología de las técnicas elaborada por Kidder y Campbell, las que tienen esta característica se llaman voluntarias. "En el test voluntario se da a entender al sujeto que cualquier respuesta es aceptable y que no hay criterio externo de corrección para evaluar las respuestas."

    Una tercera característica que de ordinario coloca a este enfoque dentro de una colección de muestras diferente a las técnicas de informe sobre sí mismo, es el formato de terminación abierta o respuesta libre para responder a estímulos estructurados parcialmente. El sujeto debe elaborar su respuesta a la situación estímulo sin ayuda del investigador. Esto es cierto en las técnicas de Kuethe y Proshansky mencionadas anteriormente. Al usar el formato de respuesta libre, el investigador no limita o extiende artificialmente la amplitud de las posibles respuestas del sujeto. El formato de respuesta libre tampoco corre el riesgo de que el investigador imponga su propio conjunto de categorías y conceptos al sujeto. Finalmente, las instrucciones dadas por el investigador al sujeto en las colecciones de muestras que emplean estímulos estructurados parcialmente son también parte integral de la situación estímulo a la que reacciona el sujeto. Láminas muy inestructuradas, manchas de tinta, dibujos sin palabras y demás, pueden adquirir clara estructura en opinión del sujeto cuando el investigador no es cuidadoso al presentar la tarea. Por consiguiente, el que una técnica particular pertenezca a esta categoría de procedimientos de recolección de muestras o a la categoría de informes sobre sí mismo depende en gran parte de la capacidad del investigador para mantener el método indirecto. Las técnicas empleadas para recoger muestras de reacciones a estímulos estructurados parcialmente se caracterizan generalmente por el método indirecto, estímulos estructurados parcialmente y respuestas voluntarias en un formato de respuesta libre. Las contribuciones de Kuethe y Proshansky son claros ejemplos de este tipo de enfoque de recolección de muestras. Kidder y Campbell han revisado minuciosamente las técnicas relacionadas con esta base de inferencia.   

    Tareas objetivas

   Las técnicas usadas para recoger muestras al observar la ejecución en tareas objetivas poseen igualmente una estrecha semejanza con las técnicas de informe sobre sí mismo. Está presente en ambas la confrontación del sujeto con el investigador o su ayudante. El sujeto se da cuenta de que se le está examinando. Lo que distingue las técnicas de este enfoque de las del enfoque de informe de sí mismo es su método indirecto. Se hace creer al sujeto que se le está examinando en el sentido usual del término, es decir, como en una prueba de rendimiento o de información. Sin embargo el investigador tiene presente un conjunto de categorías de acuerdo con las cuales se miden las reacciones del sujeto que son diferentes de las que el sujeto mismo tiene presentes cuando realiza la tarea. El éxito de la técnica depende sobre manera de este engaño.

   La presencia del método indirecto sugiere que las técnicas de este enfoque también son similares a las que se emplean para recoger reacciones a estímulos estructurados parcialmente. Ambas se caracterizan, claro, por el método indirecto. Sin embargo, a diferencia de las técnicas de estímulos estructurados parcialmente, las técnicas de tareas objetivas no son voluntarias. "En contraste, en un test objetivo se le dice a la persona, ya sea explícita o implícitamente, que hay respuesta correcta y que debe encontrarla al seleccionar su contestación" (Kidder y Campbell). El sujeto piensa que está describiendo al mundo tal como es y al hacerlo refleja, sin querer y sin saberlo, su propia interpretación del mundo. Es la inevitabilidad de esta introyección fenomenológica, en la tarea objetiva, la suposición básica que fundamenta el uso de la ejecución de tareas objetivas como base de inferencia. "La suposición común en las técnicas de este enfoque, es que la ejecución puede ser influida por la actitud, y que la desviación sistemática de la ejecución refleja la influencia de la actitud" (Cook y Selltiz). Las contribuciones de Hammond, Thistlethwaite y Selltiz y Cook son ejemplos de los esfuerzos por aplicar esta lógica en la recolección de muestras conductuales.

    Reacciones fisiológicas

   "En el extremo opuesto de las medidas que confían en un informe verbal del sujeto sobre sus creencias, sentimientos, etc., están las que se basan en respuestas fisiológicas no sujetas a control consciente" (Cook y Selltiz). Las respuestas fisiológicas a la presencia de un objeto de actitud o a su representación pueden estar condicionadas o incondicionadas. En el caso de la respuesta incondicionada se supone que la magnitud de las respuestas fisiológicas está relacionada directamente con la activación, el componente emocional de la actitud o con ambas cosas, y que la relación debe mantenerse, dentro de ciertos límites, en todas las personas. Como señalan Cook y Selltiz, hay aquí problemas de inferencia porque la mayoría de las medidas de reacción fisiológica indican solamente el grado de activación y no la dirección del sentimiento. Mueller trata también de esta limitación. Había la creencia de que la dilatación y contracción pupilar podía indicar la dirección del sentimiento o el afecto. Sin embargo, el trabajó de Woodmansee enfrió el entusiasmo y el optimismo iniciales. Es más probable que el uso de muestras conductuales de este tipo dependa en alto grado de respuestas fisiológicas condicionadas como base de inferencia.

   El proceso de inferencia inherente al uso de respuestas fisiológicas condicionadas descansa en la teoría del aprendizaje. La mayoría de las respuestas fisiológicas son susceptibles de condicionamiento. Cuando una respuesta fisiológica se ha condicionado a un concepto evaluativo como bueno, malo, deseable o agradable, la presentación de un objeto que se percibe con la misma cualidad producirá la respuesta fisiológica. Por ejemplo, Volkova (1953) condicionó sujetos a que salivaran en respuesta a la palabra BUENO. Una vez que la respuesta se condicionó firmemente, la presentación de afirmaciones como "El joven pionero ayuda a su camarada" produjo la máxima salivación, mientras que afirmaciones como "Los fascistas destruyeron muchas ciudades" produjeron mínima salivación. La lógica del proceso de inferencia que se sigue cuando se trata de respuestas fisiológicas condicionadas es ejecutar este proceso de aprendizaje en dirección contraria. De esta manera, cuando se advierte que la presentación de un objeto de actitud se asocia a un incremento en !a acidez de la saliva, es necesario conocer con precisión el concepto actitudinal al que haya sido condicionada la acidez de la saliva, antes de que podamos empezar a hacer inferencias en cuanto a la dirección de la respuesta actitudinal. Robertson y Dotson (1965) han informado cómo emplean la acidez de la saliva como respuesta condicionada a la tensión (stress). La tensión se considera generalmente indeseable y, por consiguiente, es razonable la hipótesis de que el incremento de la acidez de la saliva está relacionado con hostilidad hacia el objeto de la actitud (tensión). Sin embargo, no puede decirse que la baja acidez signifique benevolencia hacia determinado objeto. La acidez de la saliva, como la mayoría de las respuestas fisiológicas, es también sensible a influencias diferentes a las que interesan al investigador. Por tanto, es difícil recoger muestras de respuestas fisiológicas sin introducir elementos extraños como sucede al recoger otros tipos de muestras.

    Bibliografia

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Artículo septiembre 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. XIII

   Motivación (Motivation)

   Uno de los procesos hipotéticos (Variable interviniente) implicado en la determinación de la conducta, además del efecto de un estímulo o situación percibida, los procesos de aprendizaje y otros factores determinados, tales como la aptitud. Mientras que las aptitudes influyen primariamente sobre el rendimiento o nivel de adaptación de un patrón específico de conducta, la Motivacion determina su nivel de activación, la intensidad y la consistencia, así como la dirección general. El aprendizaje o las asociaciones adquiridas determinan (para una conducta no instintiva) la dirección concreta hacia un objeto determinado. Sin embargo, es evidente que el efecto de los estímulos no siempre se distingue claramente del efecto de la Motivacion Algunas categorías de excitación, sobre todo aquellas de las que son responsables los estímulos internos (al igual que las causadas por estímulos externos que inducen malestar), se interpretan con frecuencia como correspondientes a necesidades primarias (desequilibrio homeostático); al tiempo que otros estímulos (p.ej., objetos) tienen valencias y actúan como motivos o desencadenantes. El estado de Motivacion se entiende, pues, como un factor que reduce el umbral de estos estímulos.

   Los fenómenos objetivos, que en nuestra opinión justifican la consideración de los procesos hipotéticos de la Motivacion, se basan en el hecho de que la conducta muestra preferencias (positivas o negativas) por los objetos o situaciones ambientales (dirección) y que dichos objetos son deseados o evitados con grados variables de intensidad y perseverancia.

   1) Las funciones de Motivación.- La Motivación en cuanto factor de activación puede explicar la conducta. Puede distinguirse entre los factores que determinan el grado general de activación del organismo y su estado de excitación y alerta, y la cuestión de por qué un individuo ejecuta acciones específicas. Mientras que el primer problema puede considerarse desde el punto de vista de las fuentes energéticas que constituyen la base de la actividad vital en general, o desde el ángulo de la actividad del sistema nervioso (p.ej., la formación reticular), la explicación del hecho de que un individuo se interese más por una clase de objetos que por otra es una cuestión que se integra en el estudio de la Motivación como tal.

   Este hecho, a su vez, plantea el problema de la dirección de la conducta. Algunos autores se niegan a atribuir una función directiva a la Motivación; en su opinión, la dirección de la conducta es una función del proceso de aprendizaje. Otros, en cambio, consideran que el aspecto fundamental de la Motivación estriba en su influencia directiva. Este problema puede resolverse si se suponen dos niveles diferentes de dirección. Por un lado, ésta puede significar el camino real seguido por la conducta para alcanzar el objetivo concreto que ya había alcanzado en una ocasión anterior. Esta forma concreta de dirección se basa en el aprendizaje, excepto en el caso de la conducta innata o instintiva. Sin embargo, el hecho de que un individuo que se encuentra en un estado de Motivación o necesidad, parta en busca de algo nuevo y renuncie a ciertos objetos con el fin de hacer hincapié en otros, demuestra que la conducta motivada tiene una orientación o dirección general. Precisamente, en esta búsqueda de una categoría más o menos amplia de objetos o situaciones podemos advertir esa dirección general de la conducta que E. C. Tolman definió como su «propositividad», y que no representa otra cosa que su orientación hacia un objetivo específico. El hecho de que algunos objetos o situaciones, diferentes entre sí, evoquen un estado de necesidad, satisfacción y adaptación, se explica por esta orientación fundamental e implicada (Instinto; Aprendizaje).

    Una tercera función de la Motivación con relación a la conducta (además de los roles del arousal y la dirección) reside en el hecho de que crea un rango de conducta con unidad e importancia comprensiva. En efecto, es la Motivación la que, con su orientación hacia un objetivo, hace que una serie de movimientos, que varían ampliamente desde una perspectiva física, representen la conducta en el auténtico sentido de la palabra, esto es, una reacción apropiada a una situación.

    2) Los dos polos del proceso y la terminología.- Los términos relacionados con la Motivación pueden dividirse en dos grupos según dependan de los polos internos del proceso motivacional (drive y esfuerzos del individuo) o externos (valencia del objeto). El primer grupo incluye conceptos tales como necesidad, tensión, drive, instinto, inclinación, deseos, voluntad, intención, plan, etc. El segundo grupo consta, p.ej., de la valencia, el valor, valor afectivo, incentivo, catexia, interés, etc.

    La necesidad es generalmente el concepto fundamental de la Motivación, mientras que un motivo o motivación (en su significado subjetivo) denota el procesa que lleva a un individuo hacia un objetivo concreto. La necesidad denota en el primer ej. (significado objetivo) la falta de elementos específicos en el ambiente; esta falta objetiva se convierte en necesidad fisiológica que crea una deficiencia en el organismo y una demanda psicológica debido a que el estado del organismo es percibido por el individuo como un stress que influye sobre la conducta. En sentido psicológico, sin embargo, esta necesidad no se refiere necesariamente a un estado orgánico o deficiencia física; puede existir simplemente una falta de formas específicas de contacto conductual con el ambiente (Nuttin: théorie relationnelle des besoins), y esta deficiencia puede proceder de una disponibilidad para comunicarse hasta llegar al autosacrificio, o de un crecimiento súbito, o bien de un déficit (A. H. Maslow, C. R. Rogers).

    Contemplada en términos de su significación puramente dinámica, esto es, examinando el aspecto de la «conducta innata», que ha sido frecuentemente implicada a partir de W. McDougall, la noción de instinto se aproxima a la de necesidad.

    3) Conceptos teóricos. - La naturaleza actual de las necesidades básicas y sus efectos sobre la conducta han sido precisados en el marco de distintos conceptos teóricos. Con frecuencia el cambio en el estado del organismo se interpreta como una perturbación de la energía o del equilibrio homeostático. Este estado o estimulación fisiológica es el origen del drive (o tensión) que motiva la conducta (modelo de estímulo drive) hasta que se encuentra un objeto apropiado (incentivo); a través de la reacción de consumo ante dicho objeto, se restablece el equilibrio homeostático del organismo o se supera el estímulo interno desagradable (p.ej., hambre). Las necesidades que se definen en términos de estados fisiológicos (necesidades tisulares) se denominan necesidades primarias. Todas las necesidades psicosociales y todas las necesidades específicamente humanas se denominan frecuentemente necesidades secundarias> como son aquellas que resultan (por la influencia de los procesos de aprendizaje, la socialización, la sublimación, etc.) de las necesidades primarias.

    El modelo de necesidad «psico­hidráulico» (en estudiosos del comportamiento, como Lorenz) supone que se forma una energía específica para cada tipo de reacción instintiva y se acumula en el organismo; la descarga de esta energía representa, pues, la reacción de la conducta. Esta descarga se produce normalmente en presencia del objeto adecuado (desencadenante). Si tal desencadenante se protrae, puede sobrevenir la descarga como consecuencia de estímulos inadecuados y traducirse en respuestas vacías.

    La teoría de la necesidad neohedonista considera el deseo de placer (o, más exactamente, el evitar las sensaciones desagradables) como la base dinámica decisiva de la conducta. Esta teoría (en la que puede reconocerse el modelo freudiano) se aproxima al modelo del equilibrio energético y del estímulo drive, puesto que la restauración del equilibrio (o la eliminación de la oferta excesiva de estímulos) representa objetivamente el placer. De acuerdo con esta teoría, la Motivación está basada en la afectividad (la experiencia del placer y de su opuesto, o de la ansiedad), ya que la conducta motivada consiste en la urgencia para alcanzar el objeto que previamente proporcionó placer (cf. también el principio de reducción de la necesidad definido por C. L. Hull). Para otros autores, el último fundamento de las necesidades o la Motivación en general reside en el hecho de que cada función del organismo se acompaña de una fuerza de drive, que promueve el ejercicio de dicha función (el «placer funcional», según K. Bühler). En este sentido, A. Adler (1928) hablaba de un drive auditivo, un drive visual, etc. Más recientemente, algunos autores (p.ej., H. W. Nissen, 1950) han supuesto que cada órgano tiene una Motivación autónoma que da pie a que éste ejecute aquellas funciones para las que está dotado, y que ésta es una característica del tejido orgánico. De esta manera, Nissen intenta explicar los requerimientos cognitivos como una «necesidad» del tejido celular del cerebro ( Drive).

    H. F. Harlow (1953), por otra parte, sugiere una distinción entre dos tipos de Motivación: aquellas que tienen su origen en el organismo (necesidades homeostáticas) y aquellas cuyo origen está en los objetos externos (necesidad cognitiva, o necesidad de explorar el ambiente). Esta teoría no toma en consideración el punto de vista referido anteriormente, según el cual cada proceso motivacional puede considerarse bien desde el ángulo del sujeto que es motivado por un drive, o desde la posición del objeto que desencadena una Motivación o ejerce una atracción. Sin embargo, el esfuerzo de reacción ante una necesidad homeostática se distingue al compararlo con una necesidad cognitiva.

    Varios autores (H. A. Murray, G. W. Allport, etc.) distinguen, además, entre necesidades viscerogénicas y psicológicas, sin considerar, sin embargo, la cuestión del carácter innato o derivado de las últimas; mientras que E. C. Tolman adopta explícitamente la visión de las necesidades sociales innatas. Puesto que la conducta implica una relación con los objetos ambientales, la Motivación y las necesidades, que para los psicólogos no son sino el aspecto dinámico de la conducta como tal, pueden considerarse como tipos de relación con el ambiente, en la medida en que son necesarios para el perfecto funcionamiento (psicológico y fisiológico) del individuo. Teniendo en cuenta la complejidad del ambiente, puede suponerse que el hombre tiene necesidades fundamentales (es decir, tipos de relaciones necesarias) tanto a nivel conductual, respecto del mundo psicosocial y del universo, como respecto de la biosfera. De acuerdo con este concepto de las necesidades (Nuttin, 1968) basadas en la relación con el ambiente, las necesidades fundamentales pueden considerarse en psicología como el aspecto dinámico (la intervención activa del individuo en el ambiente psicológico y físico) de aquellos tipos de relaciones conductuales que el individuo busca realizar o mantener, y sin las cuales su funcionamiento se perturba en mayor o menor grado, o se experimentan sensaciones desagradables. La naturaleza dinámica de las relaciones, o la posibilidad y necesidad de una intervención activa en el ambiente (intervención estructural y funcional), implica el desea o la demanda para realizar determinadas formas de relación.

    4) Categorías e investigación de las necesidades. - Con respecto a la cuestión de las categorías fundamentales de la Motivación y las necesidades básicas, se han sugerido varios sistemas que dependen de la diversidad de criterios de clasificación adoptados. La lista de drives y emociones correspondientes, indicados en las diferentes ediciones del estudio de W. McDougall (última edición publicada en 1932), muestra solamente 20 propensiones. Esta lista ha tenido históricamente una influencia importante. En la actualidad influyen sobre la investigación las clasificaciones establecidas por H. A. Murray (1938) y E. L. Tolman (1951). Murray distingue entre diez necesidades viscerogénicas y unas 40 necesidades psicológicas. La necesidad de realizar tareas, la necesidad de ejecución y la necesidad de sociabilidad están, en la lista de Murray, entre aquellas categorías de necesidades en que se basan un buen número de estudios (D. Mc­Clelland, J. Atkinson, S. Shachter, etcétera). Sobre la base del análisis factorial, R. Cattell (1950) ha diseñado una lista de unas 15 categorías motivacionales (ergios); C. Bühler distingue entre cuatro grupos de tendencias básicas; Nuttin ha preparado una clasificación en la que la necesidad de autorrealización aparece junto con las necesidades de contacto o interacción, cada una de las cuales se subdivide en tres formas diferentes de necesidad dependientes del ambiente en que se manifiestan (el ambiente físico, el ambiente psicosocial y el universo). En cada uno de estos tipos de ambiente el hombre intenta afirmarse a sí mismo o desarrollarse y adaptarse por medio de una red de contactos o interacciones que dependen de las posibilidades (relaciones cognitivas, afectivas, etc.). Entre las necesidades sobre las que se concentra actualmente la investigación, merece la pena mencionar la necesidad de estimulación, esto es, el efecto nocivo del aislamiento o la deprivación sensorial (D. O. Hebb) y afectiva (R. A. Spitz), así como ciertos estados motivacionales en conexión con la naturaleza desconocida de los objetos, como la curiosidad (D. E. Berlyne), y las necesidades de información, percepción (H. F. Harlow), manipulación y exploración del ambiente en el hombre y los animales. Los trabajos sobre la disonancia cognitiva (Festinger) y la teoría del equilibrio (F. Heider y T. Newcomb) pertenecen claramente a la esfera de la Motivación social. La naturaleza motivacional de la agresividad (innata o adquirida) es también un problema de interés inmediato (la opinión de Lorenz contrasta con la de la escuela de K. Lewin y la de la universidad de Yale) así como los estudios experimentales sobre competición y cooperación ( Agresión). En la investigación de la Motivación, el concepto de Motivación tiene un significado muy restringido. Se usa en la psicología de la publicidad (Marketing) para estudiar las Motivaciones que son generalmente inconscientes u ocultas, y a las que debe apelar la publicidad. No podemos examinar aquí en detalle los muchos resultados individuales obtenidos por la investigación sobre el aspecto fisiológico de la M. y las necesidades (Drive; Necesidad).

    5) El desarrollo de la Motivación. - Partiendo de las necesidades fundamentales, muchas Motivaciones concretas se desarrollan en función de múltiples circunstancias culturales e individuales y bajo la influencia de muchos procesos diferentes. Además de los procesos de aprendizaje y condicionamiento, canalización y socialización, deben mencionarse otros muchos procesos, tales como los mecanismos conscientes o insconscientes, supuestamente descubiertos por el psicoanálisis y otras teorías de la psicología profunda. La identificación, el desplazamiento, la forma de reacción, la sublimación, y otros muchos factores, pueden contribuir a satisfacer una necesidad en un intento concreto por alcanzar una categoría específica de objetos o situaciones. La represión podría ser el origen de la indiferencia motivacional hacia un objeto que ejerce una atracción sobre la mayoría de las personas. Este nexo entre una aspiración hacia un objeto específico y una necesidad determinada puede mantenerse oculto (atracción inconsciente de un objeto), en cuyo caso hablamos de una Motivación inconsciente.

    Por otra parte, los procesos cognitivos transforman la mayoría de las necesidades humanas en tareas y proyectos concretos. El conocimiento de las posibilidades para alcanzar un objetivo es la forma concreta por la que las necesidades mueven y dirigen la conducta humana. Lo que comúnmente se denomina voluntad, es simplemente la Motivación cognitivamente elaborada que el yo individual prefiere a otras Motivaciones, de modo que «mi voluntad» es la Motivación fomentada por el yo consciente, libremente o no. Las fuerzas impulsivas de la voluntad son idénticas a las de otras Motivaciones concretas.

    Los motivos y proyectos, como existen en el hombre adulto consiguientemente a los procesos evolutivos de los motivos, no deben considerarse simplemente como desarrollo de formas de necesidades infantiles. Tanto las formas de Motivación infantil como adulta son encarnaciones de necesidades básicas que dependen en su forma concreta del nivel de desarrollo de las funciones psíquicas en general. Es evidente que cada fase superior del desarrollo está influenciada por las fases precedentes.

    La teoría de G. W. Allport (1937) sobre desarrollo de la Motivación distingue también entre motivos actuales y motivos primarios, además de los motivos infantiles. Dicha teoría subraya la autonomía funcional de todos los drives, en el sentido de que los patrones de conducta que originalmente estuvieron motivados por necesidades específicas (p.ej., la necesidad de ganarse la vida) encuentran gradualmente en sí mismos un drive espontáneo, es decir, se hacen funcionalmente autónomos. Esta opinión se refleja en la teoría de Woodworth de que «los mecanismos se hacen drives». Queda por determinar si las formas autónomas de conducta pueden ser motivadas por otras necesidades que gradualmente encuentran en ellas su canalización, esto es, la forma de realizarse.

    6) Resumen (estado actual de conocimientos).- Las ideas sobre la Motivación estuvieron durante mucho tiempo influidas por el hecho de que, durante varias décadas, la principal investigación en esta esfera fue realizada sobre la conducta animal o la conducta patológica del hombre. Las necesidades específicamente humanas quedaron relegadas a un segundo plano durante largo tiempo, y se descuidaron los aspectos más constructivos de la Motivación humana en favor de los procesos patológicos. Además, la investigación conductual encubrió el rol de la Motivación en el contexto del modelo conductista E-R. Mientras que hoy, en la psicología clínica y aplicada, apenas se discute la importancia del proceso de Motivación, ciertas tendencias en psicología experimental (con una impronta psicofisiológica o conductista) discuten en general la importancia de estas variables intervinientes. A menudo, las funciones conductuales que probablemente son atribuibles a la Motivación se adscriben a otros factores (como la estimulación y los estados fisiológicos, la alerta y el aprendizaje).

    Recientemente, otras escuelas de psicología experimental y social se han dedicado decididamente a un estudio más amplio de las Motivaciones, superando así la opinión según la cual la Motivación humana es simplemente un desarrollo de las necesidades homeostáticas (Drive; Psicología humanística).

    Motivación de aprendizaje (Learning motivation)

    (Sinonimo: motivación para aprender). Es imposible una mejora en la ejecución sin una motivación óptima. La forma más primitiva de Motivación de aprender consiste en la creación de situaciones compulsivas, en las que interactúan las «situaciones de barreras de presión» y las «situaciones de atracción de objetivos» (W. Metzeer. H. Roth y W. Correll han formulado otros enfoques teóricos Intrínseco), mediante el análisis de los motivos primarios y secundarios (orientados a las cosas y a las personas). La noción de un propósito dinámico intrínseco, como un factor motivacional en el estudiante, está, según Rosenfeld (1966), difundida en la teoría y práctica educacional occidentales, mientras que en el Este predominan las concepciones biológicas y dialécticas.

    Motivación por deficiencia (Deficiency motivation)

    (Sinonimo: motivación por déficit). Si la Motivación se entiende como un fenómeno que resulta de ciertas condiciones del organismo, la Motivación por deficit es el resultado de alguna perturbación en el sentido del principio homeostático. Tales estímulos perturbadores, que pueden estar condicionados por la falta de comida, de líquidos, etc., provocan al individuo para que busque formas y medios de evitar el déficit y restaurar el equilibrio. En su sistema, Maslow contrasta los «motivos por deficiencia» con los «motivos por crecimiento» (M. por abundancia).

    Motivación, teorías de (Motivation theories)

    Término para designar las teorías establecidas para explicar o describir cómo un estímulo motivante (causativo), conduce a una respuesta motivada (causada). Por tanto, las teorias de Motivación deben poder explicar qué es un estímulo motivante o una respuesta motivada, y también qué sucede entre el estímulo y la respuesta (Motivación).

    Motivador (Motivator)

    El bloque funcional en el modelo psicoestructural «Kybiak» de Stachowiak, que asocia una forma de motivación con los rasgos característicos de un estímulo en una situación determinada. La motivación desencadena a su vez un programa de acción, o, al menos, crea las condiciones periféricas para un programa de acción que debe desarrollarse mediante la resolución de problemas.

    Motivo (Motive)

    Factor que forma parte del arousal (activación) y de la orientación de la conducta. Puede designar el objeto en el mundo externo que evoca una determinada tendencia en el sujeto (un incentivo), o la tendencia en sí. Se dice que tanto la ambición o el hambre, como la nutrición, pueden caracterizarse como el Motivo específico de una conducta y que pueden, por tanto, motivar una acción. Se puede hablar de un «Motivo de hambre», un «Motivo estimular», o un «Motivo de ejecución».

    Menos técnicamente, un Motivo es el objeto-meta o la tendencia, en cuanto que están consciente, intencional o cognitivamente presentes. En este sentido, cualquier dato conocido puede afectar a la determinación o volición de una acción, y por ello puede designarse como el Motivo o la «razón» de una conducta. Para Motivos inconscientes, Motivación.

    La influencia del Motivo sobre la conducta se concibe, bien en términos de causalidad física, bien en la forma de una causación psicológica o final, según la cual la conducta como tal se concibe como una reacción fisiológica o una respuesta significativa. En el último caso, no se excluyen ciertos factores físicos o fisiológicos como codeterminantes causales de la conducta (aunque este grupo de factores no es caracterizado como Motivo). La acción causal de la mayoría de los factores físicos o fisiológicos se manifiesta a nivel de las rtendencias conscien­tes o inconscientes, de modo que parece impropio separar las dos formas de determinación conductual.

    El hombre y el animal pueden encontrarse simultáneamente con varios Motivos incompatibles (objetos-meta o tendencias). En este caso, surge un conflicto, y la tendencia más fuerte (o, en términos conductistas, la unidad E-R que posea en ese momento el potencial excitatorio más intenso) puede considerarse como inhibidora respecto de otras respuestas posibles. Lewin distinguía tres formas de conflicto, que han sido objeto de múltiples investigaciones: acercamiento-acercamiento, acercamiento-evitación y evitación-evitación ( Conflicto; Frustración).

    Cuando el motivo de una acción consiste no solo en alcanzar un objeto sino realizar un cierto nivel de ejecución, se usa el término nivel de aspiración o expectación; también en este área se han llevado a cabo muchas investigaciones. Este conjunto de problemas está vinculado con el del Motivo de ejecución o motivación: algunos sujetos están motivados principalmente por el deseo de triunfar, otros, por el miedo al fracaso (Motivación).

    Motricidad (Motor skills)

    Tres características presenta la Motricidad: 1) el término se refiere al movimiento de los miembros o del cuerpo que se ajusta a los requerimientos espaciales y temporales. 2) El movimiento especializado está controlado, y el movimiento especializado perceptual o sensoriomotor reconoce el control sensorial y el rol y las señales del movimiento producido. La visión y la propiocepción son las más importantes y es muy característico del aprendizaje de la Motricidad el paso desde el control visual externo hasta el control cinestésico. 3) Las diferencias respecto de otra conducta no son significativas en la teoría.

    1) Puntos de vista. -A la investigación de los principios y de la aplicación de la Motricidad se dedican, además de la psicología, otras disciplinas (la medicina, el deporte, la música, la industria, etc.). El estudio del desarrollo mental investiga las relaciones entre el tipo de Motricidad que maduran en la primera fase evolutiva, y las causas de su reducción (frecuentemente sensorial o cognitiva) en la edad madura. La ingeniería humana ofrece problemas de destreza mecánica que implican a un tiempo al hombre y al equipo. El tiempo-y­movimiento es un ejemplo familiar, aunque no representativo; el problema actual consiste en adaptar el diseño mecánico a los seres humanos y mejorar las técnicas de selección y entrenamiento.

    El trabajo básico forma parte de la psicología experimental, en la cual las clases de conducta humana son menos importantes que los conceptos comunes; por tanto, la definición no es restrictiva y puede enfatizar lo motor o la Motricidad. Es de todos conocido que el comportamiento no es exclusivamente verbal, perceptual o motor. La reacción motoria no consiste sólo en el movimiento, sino que comporta componentes verbales y cognitivos. El concepto de Motricidad abarca el equilibrio y la constancia (como el trazar una línea o perseguir unos fines), reacciones todo-o-nada liberadas aisladamente, repetidamente, en serie y sucesivamente (como el colocar bloques en un modelo), el «positioning» (disponer, guiar) y complicados procesos motorios (como el conducir, escribir y correr). Las acciones conocidas se desarrollan según un modelo, se gradúan en la cantidad, se ordenan en el tiempo y se respetan exactamente las nuevas sucesiones. Pero la Motricidad (Andreas, 1960; Bilodeau, 1961) o los movimientos espacio-temporales coordinados (Smith, 1962; Fitts, 1964; Bahrick y Noble, 1966) dependen de la seguridad de la interacción sensomotoria y de la disposición (corpórea) para llevar a cabo nuevos procesos de reacción. En tal sentido tienen una notable importancia los modelos de elaboración de la información y las investigaciones sobre el feedback.

    2) Historia y metodología. La investigación experimental se ha centrado alternativamente sobre las relaciones entre skills y stress y distensión, estrategia de elección e investigaciones sobre la concentración con ayuda de aparatos científicos de laboratorio, ocupándose también alternativamente de relaciones entre skills y flexibilidad de variaciones conscientes con o sin referencia al trabajo y en relación con el juego y las capacidades artísticas.

    Una más amplia definición funcional de la psicología (1890-1910) impulsó las primeras investigaciones significativas, llevadas a cabo en colaboración por R. S. Woodworth, R. B. Cattell y otros. La investigación en este campo debe su renacimiento a circunstancias históricas. Durante la segunda guerra mundial se precisaron nuevos instrumentos para la selección de la oficialidad y para el entrenamiento, y su desarrollo contribuyó a las sucesivas investigaciones en el ámbito de la teoría del aprendizaje. El desarrollo de la matemática y de las computadoras permitió a la ciencia establecer las dependencias de precisas reacciones de calidades de estímulos conocidas. Un importante progreso se alcanzó con las amplias investigaciones en torno al análisis del trabajo y al uso de los instrumentos y máquinas, que es una de las más importantes actividades humanas. Fitts (1964), él mismo en una posición preeminente, señala a Craik como precursor del moderno análisis del trabajo.

    Dado que las capacidades motorias incluyen habilidad y ejercicio, las investigaciones se han orientado principalmente al aprendizaje de determinados movimientos.

    3) Métodos de investigación.-«Tracking» representa generalmente un proceso de continua adaptación. En él se encuentran estos componentes: expansión del movimiento, modelo de reacción, reacción selectiva y velocidad de movimiento. Las investigaciones centradas sólo sobre los componentes aislados de la guía («positioning») facilitan la determinación de los movimientos coordinados, en cuanto los consideran solamente bajo el aspecto del aprendizaje selectivo. Recurriendo a tareas que contienen sólo movimientos ejercitados con seguridad (p.ej., tornear), se pueden establecer factores secundarios como la inhibición y la motivación.

    Tracking (perseguir, seguir el rastro, correr detrás de). El aparato de control y de indicación o el modo como se puede indicar («display») la entidad del control y del seguimiento, son importantes características del puesto de control del operador e influyen en la actividad de conducción. Las señales del display se controlan con la mano o con el pie. Las tareas de tracking se subdividen en varias clases y varían en su grado de dificultad. El «tracking» de compensación es menos preciso, ya que el display no tiene indicaciones distintas para el input y para el feed­back: el operador tiene como cometido llevar, sirviéndose de una palanca de mando, el indicador móvil (cursor) bajo una meta fija (target) (en el «tracking» de seguimiento, pursuit tracking, la meta es móvil). La reacción se mide a través de la dirección, el modelo y la magnitud del movimiento, el logro exacto de la meta, el tiempo empleado en ello y la información transmitida. Las variables de control con el número y el tipo de las palancas de mando, el plano (horizontal, vertical), magnitud y dirección del movimiento, elasticidad, obstáculo (rozamiento) y la fuerza requerida para corregir la desviación. Esta última no deja de ser importante, puesto que un movimiento preciso sólo se puede ejecutar con delicadeza, mientras el roce disminuye la precisión y la velocidad.

    Un trazado unidimensional, más lento y uniforme, se puede seguir más fácilmente. Es sumamente crítico someter a examen el tipo de indicación del feedback (IF = information feed-back) relativo al error entre índice de salida y ventaja final, es decir, lo que comunica información sobre el error. La información reaferente determina el comportamiento, en cuanto provoca movimientos correlativos. Los varios modos posibles de transformar los errores output-input para poder comunicar IF tienen muchas consecuencias bastante importantes para los displays fuera del laboratorio (conducción de aviones, sumergibles). Debemos recordar aquí que los experimentos sobre el tracking de compensación y de seguimiento no han contribuido en nada al análisis de la coordinación de los movimientos (skill).

    Part-skills (movimientos aislados) se unen entre sí según la ley de la independencia; la frecuencia de los movimientos ejecutados con precisión es tan casual como la de los movimientos imprecisos.

    Otras hipótesis referentes al análisis de las capacidades motorias son la transferencia de aprendizaje, la longitud y los intervalos en el ejercicio distribuido y la determinación de las correlaciones entre componentes aislados de capacidades motorias mediante otros tests de habilidad.

    4.- Otros objetos de investigación.- La investigación se propone establecer los límites de la latencia de reacción, el número de las ejecuciones y la acción a corto y largo plazo de varios programas de ejercicio (una interrupción frecuente facilita el aprendizaje de tracking), la amplitud y la dirección de la transferencia de aprendizaje. La transferencia de un material precedentemente aprendido en el aprendizaje de nuevas tareas es en general positiva. facilita el paso de uno a otro display y favorece el aprendizaje de los factores de control; el tracking se recuerda bien (ejercicio).

    a) Guia («positioning»). Trazar una línea o poner en hora un reloj son acciones que se llevan a cabo a través de un movimiento gradual y controlado, resultante de muchos experimentos aislados, p.ej. regular, controlar (IF), interrumpir, regular de nuevo, etc. El control representa la característica de la reacción (acción), mientras la IF desempeña el rol principal. Las características generales (variables) de la acción son la entidad del movimiento y la entidad e importancia del error, que es indicado por la disposición de control.

    b) Información reaferente (feed­back). Si la IF (score) se presenta distorsionada en el tiempo (p.ej. retardado) y en el espacio (p.ej., no lineal) el aprendizaje de tracking es más lento. También en este caso es bastante importante el tipo de la transformación IF. Deformaciones externas de la IF retrasan el aprendizaje y aminoran la precisión; los hombres, no obstante, pueden superar incluso notables distorsiones, como, p.ej., la relación no lineal con la magnitud de la reacción y una IF inexacta (efecto del aprendizaje). Esto significa que los hombres pueden trabajar incluso con comunicaciones IF distorsionadas, que en la práctica no se pueden evitar en cada ocasión, a causa de otras variables de situación. La entidad de las acciones -modificación o repetición de las precedentes la establece la última IF. Aun cuando el aprendizaje tenga lugar solamente en conexión con la IF, la reacción establecida previamente no se produce cuando una nueva señal revela el error.

    c) Memoria y Motricidad. Al contrario del tracking, la acción directiva está sujeta al olvido: incluso el ejercicio distribuido tiene un efecto negativo sobre la precisión. Lo que precede (proactivo) o sigue (retroactivo) tiene un efecto positivo sobre la conservación o interfiere con ésta según que el precedente material de aprendizaje ejerza sobre el nuevo una transferencia positiva o negativa.

    La vinculación del análisis de los componentes de las reacciones aisladas de prueba (trial) con un modelo de memoria hace posible la representación de la función del olvido de tareas motorias y permite determinar la dependencia recíproca de los componentes motorios y de memoria. Componentes parciales son, p.ej., IF, exactos movimientos de control y movimientos alternativos (que se excluyen mutuamente). El recuerdo de uno de estos componentes parciales provoca el recuerdo de los otros.

    Las investigaciones más recientes ponen de manifiesto que el abordar analíticamente la simple situación de prueba, o la exacta descripción de cada uno de los procesos de estímulo-respuesta, son métodos fecundos para el estudio de la Motricidad y de los skills (Bahrick-Noble, 1966; Fills, 1964; Noble, 1968; Bilodeau, 1969).

Bibliografía:

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  • WELFORD, A. T., Ageing and human skills (London 1958).

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Artículo agosto 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. XII

    Aptitud (Aptitude)

   Se podría considerar como una habilidad en potencia. Se determinan y se confirman los rasgos relacionados con ciertos fines futuros (p.ej., trabajo), sin considerar el talento subyacente y su desarrollo. Se intenta simultáneamente predecir la futura habilidad para realizar un trabajo y para examinar, p:ej., la capacidad, la motivación de ejecución, la seguridad y la responsabilidad (Aptitudes; Tests objetivos) 

    Aptitud diferencial, test de (Differential Aptitude Test)

   Test construido para la orientación profesional y educativa; los subtests dan origen a ocho resultados parciales (razonamiento verbal, aptitud numérica, razonamiento abstracto, relaciones espaciales, ra­zonamiento mecánico, rapidez y exactitud en el trabajo de oficina, uso del lenguaje, ortografía y sintaxis). Muy utilizado en USA (especialmente para los grados 8-12).

Aptitud para disociar (Ability to disociate)( Spaltbarkeit).

Aptitud escolar, batería de tests (Batterie de Tests d'Aptitude Scolaire) (Abrev.: BASC).

    Tests de inteligencia de aptitud escolar; cuatro series paralelas, cada una con diferentes tests, concuerdan en su estructura factorial.

   Aptitud general (General ability)

    Actitudes; Inteligencia.

    Aptitud general, batería de tests de (General Aptitude Test Battery)

   Serie de doce tests construidos por Beatriz J. Duorak en USA (US. Employment Service) para determinar la aptitud vocacional. Los ocho tests de lápiz y papel y cuatro tests de aparatos cubren un total de nueve factores; las puntuaciones para éstos se presentan en un perfil. Los perfiles normalizados para 22 grupos vocacionales son válidos para la comparación.

    La batería de tests fue determinada sobre la base de una muestra representativa de aproximadamente 4.000 sujetos. Según Cronbach, los coeficientes de fiabilidad para las nueve escalas varían entre 0,65 y 0,68.

    Aptitud, tests de (Aptitude tests)

   Tests de aptitud para alguna actividad u ocupación. H. Munsterberg (1863-1916) fue uno de los primeros en sugerir tales tests, que se usaron durante la primera guerra mundial para seleccionar pilotos y conductores de camiones. Después se aplicaron a la industria. Hoy día de ordinario se utilizan combinaciones de varios tests (batería de tests); una parte del test no pretende medir actividad específica alguna, sino determinar rendimientos más generales, sobre todo intelectuales. Se han construido ts. de A. especiales: p.ej., para el álgebra, para ingenieros, dentistas, músicos, oficinistas, etc. El éxito de dichos tests depende mucho del cuidadoso análisis psicológico de las actividades más notables.

    Aptitudes, agrupamiento de (Ability grouping)(Sin.: agrupamiento homogéneo).

   En distintos países se han construido diferentes tests para seleccionar a los que son aptos para la educación secundaria (y aun terciaría) y para dividirlos en grupos relativamente homogéneos de acuerdo con su supuesta aptitud general, especializada o escolar. Sólo puede estudiarse el aspecto intelectual de conveniencia, ya que los esfuerzos y demás factores varían mucho y dependen de circunstancias externas (Aptitudes).

   Aptitudes. Explicación conceptual (Abilities: a conceptual account)

   Otras nociones («Begabung», es decir, «talento» y «capacidad», esta última noción desusada ya) son virtualmente sinónimos de «aptitud»; entre estos conceptos no hay una distinción clara. En numerosos idiomas se produce el cruce lingüístico y en cada diccionario pueden encontrarse contradicciones. Una palabra determinada puede tener significados diferentes en varios idiomas. Mientras la palabra «aptitud» en inglés (Eignung, en alemán) significa la habilidad para ejercer una profesión o adquirir ciertas formas de conocimiento o de técnica, la palabra francesa «aptitude » o la española «aptitud» corresponde al término inglés «ability», que designa una habilidad en el sentido más estricto de la palabra, tal y como se utiliza en la investigación empírica, aunque, desafortunadamente, no en la práctica general. Aquí «aptitud» (habilidad) significa todas las condiciones necesarias para realizar una actividad.

   La A., por tanto, se define operativamente por medio de la actividad con la que se asocia; en este sentido, por ejemplo, incluso la A. de «inteligencia» se define frecuentemente como lo que se mide con un test de inteligencia. Por consiguiente, hay tantas As. como actividades y, naturalmente, no tiene sentido preguntarse sobre el número y naturaleza de las As. Así, pues, este término es una abreviación de «todas las condiciones psicológicas necesarias para realizar una actividad». Sin embargo, hay que notar que la A. incluye solamente las condiciones necesarias. Quedan excluidas, consiguientemente, las influencias que pueden facilitar la actividad, tales como el interés, grado de activación, ejercicio y ciertas experiencias. Sin embargo, con esto no queremos decir que la A. se reduzca a las condiciones innatas, como se opinaba frecuentemente en el pasado, y como se aplica a la palabra Begabung.

   Algunas condiciones pueden muy bien explicarse por la experiencia y por el proceso de aprendizaje en general. Hay que reconocer que es empíricamente imposible hacer una distinción exacta entre las condiciones innatas y las adquiridas, y los fenómenos psicológicos.

   Las actividades y las As. normalmente asociadas con ellas pueden ser muy específicas: por ejemplo. tejer, sumar, escribirslogans publicitarios, etc.; o complejas, como técnicas manuales, comercio, ingeniería mecánica, etc. Es necesario distinguir entre las As. complejas y las que son más generales y abarcan un grupo de actividades relativamente semejantes (Atención, Memoria).

   1) Descubrimientos empíricos y conclusiones- El cambio decisivo introducido en la noción de A. por la investigación empírica es que las As. ya no se consideran como antes las «capacidades» como «poderes» innatos, uniformes y claramente distintos, sino (de una forma mucho menos precisa) como un conjunto de condiciones. Esta actitud fue motivada, ante todo, por la investigación de las relaciones entre las As., utilizando técnicas de correlación (Correlación, técnicas de). Las correlaciones pueden determinarse entre las realizaciones de una variedad de problemas cognoscitivos (es decir, una A. altamente especializada) o entre las realizaciones de diferentes temas escolares (p.ej., Matemática e Idiomas), o entre inteligencia y As. motrices (destrezas, p.ej., dibujo). Tales estudios han demostrado que hay mucha relación entre el rango de las As. intelectuales y aquéllas; p.ej., la A. matemática no se diferencia tanto de la lingüística como se cree con frecuencia. De hecho, se ha demostrado que existe una correlación concreta entre la técnica manual y la inteligencia. Por consiguiente, muchas As. (no solamente las especializadas y las relativamente complejas) se entrecruzan parcialmente; esto quiere decir que las condiciones básicas de las distintas As. son a veces las mismas.

   El antiguo debate entre los que suponen que existe en el hombre una capacidad central y los que creen que hay varias, o una amplia gama de ellas, finalizó merced a la investigación empírica. Ahora sabemos que las condiciones sobre las que se apoya un acto son complejas, incluso tratándose de actividades especializadas; en otras palabras, cada acto tiene diferentes condiciones y no puede atribuirse a ninguna en concreto.

    El análisis factorial proporciona un método para determinar y definir las condiciones básicas (factores) comunes a diferentes actividades. Por tanto, es posible determinar la estructura íntima de una A. concreta, en relación con una actividad. Gracias a esta investigación, hemos podido caer en la cuenta de que la clasificación tradicional de las As. en inteligencia, memoria, atención, As. motrices y actividades sensoriomotrices es muy superficial, y tiene poco fundamento a la luz de los principios psicológicos. Las correlaciones entre los diversos rasgos de inteligencia son a veces muy débiles y no existen casi en absoluto entre la memoria y las técnicas motrices, etcétera.

   Sin embargo, la noción de A. se emplea hoy todavía en conexión con determinadas actividades o clases de actividad. Puesto que la A. ya no se considera como algo uniforme, ni como una capacidad claramente definida, nos planteamos la pregunta sobre el significado de una A. general o compleja. Se dan dos respuestas: a) Las condiciones comunes a un grupo de As. parciales; b) la totalidad de las condiciones efectivas en todas ellas. Si definimos la inteligencia por el factor general «g», como ha sugerido Spearman, entonces seguiremos el primer concepto de A. general. Pero si medimos la inteligencia con un test complejo, como la escala de inteligencia de Binet-Simon, entonces definiremos la inteligencia como el conjunto total de condiciones para llevar a cabo las diferentes tareas.

   El concepto de A. reviste una importancia capital en la psicología aplicada, en el caso de todos los tipos de test de aptitud. Al principio, se intentó sin éxito subdividir la A. propia de cierta profesión en As. parciales, como inteligencia, As. motrices, percepción, etc. Más tarde, se puso el énfasis en la prueba de actividades específicas relacionadas estrechamente con las de la vocación en cuestión. Recientemente se ha intentado utilizar los tests de aptitud para determinar los factores básicos de una vocación lograda; pero se ha descubierto que otros muchos factores que no son la A. juegan su papel en el logro de una vocación y en el éxito escolar.

   Aptitudes. Explicación psicométrica (Abilities: a psychometric account)

   Muchos psicólogos modernos, especialmente en América, han abandonado el uso del término «inteligencia» en su sentido técnico, y prefieren utilizar otros términos, como «As. humanas»; el término «inteligencia», si es que alguna vez se mantiene, es empleado para indicar un área determinada de la investigación. Al mismo tiempo, se duda mucho sobre la utilidad del CI y con frecuencia se prefieren los «perfiles de As.». La escuela inglesa (Burt, Vernon, Eysenck) considera que los conceptos de «inteligencia general» y de «aptitudes especiales» son complementarios, y sigue utilizando el concepto de CI lo mismo que el de perfiles de As. Los argumentos empleados por los defensores se apoyan en el pasado, y es importante dar un breve repaso al desarrollo de estas nociones divergentes, aunque sólo sea porque con frecuencia los hechos se han presentado equivocadamente. El concepto de «inteligencia», especialmente tal y como lo han usado después autores más orientados hacia la experimentación, comienza con Spencer y Galton; Binet construyó sus tests a base de las líneas de pensamiento expresadas por ellos.

   El paso crucial para probar cuantitativamente las teorías, como opuesto a la simple cuantificación de las medidas, lo dio Spearman, quien utilizó las técnicas de análisis correlacional y análisis factorial desarrolladas por Pearson en relación con la puntuación obtenida por grupos de niños en varios tests de inteligencia. Spearman procuró probar la teoría de que dichas correlaciones se debían enteramente a un factor de inteligencia general, y, admitiendo, además, unos factores específicos s, propios de cada test en concreto. Su punto de vista fundamental era que, en tales condiciones, las matrices de intercorrelaciones entre los tests deberían ser de rango uno. El mismo Spearman no utilizó la matriz algebraica, pero sus fórmulas son el equivalente de versiones más modernas.

   Thurstone generalizó los métodos y las fórmulas de Spearman y los encuadró en una matriz algebraica, realizando estudios a gran escala a base de 57 tests en un solo grupo de individuos.

   En base a tales estudios, concluyó que Spearman estaba equivocado al postular un único factor g, y que una descripción alternativa en términos de varias «aptitudes primarias» ajustaba los datos mucho mejor. Los principales factores descubiertos por él fueron el factor S (A. espacial), el factor P (rapidez perceptiva), el factor N (A. numérica), el factor V (comprensión verbal), el factor M (memoria), el factor W (fluidez verbal) y el factor R (razonamiento inductivo). Hay varias razones que explican por qué este conflicto aparente entre ambos sistemas es mucho menos real de lo que a primera vista parece. Spearman había establecido dos condiciones fundamentales en las que, según él, se encontraría su g.

    La primera está relacionada con los tipos de personas sometidas a muestreo; Spearman trabajó con muestras al azar de entre la población (niños en su mayor parte) y, aunque probablemente faltarían los CI muy bajos (limitados a las colonias de deficientes mentales o a las escuelas especiales para la educación de los subnormales), sin embargo, el tipo de los CI se aproximaría a los 100 puntos. Thurstone olvidó esta primera ley al trabajar sólo con estudiantes, y con estudiantes especialmente seleccionados para ello: ¡todos sus individuos alcanzaban un CI de percentil 95! A1 reducir así el rango de g a menos del 10 por 100, redujo naturalmente las oportunidades de descubrir señales de éste en su experimento.

    La segunda diferencia entre Spearman y Thurstone está relacionada con la elección de las pruebas. Spearman había dicho expresamente que los tests no debían ser demasiado semejantes entre sí; en caso de serlo, se introducirían factores s e inducirían correlaciones adicionales que emergerían como factores separados y perturbarían el rango unitario de la matriz. Thurstone utilizó grupos de tests muy semejantes, a menudo casi idénticos; y, por tanto, su estudio no podía ciertamente considerarse como una prueba de la hipótesis de Spearman. Thurstone reconocerá más tarde la fuerza de tales objeciones, particularmente como consecuencia de su trabajo con niños. Al elaborar un sistema de rotación de ejes basado en el principio de «estructura simple», se tropezó con que, con las muestras de población tomadas al azar, no podía ya mantener sus factores ortogonales (independientes) y conservar al mismo tiempo la estructura simple; por consiguiente, abandonó la ortogonalidad y dejó que sus factores se correlacionaran. Tales factores correlacionados corresponden adecuadamente a los tipos de tests que Spearman había buscado; y, de hecho, Thurstone encontró que, cuando se analizaba la matriz de intercorrelaciones, entre sus factores se encontraba realmente un único factor g. Todo lo cual sugiere una estructura jerárquica del intelecto, con g en la cumbre y con las «As. primarias» (de cuyas intercorrelaciones se infiere el postulado de g) en el nivel inferior; los tests utilizados de hecho y cuyas intercorrelaciones hicieron surgir las «As. primarias», estarían, por supuesto, en un nivel todavía más inferior. La concordancia entre Spearman y Thurstone es casi perfecta, y hay que tener en cuenta que también Spearman encontró en su trabajo evidencias de grupo o factores «primarios», como la compresión y fluidez verbal, que no podían explicarse totalmente en virtud de factores s similares.

   Más recientemente, Guilford ha sugerido un modelo de intelecto humano que lleva todavía más lejos el grupo de factores de Thurstone y que no acepta en absoluto g alguno.

   Guilford postula cuatro tipos de contenidos mentales (figurativo, simbólico, semántico y conductual) con los que pueden realizarse cinco tipos de operaciones: conocimiento, memoria, evaluación, producción convergente y producción divergente. Esto conduce a uno o a más de estos seis productos: unidades, clases, relaciones, sistemas, transformaciones o implicaciones. De esta forma, tenemos 120 combinaciones posibles de estas tres clases de variables, y Guilford señala que en la literatura sobre evaluación mental pueden encontrarse ejemplos de la mayoría de ellos; el mismo Guilford y sus alumnos han añadido muchos de los que faltaban.

    Desde el punto de vista de la psicometría, el trabajo de Guilford está sujeto a críticas de varios tipos. Guilford ha concentrado la mayor parte de sus estudios sobre poblaciones de un nivel de inteligencia restringido, y así ha reducido el alcance de g. Utilizó métodos ortogonales de rotación, ignorando así las correlaciones entre factores de «estructura simple», que sólo hubieran podido emerger si hubiera utilizado un método oblicuo de rotación. Es cierto que las puntuaciones de sus tests se correlacionan muy significativamente cuando se aplican a muestras de población tomadas al azar, aun cuando vengan de partes diferentes de su «caja» tridimensional; un análisis apropiado de las intercorrelaciones haría surgir alguna clase de sistema jerárquico casi con certeza. Pese a todas estas críticas, el continuo trabajo de Guilford ha servido para lograr toda una nueva línea de tests y para vincular de una manera mucho más segura que antes los tests mentales con la psicología experimental y con la psicología teórica. Tiene más importancia, desde el punto de vista de la práctica, la crítica de que los factores de Guilford están tan delimitados y especificados que su valor de predicción es pequeño, como es el caso de la orientación escolar y profesional. Esto es casi absolutamente cierto; el conocimiento del g de un niño y de algunas de sus más claras «As. primarias» es probablemente tan predictivo como cualquier cantidad de pruebas y tests ulteriores.

   Aunque todavía los expertos no estén de acuerdo en muchos puntos de detalle, se puede afirmar que, en conjunto, todos aceptan alguna forma de modelo jerárquico, por más que no tengan las mismas opiniones con respecto a la importancia de g como opuesto a las «As. primarias». Por fortuna, tales decisiones no se necesitan apenas; en casi todas las situaciones prácticas, los tests proporcionarán información sobre los dos tipos de factores. Además, como es un problema empírico, a su debido tiempo podrá obtenerse la información necesaria para tomar decisiones. La división del intelecto en estos factores diversos no es la única posible: Cattell, por ejemplo, ha sugerido que se podría distinguir una «inteligencia fluida» desde una «inteligencia cristalizada», es decir, una potencialidad para una ejecución intelectual a partir de un conocimiento adquirido. Jensen ha sugerido la división entre nivel 1 (A. asociativa) y nivel 2 (A. discursiva) medidos a base de tests de aprendizaje mecánico (repetitivo) y de educación de las relaciones, respectivamente. Butcher ofrece una completa discusión de éste y de otros esquemas.

    Como sucede con todos los sistemas descriptivos no existe ningún esquema verdadero que pueda prevalecer sobre los demás; pero esquemas diferentes pueden servir para fines diferentes. No son muy útiles las objeciones que se hacen a cualquier forma de análisis basadas en la idea de que la mente «actúa como un todo»; el conocimiento científico se apoya en el análisis, y el análisis ha demostrado ya ser muy útil. Otro tipo de críticas de los conceptos «inteligencia» y «As. primarias» implican la «reificación»; la inteligencia no es una cosa, sino una abstracción. Hay conceptos científicos, como gravitación, electricidad o inteligencia, que son abstractos porque se relacionan con ciertas propiedades de los datos. Ningún psicólogo ha hablado jamás de la inteligencia como de una unidad reificada; es un concepto hipotético que tiene ciertas propiedades matemáticas. Estas propiedades pueden ser comprobadas gracias a los datos proporcionados por muestras de tests y gracias a los sujetos. Tal es precisamente el propósito del trabajo experimental realizado en este campo.

   Los estudios factoriales de las As. mentales se han visto sometidos a otras críticas más difíciles de resolver. Lo que normalmente se relaciona es la puntuación de un test con la de otro. Las puntuaciones pueden derivarse de los diferentes sujetos de formas muy distintas, aunque dichos tests sean idénticos para todos. Supongamos que el sujeto A da 20 respuestas correctas a partir de la más fácil hasta la vigésima. Desde este momento, ya no logra respuesta alguna correcta. Supongamos el sujeto B, que sólo da 12 respuestas correctas desde la más fácil hasta la vigésima (quizá porque va muy deprisa, o porque no se preocupa de revisar sus respuestas equivocadas), pero que tiene bien otros ocho de los problemas más difíciles a partir del veinte. Ambos tienen la misma puntuación, pero su comportamiento es totalmente diferente, y, en muchos casos, los problemas solucionados son distintos. Supongamos el caso C, que abandona fácilmente el trabajo, pero no comete error alguno. También él puede haber solucionado 20 problemas. Pero los problemas solucionados por él sólo pueden equipararse muy parcialmente a los solucionados por A o por B.

    ¿En qué sentido podemos decir que estos tres casos son equivalentes para los propósitos de un análisis estadístico, aunque hayan obtenido puntuaciones iguales? Eysenck sugiere que la unidad de análisis sería el problema individual; el caso puede resolverse correctamente; puede intentarse resolver, pero se abandona antes de llegar a una solución; puede no intentarse resolver siquiera. Furneaux ha aceptado la sugerencia y ha realizado un análisis del intelecto en términos de los conceptos de velocidad mental, mecanismo de localización de errores y continuidad (o persistencia). Muestra Furneaux que tales conceptos son relativamente independientes entre sí. Sólo puede considerarse como A. el primero de ellos. Los otros dos probablemente se relacionan con la personalidad (p.ej., los extravertidos son siempre más rápidos y más propicios al error que los introvertidos). En este sentido, el análisis es todavía relativamente nuevo, pero a su debido tiempo arrojará mucha luz sobre el problema de las As. mentales. Ciertamente, el descuido habitual de los psicómetras a tener en cuenta las diferencias de personalidad al analizar los tests de inteligencia, es un punto débil. El hecho de que existan en su totalidad pocas correlaciones entre las puntuaciones totales de los tests y los rasgos de personalidad, no prueba que no exista una considerable interacción, e incluso podría fácilmente ocurrir que la misma naturaleza de los factores encontrados en una determinada muestra pudiera ser afectada por la estructura de la personalidad de los sujetos sometidos a prueba.

    Hasta ahora, cuando se ha trabajado sobre As. mentales, se ha usado poco el registro electrofisiológico. Ertl ha demostrado repetidas veces que, cuando se comparan los potenciales evocados en el EEG de sujetos brillantes y de sujetos torpes, pueden observarse diferencias muy marcadas. Los informes de individuos brillantes (medidos con tests de CI) corresponden en el EEG a esquemas que sugieren la rapidez de la transmisión de información. Este descubrimiento puede estar vinculado con el aislamiento de «la velocidad mental» de Furneaux como el principal (quizá el único) verdadero factor cognitivo en la realización del test de inteligencia. Este tipo de trabajo no ha hecho referencia todavía a las diferentes «As. primarias», pero ha sido equiparado enteramente con g; su extensión a otros problemas es esperada con interés. En concreto, parece que la inclusión de tests electrofisiológicos semejantes en un estudio factorial facilitaría la identificación e interpretación de g. Parece probable también que tales pruebas puedan arrojar mucha luz sobre la naturaleza hereditaria de g; todavía no se ha realizado test alguno de esta clase sobre gemelos monocigóticos y dicigóticos.

   Con frecuencia se han estudiado las diferencia raciales en las As. humanas y Eysenck ha revisado los resultados; la mayor parte del trabajo se ha hecho sobre negros norteamericanos. Los resultados parecen mostrar que, si se comparan los negros con los blancos, los negros tienen un CI inferior en unos 15 puntos al de los blancos; esto es cierto tanto si el que realiza el test es blanco como si es negro. Contrariamente a lo que se cree de que tales diferencias se deben a un ambiente más pobre, la diferencia persiste en favor de los blancos cuando se comparan negros de la clase media con blancos de la clase trabajadora. Las diferencias son mayores en lo que respecta a inteligencia «fluida», medida con «tests libres de cultura» relativamente, y menores con respecto a las As. «cristalizadas», medidas con tests saturados de conocimientos transmitidos culturalmente. Los orientales de California, aunque inferiores a los blancos en status socio-económico, son algo superiores en pruebas de A. «fluida», lo que sugiere diferencias raciales innatas. Los indios americanos, aunque muy inferiores a los negros en status socio-económico, están por debajo de los blancos, aunque son iguales a los negros en pruebas de CI. Los maorís, aunque inferiores a los blancos en CI, son superiores a ellos en fluidez verbal. Muchos descubrimientos minuciosos sugieren que hay importantes diferencias raciales entre las diferentes poblaciones, pero queda mucho por hacer todavía hasta que sea posible una generalización suficientemente válida.

   Aptitudes, investigación de (Ability research)

   Rama de la investigación psicológica relacionada con el problema de las aptitudes. Tal investigación aclara, p.ej., los prerrequisitos necesarios para una determinada actividad; y si alguien los tiene, y en qué grado, para poder participar en dicha actividad. Sin embargo, a lo que más atención se dedica es al esclarecimiento de los prerrequisitos intelectuales (Aptitudes).

Bibliografía:

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Artículo julio 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. XI

 

   Actitud (Attitude)

   Actitud, forma de motivación social que predispone la acción de un individuo hacia determinados objetivos o metas. La actitud designa la orientación de las disposiciones más profundas del ser humano ante un objeto determinado. Existen actitudes personales relacionadas únicamente con el individuo y actitudes sociales que inciden sobre un grupo de personas.

   A lo largo de la vida, las personas adquieren experiencia y forman una red u organización de creencias características, entendiendo por creencia la predisposición a la acción. La actitud engloba un conjunto de creencias, todas ellas relacionadas entre sí y organizadas en torno a un objeto o situación. Las formas que cada persona tiene de reaccionar ante cualquier situación son muy numerosas, pero son las formas comunes y uniformes las que revelan una actitud determinada. El concepto de actitud es básico en dos campos: en psicología social y en la teoría de la personalidad.

   Una actitud se define normalmente como una orientación perceptiva y una rapidez de respuesta en relación con un objeto particular o con una clase de objetos. Sin embargo, hay que añadir algunas precisiones:

       a) Las actitudes son razonablemente duraderas, distinguiéndose así de las tendencias y de las expectativas, que normalmente se refieren a estados de prontitud más temporales. Ello no significa que las actitudes no cambien nunca (ya que el cambio de actitud es un campo muy importante de la psicología social), si no que son muy resistentes al cambio.

        b) Las actitudes tienen que ser diferentes entre los individuos y entre las culturas, es decir, que se vinculan a formas sobre las que disienten los individuos. Desde este punto de vista, difieren de otros conceptos referentes a la predisposición de la respuesta y al comportamiento característico, tales como el instinto y el hábito. Como Sherif y otros indican (1965) «el hecho de que normalmente bajemos las escaleras caminando, en vez de rodar por ellas, no requiere explicación en términos de actitud, como tampoco lo requiere la respuesta característica a la comida cuando una persona tiene hambre y se la ofrecen». El hecho de la variación entre diferentes culturas significa a menudo que las actitudes se aprenden con la experiencia. Aunque, en general, esto parezca verdadero, parece también probable que ciertas predisposiciones genéticas, p.ej., la agresividad (que también es diferente según las distintas poblaciones), pueden ser determinantes parciales de algunas actitudes (MeGuire, 1969).

       c) El rasgo más importante posiblemente de las actitudes es el de que son necesariamente evaluativas o afectivas. Las creencias pueden constituir el núcleo de algunas actitudes («los negros son horribles»), o pueden distar mucho de ellas («los negros son altos»)

        d) El concepto de actitud en psicología tiene el status científico de un constructor hipotético. No puede observarse directamente, sino que tiene que inferirse del comportamiento observable, tal como las exposiciones verbales de opinión, cambios fisiológicos debidos a la exposición del objeto de la actitud, o actos manifiestos para con el objeto. Ninguno de estos observables puede igualarse a las actitudes sólo pueden utilizarse como indicadores, medidas o «definiciones operacionales».

 

    1) Medición. Las actitudes se miden de ordinario por el análisis de los modelos de respuesta a cuestionarios y otras técnicas de informes personales. Dichas técnicas se dividen en dos grupos principales:

       a) las escalas que representan líneas directrices de opinión (p.ej., «los homosexuales deberían ser azotados públicamente»), a las que el sujeto en cuestión debería responder con cierta cantidad de aprobación o de rechazo. Entre las escalas más conocidas de este tipo están la escala F (Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford, 1950), la escala de dogmatismo (Rokeach, 1960), y el inventario de actitudes sociales (Eysenck, 1954);

   b)las escalas que presentan conceptos no directivos (p.ej., «padre», «pena de muerte») y que exigen una valoración por parte del que responde. El diferencial semántico (Osgood, Suci y Tannenbaum, 1957) y la escala de conservadurismo (Wilson y Patterson, 1968) son escalas de este tipo. Cuando es posible aplicarlas, la última prueba parece preferible por muchas razones. Es económica, no es susceptible de respuestas influidas por la aquiescencia, elimina ciertas fuentes de ambigüedad (p.ej., diferencias en la forma de captar el punto del énfasis de la sentencia de opinión) e impide problemas de suma algebraica por parte del sujeto (p.ej., tener que discrepar de una opinión expresada en forma negativa).

   Entre las diversas técnicas para seleccionar los ítems de la escala, la mayor parte de los métodos tradicionales (p.ej., los de Thurstone y Guttman) se relacionaban con la construcción de escalas unidimensionales (Scott, 1969). Con la invención de las computadoras, los modelos matemáticos sobre los que se basan han sido ampliamente superados por la técnica del análisis fáctorial que permite el desarrollo de escalas multidimensionales de actitudes.

    Además de la técnica del informe personal se han investigado también muchas medidas de actitudes disimuladas con la idea de que así están menos contaminadas por factores inhibidores (tales como la «deseabilidad social»), que podrían llevar al falseamiento. Hoy día, este problema no incide mucho en el área de (a medida de actitudes debido a la naturaleza valorativa de las mismas actitudes. Mientras con variables tales como la inteligencia o el neuroticismo existe bastante acuerdo en la finalidad deseable para cada escala, la propia postura de un individuo con relación a un objeto de actitud está considerada como buena por definición.

   Sin embargo, las actitudes pueden medirse sin que el individuo sea consciente y experimente los efectos consiguientes en su memoria y procesos perceptivos (p.ej., los umbrales del recuerdo, la resolución binocular), o la ejecución de ciertas tareas que involucran materiales importantes para el objeto de la actitud (p.ej. opinión que clasifica como favorable o desfavorable un determinado juicio en lugar de manifestar el juicio propio). Se han utilizado varias medidas fisiológicas de actitudes, especialmente medidas autonómicas tales como el GSR (Cook y Selltiz. 1964). Aparte del hecho de que son muy difíciles, comparadas con los cuestionarios, la mayor desventaja de la mayoría de las medidas fisiológicas es que sólo indican la intensidad de una respuesta de actitud y no su dirección. Parece también que va cediendo la esperanza reciente de que la medida de un alumno pudiera constituir una dirección de medida al mismo tiempo que su intensidad (Hess, 1965; McGuire, 1969).

 

    2) Estructura.- Hay una opinión muy difundida entre los investigadores de que las actitudes relacionadas con diversas áreas de controversia social (religión, política, arte, comportamiento sexual, raza, etc.) tienden a relacionarse entre sí y a formar un factor general de actitudes sociales. Esta dimension ha recibido diferente, denominacionees: fascismo, autoritarismo, dogmatismo y rigidez, pero probablemente esta mejor descrita como conservadurismo, la tendencia que se resiste al cambio (Wilson 1970). El conservador «ideal» o extremo se caracteriza por los siguientes brotes de actitudes: dogmatismo religioso, orientación política de derechas, intolerancia ante los grupos minoritarios, insistencia en las reglas, estrictas y en los castigos, punto de vista antihedonístico (tendencia a considerar como malo todo placer), preferencia por el arte, los vestidos y las instituciones convencionales, y oposición a todo avance científico. El tipo opuesto en cada una de dichas actitudes sería descrito como liberal.

    Eysenck (1954) ha demostrado que, particularmente en el campo de las actitudes políticas, también es útil estudiar la variación de una segunda dimensión, independiente, que él llama mentalidad dura-mentalidad terna (toughmindedness­tendermindedness). El individuo de mentalidad dura se caracteriza por actitudes que son realistas, mundanas y agresivas (y tiende a ser un tipo de personalidad extravertida), mientras que el individuo de mentalidad tierna tiene actitudes idealistas, morales y sumisas (y tiende a ser introvertido).

 

    3) Funciones. McGuire (1969) discute cuatro tipos de funciones adaptativas que podrían servir para sostener ciertas actitudes. De cualquier forma, ni son mutuamente exclusivas ni exhaustivas.

   a) Funciones utilitarias. Actitudes que nos pueden disponer en dirección de objetos y de caminos que sirven de instrumentos para conseguir fines válidos, p.ej., aceptar la actitud de un grupo con objeto de lograr la aceptación por parte del mismo.

   b) Funciones económicas. Como todas las categorías y generalizaciones; son actitudes que ofrecen una simplificación del complejo y orientan sobre el comportamiento apropiado en una situación nueva; p.ej., mantener una imagen «estereotipada» del grupo natural permite tratar a todos los miembros del grupo por igual.

   c) Funciones expresivas. Actitudes que pueden tener funciones autoasertivas y catárticas, y pueden adoptarse para robustecer o justificar el propio comportamiento. La teoría de la disonancia cognitiva (Festinger, 1957) llama la atención sobre el hecho de que un cambio de actitud a menudo sigue, más que precede, a un cambio de comportamiento, teniendo al parecer una función de soporte.

    d) Funciones de defensa del yo. Algunas actitudes pueden mantenerse no por causa de las características del objeto en cuestión, sino porque ayudan a resolver ciertos conflictos interiores; p.ej., la noción de antisemitismo origina un mecanismo de defensa que facilita la represión de la hostilidad «de Edipo» en contra de un padre autoritario (Adorno, 1950).

    McGuire hace notar que las actitudes pueden ser sumamente resistentes al cambio debido a que sirven a muchas o a todas estas funciones a la vez. P.ej., un prejuicio racial que nace de razones egodefensivas pronto se vería sostenido por una red de actitudes de soporte y se convertiría en la forma preferida en la que el individúo se afirmaría a sí mismo y daría sentido a su mundo. Sería la base para seleccionar amigos y, así, sería útil como medio para seguir siendo aceptable al grupo. Aparece clara la dificultad de cambiar semejante actitud.

 

    4) Cambio de actitud.- Las actitudes suelen considerarse como predisposiciones aprendidas que ejercen una influencia y que consisten en la respuesta hacia determinados objetos, personas o grupos. Las actitudes son normalmente consideradas como productos de la socialización y, por tanto, como algo modificable. Debido a que la conducta de una persona hacia los demás suele estar asociada a las actitudes que mantiene con ellos, la investigación sobre cómo se forman, se organizan en la mente y se modifican las actitudes ha sido un tema de enorme importancia.

    El descubrimiento de que las actitudes siguen a las conductas, y viceversa, emerge de la suposición, ampliamente demostrada, de que los individuos desean preservar la consistencia lógica en sus puntos de vista sobre ellos mismos y sobre su entorno. Algunas teorías sobre la ‘consistencia cognitiva’ han llegado a ser importantes en el pensamiento psicosociológico, al subrayar la idea de que los individuos prefieren pensar que sus acciones son coherentes con sus creencias, y que si perciben inconsistencia entre ambas, ‘disonancia cognitiva’, tratan de reducirla de forma lógica, modificando las creencias antes que las acciones.

    A través de la investigación empírica, los psicólogos sociales intentan comprender las condiciones bajo las que las personas descubren la disonancia y en las que intentarán reducirla mediante el cambio de actitudes básicas. Los estudios que apoyan la teoría de la disonancia predicen que las actitudes de un individuo hacia un grupo social pueden modificarse si se induce a aquél a modificar su conducta hacia el grupo; el cambio de actitudes representa los esfuerzos que el individuo realiza para que sus ideas sobre ese grupo coincidan con el modo en que se ha comportado con sus miembros.

    Al discutir la historia del concepto de actitud, McGuire (1969) hace notar que a principios de siglo era algo tan central en la psicología social, que a menudo se equiparaba con ella. Después de pasar por una época, en los años 1950, en la que estuvo relegado por los estudios sobre la dinámica de grupo, el concepto de actitud ha vuelto a ocupar su posición predominante dentro de la psicología social, debido en gran parte a los trabajos de Hovland, Festinger, Sherif y otros, sobre las variables y los procesos involucrados en la actitud de cambio. Aunque sería imposible resumir los descubrimientos de tan vasto campo, merece la pena al menos reseñar algunos ejemplos de descubrimientos bien fundamentados.

   a) La eficacia de una comunicación para producir un cambio de actitudes depende de la credibilidad percibida de la fuente (p.ej., el prestigio del que comunica).

   b) Ciertas características de la personalidad, p.ej., poco aprecio de uno mismo y pasividad general, predisponen para que un individuo sea altamente persuadíble.

   c) Para persuadir a una audiencia determinada, cuenta con muchas ventajas el primero y el último que habla. Estas variables tienen importancia para conducirse con justicia en los debates políticos y en los juicios ante un jurado.

   d) Se asimilan fácilmente las actitudes parecidas a las que ya tiene la audiencia, mientras que las que divergen, fácilmente son rechazadas.

    e) Las comunicaciones que presentan las dos caras de un argumento aunque favorezcan a uno de ellos, son más eficaces que las comunicaciones unilaterales.

   f) El presentar y destruir el argumento de un contrario produce una resistencia mayor frente al que va a contraargumentar después.

   g) Si se establecen las condiciones que serán favorables para la cooperación hacia fines comunes, se reduce eficazmente la hostilidad entre grupos diferentes (enfoque del «enemigo común»).

 

    Actitud, cambio de (Attitude change) Proceso por el que se cambia una actitud (o una opinión, un juicio, etc.)

   Desde el punto de vista sociopsicológico, una actitud es una variable dependiente de un proceso de influencia social. Las variables independientes que lo condicionan son elementos de un proceso de comunicación: variables de origen, variables de mensaje, variables de canal, variables de receptor y variables de destino. Cuanto mejor se conocen tales variables y, en particular, su forma general de operación así como su significación para cada situación específica, tanto más fácil es predecir la dirección y la intensidad del cambio de actitud.

    El cambio de actitud como dimensión dependiente es un proceso estocástico en el que el individuo (el receptor) tiene a su vez que pasar por las etapas de atención, comprensión, sumisión, retención y acción, si el proceso de comunicación tiene que verificar el cambio de actitud

   A fin de predecir y explicar los cambios de actitud (y también los cambios de opinión y de juicio), se han elaborado una serie de modelos (teorías del cambio de actitud). Entre ellos, los modelos de consistencia consideran tales cambios como la forma de restaurar un estado de equilibrio (el principio de homeostasia). También hay modelos de mayor orientación psicofísica y modelos «funcionales» que subrayan el papel de las necesidades.

 

    Actitud, tipos de (Attitude types).Según la clasificación de Jung, son los introvertidos y los extravertidos y determinan tipos de función. La introversión y la extraversión indican la naturaleza de una reacción probable de «expectación» y «orientación» o «dirección»

 

    Actitudes parentales (Parental attitudes). Las actitudes ante la crianza de los hijos pueden concebirse como un sistema de medidas educacionales entre las que existe un tipo de relación tipológica. Generalmente se distingue entre actitudes agudamente contrastadas: autoritarismo contra libertad; rechazo contra indulgencia, etcétera. También cabe una división triple: autoritarismo-democracia­«laissez faire». La actitud parental determina el grado de libertad del niño para tomar sus propias decisiones y adoptar actitudes personales. La diferencia entre los conceptos sobre la crianza del niño depende de diversos objetivos educacionales: dependencia incondicional (educación autoritaria), autodesarrollo sin trabas (educación del «laissez faire») o integración responsable (educación democrática)

    Resultados de los estudios experimentales. - Varios intentos de clasificación se han basado en la observación de la conducta actual de los padres. Son bien conocidas las dimensiones atribuidas en las Fels Parent Behavior Rating Scales (Baldwin y otros, 1945, 1949; Champney, 1941; Foff, 1949), esto es, la dependencia del niño de los padres, o la actitud democrática hacia el control de la crianza sobre la conducta de los niños. Sears, Maccoby y Levin (1957) basaron sus valoraciones de las actitudes parentales en entrevistas con padres y en diversas observaciones. Debido al enorme gasto implicado en la realización de las entrevistas y las observaciones, a fin de evaluar las actitudes parentales actualmente se ha llegado a una práctica estándar con cuestionarios impresos. Bronfenbrenner (1960) utiliza un cuestionario para niños que les permite hacer comentarios sobre sus padres. Las actitudes parentales individuales se evalúan por el análisis factorial de las intercorrelaciones entre las cuestiones de «educación». Según K. Eyferth los diferentes análisis factoriales relativos a las actitudes parentales deberían coincidir con el sistema de W. C. Becker, es decir, con las tres dimensiones independientes siguientes: «restrictividad­permisividad», «afecto-hostilidad», «compromiso emocional tranquilo­ansioso».

    Recientemente, la psicología educativa ha dedicado considerable atención al estudio de las actitudes parentales. Por otra parte, para definir las dimensiones­individuales e idear los métodos para evaluarlas, se ha estudiado en detalle la relación entre las actitudes parentales y la personalidad del niño. La actitud ante la crianza puede considerarse tanto como una reacción hacia los rasgos en el niño, cuanto como la causa de características específicas (cf. Seitz, Wehner y Henke, 1970).

 

   Activación (Activation) Hoy día se utiliza este término para referirse a las acciones, principalmente, del sistema reticular activador ascendente (ARAS). Este sistema regula el nivel general de atención con respecto a los estímulos ambientales, por una parte, y los procesos cerebrales, por otra. Como consecuencia, el organismo se encuentra constantemente en diversos estados de activación, o en un «continuo de activación». El organismo alcanza su más alto nivel de activación con estímulos de intensidad media, mientras el nivel de activación por medio del ARAS se mantiene bajo con estímulos muy intensos o muy débiles. En este sentido, por tanto, el sueño no es simplemente algo que sigue al cese de toda actividad, sino que es un proceso activo. El nivel de activación puede determinarse en términos de potencial de célula cerebral, ritmo del pulso y respiración y respuesta galvánica de la piel

 

   Activación, modelo de (Activation pattern). El modelo de activacion del EEG indica una desincronización o supresión de las ondas alfa, en favor de una actividad rápida de bajo voltaje cuando el individuo emprende de repente una actividad visual (p.ej., abrir los ojos para mirar un objeto que se le presenta). Se han distinguido formas difusas, que afectan a todas las áreas de ambos hemisferios cerebrales y localizadas, que afectan solamente a algunas áreas corticales; junto una forma tónica (vigilia prolongada) y una forma fásica (breves golpes de atención a las modulaciones de los estímulos presentadas)

 

    Actividad (Activity). Se entiende por actividad, en psicologia el comportamiento (movimiento) de un organismo o de un individuo humano que es directamente provocado por las condiciones internas, o bien, la disponibilidad o capacidad para comportarse, cuando es normal el término arousal o «activación». Se aplica el término «actividad» a fenómenos fisiologicos y psicológicos. No requiere que el proceso en cuestión carezca de un estímulo inicial exterior, sino solo que pueda ser puesto en relación con una energía peculiar del individuo en cuestión. En este sentido, también se considera como un proceso activo una respuesta a un estímulo ambiental, en cuanto que el estímulo provoca una energía que se transforma en una respuesta determinada y específica del organismo.

   En el pensamiento psicológico, el concepto de actividad tiene una larga historia y puede decirse que va unido el concepto de «psique» o de «alma», ya que posee no solamente la aptitud cognitiva, sino también la capacidad de aspiración y esfuerzo.

   Solamente la psicología rigurosa de la asociación se desinteresó por completo del aspecto de la actividad. Otras escuelas han dado más o menos importancia hasta este momento al proceso psicológico (en el siglo XIX, p.ej., las teorías de Herbart, Fechner, Brentano y Wundt), y en la psicología dinámica ha sido un principio básico para todas sus divisiones. Más recientemente, las concepciones de la actividad han tendido más al modelo de arousal o de activación. Especialmente a partir de los descubrimientos de Woodworth y Schlosber (1954), la actividad se concibe como una variable psicológica que, por una parte, se expresa en síntomas físicos específicos como un nivel de disponibilidad del organismo o de los sistemas funcionales del individuo para comportarse o gastar energía; y, por otra parte, puede aparecer en la experiencia individual como una liberación de la tensión o excitación. En consecuencia, el organismo vivo siempre manifiesta un nivel de activación específico que es muy bajo durante el sueño profundo, pero que es significativamente más alto en el estado de vigilia relajada. Un nivel alto de activación corresponde a un estado emocional (desencadenado, p.ej., por una necesidad orgánica o por una situación externa), mientras que un nivel todavía más alto es característico de un estado afectivo muy intenso (como la ira). Por tanto, el nivel de activación se puede entender también como una dimensión del comportamiento motivacional o emocional.

   Con frecuencia se ha investigado la relación entre activación (arousal) y ejecución. Se da por supuesto que existe una relación curvilineal entre estas dos variables. Ello implica que un nivel de activación media favorece más la realización, mientras que los niveles muy altos o muy bajos de actividad reducen la realización.

 

    Actividad, cociente de (Activity quotient)(Sinonimo de cociente de acción). El índice formal de Busemann del estilo lingüístico típico de un grupo de cierta edad. La razón del número de verbos (palabras de actividad) y adjetivos (palabras cualitativas o cualificantes) es el cociente de actividad que varía de acuerdo con la edad. A lo largo de la vida de un individuo, Busemann descubrió que había una alteración rítmica o «accional» (alto cociente de actividad) y unas fases «cualitativas>> (bajo cociente de actividad). Un alto cociente de actividad indicaba una labilidad emocional y un nivel de ejecución relativamente bajo, según el nivel de edad específico.

 

   Actividad específica, potencial de (Activity, specific potential) (Sinonimo de potencial de acción especifica; abrev.: ASP). El potencial que debe alcanzarse para entregarse a una actividad específica. El ASP es esencialmente distinto de los demás factores que, por más necesarios que sean para una determinada actividad producen el efecto de una forma no específica.

 

    Actividad, jaula de (Activity cage) Invento utilizado por Campbell y Sheffield para medir el nivel general de actividad de las ratas. El tambor giratorio graba la distancia recorrida por la rata. Hay muchos dispositivos similares, incluso la jaula suspendida de un muelle. La actividad (actividad incesante) está muy vinculada con la motivación. Por tanto, para determinar la motivación se pueden usar, como evidencia indirecta, las medidas de actividad

 

   Actividad, lecho de (Activity bed). Lecho especialmente preparado que se utiliza para registrar, p.ej., el desasosiego nocturno en los enfermos psiquiátricos, y de este modo, estudiar, p.ej., los efectos de la terapia de drogas.

 

   Actividad de redirección (Redirection activity).Concepto etológico que se refiere a la conducta motivada por dos situaciones de estímulo diferente, pero dirigidas solamente hacia uno. P.ej., algunos pájaros machos defenderán su territorio contra intrusos sólo después de haber conseguido a su pareja.

   Así, pues, se requieren dos condiciones para evocar esta conducta la intrusión de un rival, y de una pareja, aunque la conducta esté dirigida solamente contra el rival

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Artículo junio 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. X

Persona (Person)

    Persona (Person)

   1) El concepto de Persona es el punto de partida de la psicología humanista.

   Los etimólogos buscan el origen de «persona» en la palabra etrusca phersu, que significa un ser que existe entre la tierra y el mundo subterráneo. La conexión entre persona y el concepto de máscara (Rheinfelder, 1928) remite al género humano, en cuanto se asume de modo particular el cuerpo y la forma; también podemos remitirnos aquí al lado espiritual (a diferencia de los seres vivos). En la antigua terminología legal, Persona se refiere a cualquier hombre, de cualquier rango, libre o esclavo.

   Desde los tiempos antiguos, la Persona era reconocida como la sustancia individual (núcleo personal y su diferenciación) de una naturaleza racional. En la relación entre Persona y naturaleza, existen posibilidades de relación con el mundo material y social, y con el campo de lo espiritualmente trascendente. Heidegger afirma que el hombre es fundamentalmente un «ser-en-sí-mismo» activo, precedido de un posible «ser­en-el-mundo». Si se concibe la persona como centro de actividad, el hombre es entonces concebido como posible principio de encuentro personal (diálogo primario). El hombre en cuanto persona está orientado hacia la comunidad, y en esto su dignidad encuentra el camino de su perfecto desarrollo. Los drives y experiencias asociadas son la base de todas las experiencias humanas, e incluyen (según un principio de clasificación derivado de la noción de encuentro personal) los incentivos enraizados en el si-mismo (Drive), los enraizados en el yo y los dríves, afectos y estados de ánimo conectados con el ambiente. El concepto de persona puede identificarse sólo parcial y ocasionalmente (como, p.ej., en el sentido jungiano) con el concepto de «sí-mismo».

   Mientras que la consciencia del yo es refleja, y representa una etapa superior del desarrollo, la consciencia del sí-mismo es un hecho existencial. No todas las personas tienen de facto consciencia del yo, ya que el hombre en estado embrionario o el enfermo mental también es persona. La persona es el fundamento del proceso de desarrollo y de perfeccionamiento que se revela en el carácter y la personalidad. Los factores y observaciones empíricas (p.ej., la necesidad de compensar los sentimientos de inferioridad (Consciencia) provocan la existencia de un sistema de control psíquico, dentro del cual el sí-mismo personal tiene una localización psicológica. La relación persona-espíritu se caracteriza porque el espíritu permite a la persona trascenderse a sí misma, y la persona  misma funda el principio de la experiencia moral.

   Ser persona significa una unidad única e indivisible en el ser humano único, y, por tanto, irrepetible. Ello implica una unidad viviente que realiza un todo armónico y que normalmente no se disocia. Es, finalmente, el fundamento individual, viviente, corporal y espiritual a un tiempo, del ser humano (Problema mente-cuerpo). El ser persona concierne al nivel «vital-biológico». al nivel del «ello» (base endotimica) y se relaciona con la superestructura espiritual, en cuanto que, al menos, la persona tiene la posibilidad de ser aprehendida desde dentro (Teoría de los estratos). Actualmente, la constitución personal del hombre es sistemáticamente defendida por la Sociedad de psicología humana dirigida por C. Bühler. «¿El hombre como máquina o el hombre como persona?» (A. L. Kovacs), podría considerarse como la cuestión esencial del momento.

 

   2) del latín persona = máscara de actor. Un término usado por C. G. Jung para designar el «carácter externo» que permite a un individuo interrelacionarse con el mundo que le rodea, de manera que representa una especie de compromiso entre sus rasgos psicológicos individuales (carácter individual) y la situación colectiva. Esto presupone una capacidad para adaptarse a la sociedad.

    Personalidad (Personality)

   I. El hombre está intensamente interesado por su propia personalidad y la de los demás hombres. La representación de personalidades y sus interacciones es el tema principal de las artes literarias, dra­máticas y figurativas. Pero, a pesar de las discusiones de los filósofos sobre la naturaleza humana en el curso de la historia, el estudio de la personalidad fue ignorado por la mayoría de los psicólogos hasta hace poco tiempo. Esto se debió en parte a su complejidad, y en parte, a que la psicología se ocupaba más de los procesos comunes a todos los organismos, tales como la percepción y el pensamiento, que podían investigarse en el laboratorio, que del hombre aislado y de sus motivaciones. Por lo tanto, el primer trabajo sistemático fue llevado a cabo por psiquiatras, como Kraepelin, Janet, Freud y sus seguidores, usando métodos clínicos e intuitivos más que científicos.

   Corrientemente, nos encontramos ante una profusión de diferentes teorías de la personalidad basadas en diferentes métodos y constructos. Existe escaso acuerdo sobre los datos que han de ser estudiados y todavía menos sobre una definición. Allport expuso una lista de 50 definiciones (1937); Hall y Lindzey, o Wepman y Heine, describen al menos 15 teorías importantes. Sin embargo, muchos teóricos aceptan (aunque otros lo rechazan) la siguiente: la personalidad es la organización relativamente estable de las disposiciones motivacionales de una persona, que surge de la interacción entre los instintos biológicos y el ambiente social y físico. El término implica tanto atributos cognitivos como físicos, aunque por lo general se refiere principalmente a los rasgos afectivo-conativos, sentimientos, actitudes y mecanismos complejos e inconscientes, a los intereses e ideales, que determinan el característico evidente comportamiento y pensamiento humanos. Algunos de los principales puntos de vistas divergentes son los siguientes:

    1) Valor de los estímulos sociales.­

    Desde los tiempos clásicos, el tér­mino de personalidad se ha aplicado más a la impresión hecha sobre otros que al yo interior. En el uso popular, se dice que el director de una empresa tiene una fuerte personalidad, que una actriz tiene una personalidad encantadora. Es evidente que todo el mundo desempeña roles variados e intenta desarrollar una personalidad que sea aceptable para aquellos con los que está en contacto. incluso el concepto de sí puede ser una autoilusión (Goffman, 1956: Vernon, 1964).

   2) Teorías nomotéticas. - Los autores orientados en sentido psicométrico, como Catell, Eysenck y Guilford, suponen la existencia de propiedades estables de personalidad con grado variados de validez, pero advierten que no pueden ser directamente observadas; deben inferirse de la consistencia en el lenguaje y la conducta. Su objetivo es aislar las principales dimensiones de personalidad a través del análisis factorial de las correlaciones entre los tests. De ahí que la personalidad se conciba como el signo distintivo de una persona en relación con todos los factores medibles o rasgos comunes. Cattell, además, propone que los rasgos únicos y su organización pueden cuantificarse con las técnicas Q o P. (Es decir, «factorizando» las personas o las ocasiones.) La inestabilidad emocional o ansiedad y la extraversión­intxoversión son ampliaménte reconocidas, pero hay escaso acuerdo sobre la razón de estos factores mayores o el modo más fiable de su medición.

 

   3) Enfoques idiográficos.- Autores alemanes como Dilthey y Spranger, junto con la mayoría de los psicólogos clínicos, subrayan la necesidad de una comprensión intuitiva de la singular organización de toda personalidad individual y se oponen a medir sus características. Este enfoque es inevitablemente subjetivo, y los constructos freudianos de los motivos inconscientes están expuestos a la crítica como entidades míticas, a pesar de su utilidad en el plano teórico y en psicoterapia

 

   4) Conductismo.- Los estudios de May y Hartshorne (1928) sobre el carácter y otros intentos para medir rasgos generales produjeron correlaciones muy bajas entre los tests del mismo rasgo; esto significa. que las diferencias de personalidad deben entenderse como hábitos específicos de respuesta a situaciones específicas. Esto concuerda con las teorías contemporáneas E-R del aprendizaje. Los seguidores de Skinner fueron más lejos, al prescindir totalmente de las inclinaciones internas o drives, defendiendo que sólo debería estudiarse aquello que es directamente observable y definible operativamente {Lundin, 1961}. Tales opiniones son un importante respaldo de la terapia de conducta, que trata los síntomas neuróticos con procedimientos de condicionamiento, sin considerar las causas mentales hipotéticas. El conductismo cibernético moderno, sin embargo, es más flexible al admitir los procesos o «planes» de intervención: incluso el yo puede concebirse como un super-plan que produce sus propias reacciones estimando sus probables consecuencias de reforzamiento {cf. la recopilación de la teoría del aprendizaje social de Mischel).

 

   5) Antirreduccionismo.- Freudianos y teóricos del aprendizaje como Dollard y Miller adscriben la motivación a una reducción de la tensión de los drives biológicos y los efectos de los aprendizajes tempranos durante la lactancia. Las diferencias temperamentales constitucionales también son comúnmente reconocidas, por tipólogos como Sheldon. Adler fue el primero en señalar el esfuerzo positivo hacia el futuro más que la determinación por el pasado, y Allport (1961) concluye que los nuevos intereses y los motivos son funcionalmente independientes en cualquier momento de la vida y pueden adquirirse. La noción del individuo como creador de su propia personalidad concuerda con el énfasis actual puesto sobre la curiosidad y la responsabilidad como motivos básicos, con la insistencia de Horney y Fromm sobre las influencias sociales y con las teorías de Rogers y Maslow de la auto-actualización como principio fundamental para el crecimiento y desarrollo de la personalidad

 

   6) Las teorias organismicas y del campo, como las de Lewin, Goldstein y Angyal, atribuyen la conducta del organismo a su interacción con el campo circundante, más que a sus disposiciones estables. La representación de Lewin de los «sistemas de tensiones», «valencias» y «barreras» en el «espacio vital» total ha influido principalmente en la psicología social. También la teoría de la «presión» de Murray ha demostrado ser útil para comprender la influencia ambiental en la personalidad

 

   7) La fénomenologíaconsidera la personalidad exclusivamente en términos de la percepción del yo, de los demás y del ambiente. Motivación, aprendizaje y adaptación se adscriben a la necesidad del hombre de resolver los contrastes en el campo fenoménico y corregir sus interpretaciones erróneas. Este enfoque, derivado de Husserl y desarrollado por Snygg y Combs, se vuelve a encontrar en la teoría del self de Rogers y en la «psicología de los constructos personales» de Kelly. Asimismo, el existencialismo (aunque se trata más de un movimiento literario y filosófico que de una teoría de la personalidad) mantiene que el hombre es libre para luchar por el sentido y la autorrealización en un universo hostil y falto de propósitos.

 

   8) Teorías de patrones culturales.­ Los antropólogos y los sociólogos tienden a pensar que la personalidad es el producto de los grupos sociales en cuyo seno se educan los hombres. Las observaciones de Malinowski y Mead sobre la no universalidad del complejo de Edipo y la impronta infantil pretenden demostrar que las diferentes culturas satisfacen las necesidades del hombre de diversas maneras y desarrollan diferentes formas de organización. Suponiendo que la personalidad se desarrolla siempre en un medio social particular, los psicólogos están todavía más interesados por las variaciones de la norma cultural.

9) Investigación actual sobre la personalidad .­ La investigación de instrumentos más fiables de evaluación de la personalidad en el diagnóstico clínico, la orientación y la selección de estudiantes o empleados, continúa incesantemente, aunque sólo con escaso éxito. Igualmente sorprendentes son las observaciones sobre la conducta de los niños y las mediciones de los autoconceptos y actitudes que no pasan de indicar una simple relación entre la práctica de la educación de los niños o de las disposiciones de los padres y las variables de personalidad como agresión, ansiedad o autoritarismo

   El trabajo controlado de forma más cuidadosa sobre los procedimientos terapéuticos y su efectividad debería contribuir a esclarecer las teorías conflictivas anteriormente descritas. Otra tendencia notable es el incremento de la investigación interdisciplinaria, dado que los neurólogos, genetistas, estadísticos multivariados y antropólogos sociales pueden aportar mucho a la investigación clínica y psicométrica de la personalidad (cf. Nor-Beck y otros, 1968.) Los estudios sobre los mecanismos de defensa y los estilos cognitivos, sobre los efectos de la ansiedad y de otras variables de personalidad sobre el aprendizaje, sugieren que la separación entre los psicólogos experimentales y los de la personalidad empieza a desaparecer.

 

    II. Los orígenes del concepto «personalidad» no están totalmente claros. G. W. Allport concibe la personalidad como la ordenación dinámica en el individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan su particular adaptación al ambiente. H. Thomae entiende la personalidad como el conjunto de todos los acontecimientos vinculados con la historia de la vida de un individuo. J. P. Guilford considera la personalidad de un individuo como la singular estructura de sus propiedades. R. Linton la entiende como la estructura organizada de los procesos y estados psicológicos que conciernen al individuo. Para H. A. Murray, es el órgano que controla el cuerpo, una institución que produce modificaciones desde el nacimiento a la muerte.

   El concepto de carácter, en su más amplio sentido, significa la singularidad o propiedad distintiva de un ser. En sentido psicológico, el carácter es identificado a veces con la personalidad. Ambas son expresiones usadas por casi todos los psicólogos actuales, aunque ninguno sepa decir con precisión lo que significan realmente. Por otra parte, el concepto de carácter subraya el elemento estático, mientras el de personalidad subraya los aspectos funcionales, dinámicos, mudables, de proceso. H. Rohracher caracteriza la totalidad de las disposiciones psíquicas desarrolladas (Anlagen) como personalidad humana, y la totalidad de todos los anlagen psicológicos -desarrollados y no desarrollados- como carácter. Según este autor, la personalidad de un hombre es lo que ha emergido bajo la influencia de su ambiente y su carácter. El carácter comprende todo lo que (en sentido psicológico) el hombre puede llegar a ser.

   Mientras que la ciencia ha intentado ordenar los caracteres humanos en tipologías (Tipos), la investigación orientada hacia el estudio de la personalidad se ha interesado sobre todo por la relación disposición-ambiente. En sus estudios sobre gemelos, K. G. Gottschaldt parece haber demostrado que rasgos de personalidad endotímica como la afectividad, tendencia general e instinto vital, están más intensamente determinados por la herencia que la superestructura intelectual.

   Sobre la base de sus estudios con gemelos, H. D. Eysenck atribuye una significación considerable a la herencia en la determinación del tipo de personalidad. El grado y la dirección ejercidos por la influencia ambiental sobre un individuo, dependen de sus disposiciones.

   La investigación empírica sobre la influencia del ambiente en el desarrollo de la personalidad ha encontrado serias dificultades, en cuanto que había que determinar con seguridad si la personalidad de un hombre ha cambiado bajo la influencia de determinados acontecimientos ambientales. En los EE.UU., el criterio predominante es que la personalidad humana es ilimitadamente modificable y se forma a lo largo del curso de la vida y mediante las influencias sociales. En Europa se prefiere creer que la estructura fundamental de la personalidad es relativamente constante.

   También puede decirse que los teóricos americanos consideran la personalidad bajo el aspecto de la conducta externa, rasgos superficiales, componentes motores y relaciones y modificabilidad interhumanas, e investigan principalmente la interacción entre el individuo y el ambiente social (cultura). Los psicólogos europeos, por su parte, tienden a conceptos tales como disposición profunda (Psicologia profunda; Persona), determinación por la constitución (Rasgos; Tipo), estructura la, independencia relativa de la sociedad e incluso relativa inmutabilidad.

   

    Personalidad, investigación de la (Personality research)

   Una rama de la psicología que trata de la investigación de la personalidad, dejando aparte con frecuencia los componentes de actitud. En la literatura alemana se la llamaba antes «caracterología» o «investigación caracterológica» (Carácter; Psicología diferencial; Rasgos;Tipo). 

 

    Personalidad marginal (Marginal personality)

    (Sin.: hombre marginal). Término usado por el sociólogo americano R. E. Park para denotar aquellos individuos que son simultáneamente -por elección personal o circunstancias sociales- miembros de dos o más grupos que difieren sustancialmente en su composición y normas, de modo que la persona en cuestión se encuentra siempre en una posición marginal múltiple, p.ej., en la frontera entre dos culturas contradictorias.  

 

    Personalidad modal (Modal personality)

   Término acuñado por Linton (1945) para designar el tipo de personalidad que más frecuentemente se encuentra en una sociedad o cultura determinada y por el que se forma en cualquier ejemplo dado el fondo cultural.

 

    Personalidad, teoría de la (Personality theory)

   Sistema de hipótesis que representa el marco de referencia para explicar o describir la conducta humana y la experiencia relevante para alguna definición particular de personalidad. La mayoría de tales teorías de la personalidad (en contraste con otras teorías psicológicas) se refiere a la persona globalmente.

    Personalidades secundarias

   Los procesos extramarginales en el subconsciente tienen la tendencia a organizarse en coherencias integrales, las cuales tienen tanta estabilidad que varios psicólogos hablan de personalidades secundarias. Su descubrimiento se debe a las escuelas hipnóticas francesas de París y Nancy: en 1870, Charcot y Bernheim lograron hacer aflorar la personalidad secundaria a la esfera de lo consciente. En 1950 se exhumaron los estudios casi olvidados de M. Prince, cuya obra (1905) llamó de nuevo la atención de los psicólogos (Thypgen y Cleckley, G. Murphy). Las personalidades secundarias son, según H. Schjelderup, complementarias de la verdadera personalidad, llegándose a veces a la conclusión de que se trata de una dramatización de tendencias desplazadas. El yo secundario es capaz de obras creativas de gran calidad (inspiración); es conocido el caso de Patience Worth, bien estudiado por Cory, Prince y Estabrooks. Las personalidades secundarias pueden manifestarse también en la obsesión y las psicosis mediumistas, teniendo en estos casos carácter demoníaco y patológico.

 

    Personalismo (Personalism)

   1) Cualquier filosofía o psicología idealista o «existencialista» que subraya la importancia y unicidad del individuo humano (Análisis existencial; Psicología humanista; W. James; Persona; Personalidad).

   2) Un movimiento de pensamiento filosófico-político desarrollado y promovido en Francia por Emmanuel Mounier y presentado por la revista Esprit. El personalismo ofrece una psicología realista del hombre total aprehendido en situaciones vitales, al tiempo que subraya la interacción dinámica del individuo como persona (aspecto personal) con la comunidad (aspecto social). «Una persona es un ser espiritual constituido como tal por su adhesión a una jerarquía de valores, libremente adoptados, asimilados y vividos, por un autocompromiso responsable y por una conversión constante; unifica, así, toda su actividad en la libertad y desarrolla, por otra parte, mediante actos creativos, su única vocación propia» (Mounier).

 

    Personalización (Personalization)

   1) La experiencia de la propia actividad psicológica; se opone a despersonalización.

   2) Caruso utilizó la palabra de un modo más dinámico para denotar el último objetivo de la vida humana (Consciencia; Personalismo; Religión, psicología de la).

 

    Personificación (Personification)

   1)La atribución de cualidades personales o humanas a. p.ej., una abstracción, una fuerza natural (el Sol, como Helios sobre el carro del sol) o un concepto (la sabiduría, como una mujer con una serpiente y un espejo)

 

   2)Un individuo como encarnación o expresión especial de, p.ej., una cualidad

 

Bibliografía:

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  • Weoman, J. M. & Heine, R. W., Concepts of personality (New York 1963).

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Artículo mayo 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. IX

Percepción (Perception)

    Percepción (Perception)

   1) Definición. - La Percepción es una función psíquica que (por medio de los órganos de los sentidos) permite al organismo recibir y procesar la información sobre el estado de, y alteraciones en, el ambiente.

   2) La Percepción juega un papel muy importante en la teoría de la cognición, es decir, la teoría del conocimiento; la ejecución del aparato perceptivo determina en alto grado la información que un organismo obtiene respecto del ambiente y los límites del conocimiento directo. Se han efectuado estudios teóricos sobre la relación entre Percepción y realidad «objetiva»; entre P. y otras funciones psicológicas (entendimiento, motivación, etc.), y entre la experiencia y categorías cognitivas a priori. Las principales áreas de la investigación experimental son: la relación entre umbrales (absoluto y diferencial) estimulares a imagen propia del ambiente («mundus sensibilis»), la limitación de la posible experiencia por defectos sensoriales, ilusiones, etc.

   3) Desarrollo histórico del estudio de la Percepción. La psicología elementalista del siglo XIX concibió la P. como un proceso responsable de la coordinación de las sensaciones elementales en términos de imágenes e ideas, que eran incorporadas (generalmente como «apercepciones») a sistemas conceptuales superiores. Sin embargo, bajo la influencia de la psicología gestáltica ( Ganzheit), pronto se descubrió que la P. de una situación total no podía interpretarse como la simple suma de los elementos individuales, sino que la P. de totalidades (Gestalten) seguía leyes especiales de gestalt. Esta distinción entre psicología elementalista y psicología gestáltica ha sido sustituida ahora que los principios de análisis de sistemas y de la cibernética permiten considerar un «todo» o una «totalidad» como un «sistema de partes recíprocamente organizadas». La investigación actual se caracteriza por un enfoque «perspectivista», en el que las condiciones básicas, las propiedades específicas, la ejecución y los mecanismos de la P., así como el desarrollo y la capacidad de aprendizaje del individuo se postulan como interactuantes, aunque generalmente se examinan por separado y se consideran en relación con las demás funciones del organismo.

   4) Teorías de la Percepción.- Las diferencias metodológicas (asociadas con el empirismo) entre las psicologías elemental y holística se acompañaron de divergencias teóricas (asociadas con el nativismo). Los esfuerzos por superar estas antítesis condujeron, en su mayor parte, a las siguientes suposiciones teóricas:

   a) en el transaccionalismo (A. Ames, W. H. Ittelson), la teoría del gradiente (J. J. Gibson) y el probabilismo ecológico (E. Brunswik), la P. se considera como totalmente dependiente de las circunstancias externas, es decir, un objeto se ve siempre en relación con una situación total físicamente determinada;

    b) en las teorías de la dependencia funcional (teoría de la expectación: D. O. Hebb; teoría de la motivación: G. Murphy, J. S. Bruner, L. Postman; teoría de las hipótesis: Bruner, Postman, Gresson; teoría de la adaptación: H. Helson; teoría de la saturación: W. Kóhler, H. Wallach, etc.), la P. se considera como resultante de los estados interiores (fisiológicos y psicológicos) y, por tanto, dependiente en muchos aspectos de la «actitud» del individuo;

    c) en las teorías genética y constructivista (aprendizaje y desarrollo) (génesis actual, local y microgénesis: F. Sanders, H. Werner; ontogénesis, constructivismo y psicología del aprendizaje: H. Werner, J. Piaget, E. J. Gibson, etc.), la P. se interpreta como un proceso dinámico en el que las características físicas de una configuración estimular y la ejecución del individuo (activo) determinan lo que se percibe y cómo se percibe.

   5) Perspectivas.- Aunque las teorías anteriormente mencionadas coinciden en muchos puntos, son puramente «locales» por naturaleza. En el mejor de los casos, se dispone de colecciones de datos científicamente confirmados y de algunas explicaciones parciales, en verdad raramente contradictorias, pero generalmente incompletas. Dan una impresión sobre las posibilidades y desarrollo de la P. en el individuo pero no pueden proporcionar un imagen adecuada o un modelo del organismo que percibe y funciona

 

   Percepción auditiva (Auditory perception)

   Desciframiento de algunos estímulos procesados fisiológicamente por el sentido del oído, gracias al SNC. Como en todas las modalidades sensitivas, hay que distinguir entre percepción y sensación. La P. a. es mucho más compleja que la sensación auditiva, ya que lleva a la identificación (reconocimiento) de estímulos sonoros compuestos (modelos sonoros). La sensación auditiva es provocada por estimulación de los elementos especializados que se encuentran en el oído y es la forma elemental de la respuesta nerviosa a los estímulos sonoros. El sonido es el estímulo adecuado. Los parámetros físicos objetivos del sonido son la frecuencia (rango audible desde unos 16 hasta 22.000 Hz) y la amplitud. En el caso de frecuencias inferiores a 16 Hz, se habla de ondas infrasónicas (que producen sensaciones vibratorias o «aleteantes»); en el caso de frecuencias superiores a los 30.000 Hz, de ondas ultrasónicas. El tono está muy relacionado con la frecuencia, pero varía con la intensidad. La intensidad (conocida como volumen en términos subjetivos) depende de la amplitud de las oscilaciones que pueden medirse en fonos o en decibelios (dB). La sensibilidad auditiva varía con la frecuencia. Su punto culminante (umbral auditivo absoluto inferior; umbral de audibilidad) está en la mitad del rango de la frecuencia (1.000 a 3.000 Hz). La sensibilidad auditiva es buena con relación a las variaciones de intensidad y de frecuencia (Organos de los sentidos). La medida de los umbrales auditivos y de la determinación de los defectos del oído es tarea de la audiometría.

   En particular, la recepción de los estímulos (del oído externo al tímpano); la amplificación mecánica en el oído medio; la transformación en impulsos nerviosos en el caracol; la sensibilidad a las frecuencias; la medida de la sonoridad; la adaptación; el campo auditivo y la localización y estimación de la distancia de la fuente sonora.

    1) Percepción del sonido.- Es muy compleja y depende de muchos factores; permite las siguientes diferenciaciones: juicios específicos sobre las sensaciones sonoras; determinación de la localización espacial de las fuentes sonoras; discriminación de los diferentes sonidos simultáneos (un tipo concreto de sonido se puede distinguir con exactitud en presencia de otros sonidos); comprensión del lenguaje con todas las distinciones de entonación (reconocemos a un individuo por su forma de hablar). Finalmente, la P. a. tiene gran importancia en las funciones del lenguaje. Requiere una serie de operaciones en los centros superiores del SNC, a partir de la información recibida (sensaciones); fundamentalmente tales operaciones se basan en la posibilidad de recurrir a toda la experiencia anterior (rastros mnemónicos almacenados en la memoria); en condicionamientos, asociaciones y operaciones cogniti­vas y afectivas, en su mayor parte inconscientes

   2) Características subjetivas del sonido (fenómenos acústicos).- Según su naturaleza individual, el sonido puede percibirse como agradable, neutro o desagradable. El «área auditiva» está formada por más de 300.000 cualidades distinguibles; ello permite la P. del lenguaje matizado con más finura, y también de la música. Las cualidades subjetivas de la P. a. son, ya directamente dependientes de su frecuencia, p.ej., sonidos «altos» (frecuencias altas) y sonidos bajos (frecuencias bajas), ya producidas por cualidades sonoras físicamente definidas. Hay que distinguir entre:

   a) sonido, resultante de vibraciones parciales armónicas (oscilaciones),

    b) ruido, provocado por mezcla de vibraciones (las vibraciones están entre sí en una relación irregular de frecuencia)

   c) ruido superficial, sonido persistente, monótono, libre de fluctuaciones en la intensidad

   d) ruido excesivo: definido por la característica subjetiva de hipersonoridad

   e) timbre: es la cualidad característica que nos permite distinguir entre diferentes sonidos (musicales) que tienen la misma frecuencia fundamental (o tono puro), pero con una diferente composición espectral. Depende de la relativa intensidad de los sobretonos contenidos en su «espectro», o grupo de frecuencias. El sonido puede ser analizado subjetivamente por los analizadores de frecuencia (analizadores de espectro), espectrómetros o resonadores.

   3) Orientación espacial.- La P. a. juega un importante papel en la orientación espacial, que se basa en la acción sinergética, o coordinacíón, de varios sentidos. El oír proporciona una información sobre los objetos distantes, intangibles, inaccesibles e invisibles. Aquí son importantes la estimación de la distancia de una fuente sonora y la audición direccional. La estimacion acústica de la distancia es exacta a alto grado hasta un metro aproximadamente de distancia. Békésy refutó la opinión de que la distancia de la fuente sonora se podía determinar por la diferencia de presión entre los dos oídos. En realidad son varios los factores implicados; uno de ellos es la intensidad (el sonido más fuerte se percibe como mas cerca), otro factor es el espectro de frecuencia. Es posible calcular la distancia de un ruido y de una conversación más exactamente que la de los tonos puros.

   El umbral absoluto de la P. dirección se estima que alcanza alrededor de 3°; pero, en realidad es de 8° a 12°; la dirección de fuentes sonoras relativamente complejas puede determinarse con bastante exactitud. La presunción muy antigua (e inicialmente muy vaga ) de que la dirección de una fuente sonora se podía determinar por la diferencia de la presión acústica (puesto que la cabeza actúa como obstáculo al sonido), ha sido objeto de profundos análisis en los últimos años (Trendelenburg, 1950) y se ha tenido en cuenta en la técnica de las telecomunicaciones y en la estereofonía. La teoría temporal de Von Hornbostel y de Wertheimer sobre localización acústica se basa en el tiempo que tarda el sonido en llegar al oído no dirigido hacia la fuente sonora (localización a la derecha y a la izquierda del plano medio). La investigación experimental reciente basada en pruebas «trading» y en experimentos de ablación ha demostrado que ambas teorías están justificadas; la comparación de la diferencia temporal es principalmente eficaz hasta un nivel de 60 dB, mientras que la comparación de la intensidad ofrece resultados óptimos en la gama de las altas frecuencias e intensidades. La fase diferencial entre los oídos permite la audición direccional a baja y media frecuencia (hasta 1.000 Hz, más o menos), mientras que la diferencia de intensidad tiene importancia en las frecuencias más elevadas. También es importante la diferencia en el tiempo de llegada a los oídos (p.ej., en el estrépito).

 

    Percepción del espacio (Space perception)

    El estudio de la P. del e. se ocupa del modo como registramos la información sensorial sobre la situación espacial del ambiente, esto es, la distancia y la posición recíproca de los objetos. Esto se lleva a cabo ordinariamente viendo, oyendo o sintiendo. El interés por este tema puede remontarse hasta los filósofos griegos, los cuales se preocuparon del modo como podían percibirse las cosas a una cierta distancia. Pero sólo el asociacionismo británico del siglo XVIII y XVIII inició un análisis sistemático y actualizado. Berkeley halló una solución a la paradoja de que la distancia o profundidad, es decir, la tercera dimensión, se percibe, aunque los estímulos del mundo externo inciden sobre una superficie bidimensional, como la retina del ojo o la piel. Su respuesta fue que las sensaciones de estímulo-señal, tales como el movimiento de convergencia de los ojos, están asociadas con la distancia que es preciso recorrer para llegar al objeto. P.ej., se aprende que, cuando los ojos convergen perfectamente en un objeto, éste debe estar cerca, mientras que si la convergencia es escasa, el objeto está más distante. A mediados del siglo XIX, cuando la psicología nació como disciplina autónoma, los problemas de la P. del e, saltaron al primer plano. Se estudió la P. visual de la distancia y de la profundidad eliminando todos los estímulos externos que pudieran proporcionar información sobre la distancia. A continuación, se introdujeron estímulos específicos para descubrir qué P. de distancia era todavía posible. La función convergente de los ojos, p.ej., fue estudiada estimando la distancia de un sólo punto de luz en la oscuridad. Únicamente se podían emitir juicios exactos basados en el movimiento de convergencia a la distancia de unos pocos metros. De forma similar, se identificaron un cierto número de otros estímulos-señal para la P. de la profundidad, p.ej., la disparidad horizontal binocular, la paralaje del movimiento, esto es, la diversa entidad de la exposición aparente de objetos más o menos alejados moviendo la cabeza. Del mismo modo, se identificaron determinados estímulos-señal figurativos, p.ej., la perspectiva lineal, según la cual las líneas paralelas convergen a medida que aumenta la distancia.

   En el estudio de la P. de la posición de objetos en el espacio, el concepto de signo local fue muy importante durante el siglo XIX. Se suponía que cada punto sobre una superficie receptora como la piel o la retina del ojo, tenía cualidades únicas, las cuales, de manera innata o a través de la experiencia, especificaban la dirección (mediante el sentido de la vista) o lugar (mediante el tacto). El concepto de signo local dio pie a un estudio más cuidadoso de la precisión de nuestro sentido de la orientación.

   La investigación actual sobre la P. de la distancia ha dejado un tanto de lado la determinación de la capacidad de rendimiento de los sentidos, para dedicar más atención al análisis de los procesos que la fundan. Consideremos de nuevo la disparidad binocular: con el estereoscopio de Wheatstone puede demostrarse que dos visiones ligeramente diferentes en un mismo objeto por parte de cada uno de los dos ojos proporcionan información sobre la profundidad. Con este mecanismo se presenta a cada ojo una figura plana ligeramente diferente, y entonces se percibe con viveza un objeto sólido tridimensional. Las dos visiones dispares se funden en una si la disparidad es pequeña. Si la disparidad es demasiado grande, se percibe una doble imagen. Cuando los ojos son estimulados por figuras radicalmente diferentes, se establece una rivalidad y se ve, alternativamente, primero la figura del ojo derecho, después la del izquierdo, o una mezcla de las dos constantemente cambiante.

   Íntimamente relacionado con el problema de la disparidad binocular está el de la P. visual de los objetos en el espacio. Puesto que ambos ojos están en posiciones ligeramente diferentes en el espacio, la posición de un objeto es ligeramente distinta para cada ojo. ¿Cómo puede determinarse entonces la posición de un objeto? La investigación demuestra que la posición visual se juzga como si se refiriese a un punto entre los dos ojos. Pero no siempre ocurre que este punto se halle exactamente en el centro entre ambos ojos.

   Se ha demostrado que nuestra capacidad de registrar la dirección de los sonidos depende del hecho de que existen diferencias de tiempo e intensidad respecto de la estimulación de los dos oídos. Si el estímulo se dirige a nuestra oreja ésta recibe una señal de sonido ligeramente más fuerte, ligeramente más rápida que la izquierda. Como en la visión, en la P. auditiva dos sonidos similares se funden en uno. No existe un fenómeno auditivo que corresponda exactamente a la disparidad binocular. Sin embargo, si se presentan dos diferentes mensajes, uno a cada oído, no podemos percibirlos de la manera que percibiríamos uno sólo. Poco se sabe todavía acerca del mecanismo de la P. de la distancia y de la posición por el sentido del tacto (P. táctil), excepto que es probable que se transmita primeramente por los receptores neurales en las sinapsis, más que por los receptores musculares. La P. táctil de la dirección es buena, pero no tan precisa como la visual o la auditiva. La P. táctil de la distancia es menos precisa que la visual, pero mejor probablemente que la auditiva, y, naturalmente, solamente funciona respecto de aquello que se halla cerca del cuerpo ( Percepción visual).

 

    Percepción extrasensorial (ESP) (Extrasensory perception (ESP ])

    1) Cognición paranormal. Adquisición de información del ambiente externo, con exclusión de las modalidades sensoriales conocidas. En parapsicología experimental J. B. Rhine introdujo el término ESP para abarcar fenómenos como la telepatía, la clarividencia y precognición

   2) El término ESP, que se remonta probablemente a Pagenstecher (Aussersinnliche Varnehmung (Halle 1929]), lo utilizan autores de diferentes campos lo mismo que los medios de comunicación de masas. Desde un punto de vista científico la elección de este término es tal vez poco afortunada. Los psicólogos pueden hacer observar, con cierta razón, que la P. sensorial no está aún del todo clara, y que, por consiguiente, el término de ESP es más bien problemático. Sin embargo, Schmeidler (Extrasensory Perception [New York 1969 ]) señalaba que semejantes condiciones de exclusión (es decir, la ESP como «ninguna posibilidad de sentir, de recordar o inferir») se utilizan en campos más ortodoxos de la psicología. Puede argüirse también que una definición operativa de ESP puede formularse sólo si se proporcionan descripciones detalladas de las operaciones que permiten delimitar la ESP y que excluyen «el sentir, recordar e inferir». Sin embargo, el término ESP ha sobrevalorado tal vez la diferencia entre los fenómenos parapsicológicos y las ramas próximas de la psicología normal. Aparentemente, faltan también criterios positivos para describir los fenómenos de ESP, y parece justificado atribuir dicha falta a las implicaciones negativas del término. En algunos países se han introducido expresiones nuevas (bioinformación, en Rusia; psicotrónica, en Checoslovaquia). Estos nuevos términos sugieren una vinculación más estrecha con las ciencias ortodoxas y el monismo. Durante un tiempo, la concepción que predominaba en la investigación sobre la ESP se basó generalmente en el dualismo.

    Percepción motivacional (Motivational perception)

   La alteración o distorsión experimentada por la P. por el hecho de que el individuo que percibe está en un estado de necesidad o excitación emocional, o porque el objeto percibido tiene un valor o valencia específica (positiva o negativa) para su personalidad. Se reconoce, así, que la F. es no sólo un resultado de la estructura estimular y de los órganos sensoriales, sino también de la estructura de la personalidad y de su estado motivacional. Murphy formuló la teoría de la P. m. dentro del concepto de autismo, significando con ello que la verdadera imagen que nos dan las funciones cognitivas de la realidad está distorsionada según las necesidades y deseos del índivíduo que percibe (cf. el «pensamiento autista» de M. Bleuler). Varios procesos hipotéticos, cuya secuencia ha sido escasamente estudiada, son puestos en relación con la P. m., como la defensa perceptiva y la proyección. La nueva línea de ínvestigación en esta esfera ha sido definida como «new look» (comenzó entre 1945 y 1950).

 

   Percepción del movimiento (Motion, perception of)

   El SNC recibe señales relativas a la posición, peso y tensiones desde los terminales de los nervios conectados con músculos, tendones y articulaciones. Esta información es procesada y experimentada come P. del m. Esta juega un gran papel cuando tenemos que orientarnos sin P. visual (p.ej., en una habitación oscura)

   Movimiento inducido: el movimiento aparente de la luna detrás de las nubes, que son las que realmente se mueven. Las nubes «inducen» su movimiento sobre la luna. Nuestro sistema de P. considera que los objetos grandes están en reposo, y atribuye el movimiento a las objetos menores que se mueven en cualquier sistema relacionado.

    La P, del m. requiere la actividad de dos sistemas. Según R. L. Gregory, el sistema I entra en acción cuando la imagen de un objeto en movimiento entra de soslayo en la retina, estando los ojos inmóviles. El encuentro sucesivo de estímulos con los receptores de la retina produce la información sobre el movimiento. En el caso del sistema II, el ojo sigue al objeto en movimiento. Aunque la imagen de la retina permanece estática, se percibe un movimiento. Del estudio del sistema I J. Lettwin y colaboradores han deducido que los receptores afectivos reaccionan a cualquier cambio de claridad, denotando un movimiento (on-neurons, off-neurons, on & off-neurons). Esto quiere decir que en este caso el cerebro mide la velocidad sin evaluar conscientemente el tiempo. Pero como la velocidad está en función del curso y del tiempo, el sistema neuronal, según Gregory, recurre a un «reloj biológico». Según Sherrington, los dos sistemas perceptivos se contraponen, anulando así sus informaciones para llegar a una estabilización de la imagen retiniana. Su teoría, conocida como «teoría de la aferencia», requiere que las señales de movimiento queden anuladas por señales aferentes de los músculos oculares. H. Helmholtz, en cambio, representa la «teoría de la eferencia» presuponiendo impulsos eferentes de mando y una instancia interior de control, los cuales anulan las señales de movimiento. En favor de la teoría de la eferencia hablan especialmente las observaciones en pacientes con lesiones en los músculos oculares o con determinadas intoxicaciones (curare). En caso de falta de colaboración entre los dos sistemas, se producen ilusiones de movimiento o de velocidad. E. V. Holst y H. Mittelstaedt (1950) recurren al «principio de reaferencia». La posición de los ojos es controlada por mandos céntricos de inervación (eferencias), mientras el cerebro retiene una copia de sendos mandos (copia de eferencias). Cuando actúan dichos controles cambia la posición ocular y, con ella, la imagen retiniana. Este estímulo sensorial (aferencia) regresa como «reaferencia» (información reactiva) al cerebro, el cual compara la copia de eferencia y de reaferencia (control de éxito). Si la reaferencia corresponde a la copia de eferencias, el cerebro no registra ningún movimiento del ambiente. Si no corresponde (debido a movimientos reales del ambiente o presión lateral del bulbo ocular), el cerebro registrará un movimiento. Aunque este principio resuelve satisfactoriamente muchos problemas del acoplamiento entre vivencias de movimiento y movimiento ocular, quedan todavía por aclarar múltiples detalles, especialmente el rol de las informaciones conscientes de movimientos del cuerpo y el de las intenciones del movimiento ocular.

   Percepción profunda (Depth perception)

   La localización de los objetos percibidos en el espacio fenoménico (percibido) con relación a la distancia entre los objetos de la P. y el individuo (localización profunda ego­céntrica o localización profunda absoluta), o en relación con la distancia entre los objetos de la P, (relativa). La P. p. puede tener varias modalidades, aunque, con más precisión, aparece en la modalidad visual (el término frecuentemente sólo significa consciencia personal de la distancia entre uno mismo y el objeto visualmente percibido); también se produce en la audición (fuerza, espectro de frecuencia) y por medio del sistema tactiloháptico. En contraste con algunos animales, en el hombre el sentido del olfato juega un escaso papel en la localización de la profundidad. Aunque pueden estar implicados diferentes sentidos, se obtiene una impresión unificada de la distancia fenoménica (espacio unificado fenoménico o percibido, y también espacio activo) selectiva (Selective per) la cantidad y diversidad de los estímulos con los que una persona entra continuamente en contacto, toda percepción es selectiva, pero en ciertas circunstancias puede esto ocurrir de manera anormal. Una persona percibirá selectivamente los aspectos de su experiencia que ha encontrado más importantes en el pasado. Así, el fijarse en aspectos ambientales de diverso tipo, dándoles la máxima importancia, es característico de situaciones de stress, de trastornos psicopatólogicos y de situaciones de carencia; pero también las condiciones experimentales pueden producir una P. s. de tipo extremo. La gente ve solamente lo que quiere ver o lo que espera ver.

 

   Percepción social (Social perception)

    La P. s., como rama de la psicología social, puede definirse en sentido amplio o estricto: la definición más estricta presenta como tema principal la influencia de los factores personales y sociales, mientras que la definición en sentido amplio considera no sólo la dependencia de la P. del ambiente social, sino también su relación con el mismo (especialmente con la gente: P. personal). La discrepancia entre estas dos definiciones continúa en la interpretación de la noción de «percepción». En la definición en sentido más estricto, a pesar de las dificultades metodológicas, se hace hincapié en la experiencia inmediata de los sentidos, mientras que en la definición en sentido amplio el concepto de P. se utiliza en sentido indeterminado incluyendo todos los procesos de adquisición y elaboración de las informaciones y los procesos que llegan hasta los juicios, más complejos. En la concepción más amplia, la P. s. representa, por tanto, un sector un tanto vago. Pero, incluso si se adopta la definición más estricta, se acaba con frecuencia por abandonar el sector de la percepción basado en la experiencia inmediata. Allport (1955) llama la atención sobre el hecho de que la P. s. se entiende frecuentemente en sentido global como forma de entender el individuo su situación social. La dificultad de establecer una definición precisa fue exactamente descrita por Taijfel (1969, al señalar que la transición de la percepción a la actividad cognitiva, como sacar conclusiones lógicas, establecer categorías o formar juicios, ha sido siempre difícil de determinar. Se da, en efecto, un continuo sin divisiones claras. En el área central de la P., los intentos para aislar claramente P. y no percepción probablemente fallarán, tanto más cuanto que en los últimos años la tarea de establecer conclusiones y categorías ha sido considerada como muy importante para el acto de la percepción. El resultado es que, a pesar de múltiples estudios, el punto exacto de contacto no se ha podido establecer (así, p.ej., en muchos estudios sobre falsificaciones de la P. surge la cuestión de si, en efecto, es ésta, y no la memoria, la que se ha alterado). Esta puede ser una de las razones por la cual muchos estudios no se clasifican en el ámbito de la P. s., sino que se discuten primeramente desde el ángulo de las variables sociales. P. ej., el problema planteado por Asch (1952) sobre la distorsión de la P. bajo la presión de grupos es ciertamente un problema de P. s., pero está tratado frecuentemente baja la denominación de «conformity», es decir, como ejemplo específico de la influencia del grupo sobre el individuo, y en este ejemplo genuino del sector de la P. se dan las mismas explicaciones que para el problema de los cambios de la actitud determinada por la presión del grupo ( Dinamica de grupo). La escasa integración de la esfera objetiva se demuestra en un área particularmente importante, que generalmente se trata aparte; es decir, la del lenguaje. B. L. Whorf ha desarrollado la teoría de que el lenguaje moldea la percepción del ambiente (Hipótesis de Whorf). «Se nos indica un nuevo principio de relatividad. el cual explica que, ante las mismas evidencias físicas, los observadores no llegan a la misma imagen del universo a menos que su trasfondo lingüístico sea similar o pueda rectificarse de alguna manera» (Whorf, 1940). Pero la mayoría de los estudios existentes no distinguen entre cognición y percepción.

   Aunque es evidente que las diferentes lenguas no puedan representar el ambiente de la misma manera (p.ej., tienen distintas diferenciaciones de color), esto no significa que las percepciones mismas deban ser diferentes también. La teoría de Whorf se ve confirmada con la obra clásica de Brown y Lenneberge (1958), que demuestra un vínculo entre la codificabilidad de los colores (es decir, la asociación de los colores con los nombres que se les da) y el reconocimiento repetido de estos colores; es decir, una relación positiva entre el comportamiento verbal y no verbal.

   En los años cuarenta y cincuenta, la P. s. fue saludada por muchos autores como la «nueva visión» porque por contraste con la psicología de la gestalt, ponía gran énfasis sobre los factores motivacionales que hasta entonces habían sido objeto de escasa atención en la psicología de la P. Un paso considerable hacia adelante se dio respecto de la teoría orientada hacia factores inherentes de los procesos de P. (tales como el estímulo, excitación nerviosa, etc.), como lo demuestran algunas de las hipótesis desarrolladas en este sentido:

   1) Las necesidades físicas contribuyen a determinar lo que es percibido. Los estudios han demostrado, sin embargo, que aunque los factores psicológicos influyen en la P., esta influencia no puede incrementarse a voluntad; por el contrario, cuando la necesidad aumenta, puede observarse una reducción del influjo.

    2) Los valores característicos del individuo influyen en la velocidad con que se perciben las palabras asociadas con estos valores. Algunos autores intentaron, sin embargo, reducir la significación de los valores a la variable de las frecuencias de palabras. De acuerdo con esta suposición, la estructura del valor de un individuo conduce a un aumento de interés hacia los estímulos destacados y, por consiguiente, a un mayor grado de familiaridad con estos estímulos. Un estudio más reciente (Johnson y otros, 1960) ha demostrado, sin embargo, ambas influencias del grado de familiaridad y del valor en el descenso del umbral de reconocimiento. A1 mismo tiempo, este estudio ha demostrado una clara vinculación entre el valor de una palabra y la frecuencia con que esta palabra se utiliza en un país determinado.

   La influencia del valor se demostró también en la esfera de la distorsión de la percepción. En un experimento de percepción dirigido por Wittreich y Radcliffe (1956), las personalidades con autoridad mostraban menos distorsión que las no autoritarias controlándose la variable de familiaridad durante este experimento.

    3) Los estímulos verbales que trastornan emocionalmente o amenazan al individuo, requieren un tiempo de percepción más prolongado que las palabras neutras; y, a veces, son percibidos con una distorsión tan grande que su significado se modifica radicalmente y producen reacciones emotivas características antes de ser percibidas. Este fenómeno asumió una posición central en la discusión sobre la percepción social y condujo a la idea de defensa perceptiva. Mientras que el fenómeno de defensa contra los contenidos de memoria era corriente en la psicología profunda, se planteó el problema de una formulación paradójica: ¿Cómo es posible para un individuo reprimir, alterar o retrasar las percepciones que todavía no ha percibido? Planteado así el problema, sólo puede resolverse postulando una «teoría del homúnculo», es decir, la existencia de una especie de «censor» en el individuo que percibe, el cual controlaría el contenido de la P. antes de permitirle ser «percibido». Para evitar este dilema, se desarrolló la hipótesis basada esencialmente sobre la capacidad de los patrones de respuesta y confirmada experimentalmente. Una de las pocas teorías amplias de la P. s. se deriva de J. S. Bruner y L. Postman; estos autores tienen en cuenta las reflexiones propias de la teoría de la probabilidad, además de los factores. La idea fundamental en que se basa esta teoría es que la P. consiste esencialmente en examinar hipótesis determinadas. La P. se basa en un proceso de experiencia que induce al individuo a suponer ciertos objetos y determinadas cualidades de estos objetos. Según esta teoría, la fuerza de una hipótesis la establecen:

    a) la frecuencia de las confirmaciones obtenidas;

    b) el número de hipótesis disponibles simultáneamente;

    c) el apoyo motivacional;

    d) el apoyo cognitivo. Mientras estos factores determinan la fuerza de una hipótesis, la fuerza misma de la hipótesis define el conjunto de informaciones de estímulo correspondiente que son necesarias para confirmar o rechazar la hipótesis.

   La crítica a la P. s. se concentra en tres puntos:

   a) La mayoría de los estudios no toman en consideración las diferencias de personalidad, mientras que los estudios de psicología diferencial han intentado demostrar que entre los sujetos de experimentación existen tanto los «sensitizers» (es decir, sujetos que reaccionan con mayor atención y pueden, por tanto, describirse como más sensitivos). cuanto los «repressors» (sujetos que tienden a caracterizarse por la defensa perceptiva). Las teorías psicológicas general y diferencial no se han integrado todavía.

    b) Jones y Gerald (1967) llaman la atención sobre el hecho de que los estudios previos de «defensa perceptiva» han fallado al no tomar en cuenta de manera adecuada la interpretación de situaciones experimentales particulares. En su opinión, la defensa perceptiva es obvia solamente si la P. misma es la última meta; cuando, en cambio, tiene una función instrumental para la decisión de una acción, el observador tendrá una mayor disponibilidad de categorías, tanto para los valores prestablecidos como para los rechazados, en comparación con los neutrales; por tanto, el umbral de la P. será más bajo para los valores positivos y negativos en comparación con los neutrales. Esta teoría puede confirmarse experimentalmente.

   c) El tercer punto de crítica se refiere a la importancia atribuida a la teoría de la P. s. Debe recordarse que esta teoría no puede explicar la P. s. misma, sino que la supone y puede sólo proponer una teoría sobre la P. por parte de factores sociales. Un ejemplo extremo lo proporciona el efecto autocinético de Sherif, donde se pide a los sujetos que describan, en la oscuridad y sin ayuda instrumental alguna, la posición de un punto que no se mueve, pero que todos lo ven como si estuviera en movimiento por efecto de la disposición experimental; en una situación de esta clase, el factor dominante podría ser las influencias sociales. Con el fin de asegurar un ámbito de acción a los factores sociales, el proceso de P. suele resultar difícil; p.ej., las figuras tienen que reconstruirse de memoria. Lo cual en muchos estudios suscita la cuestión de cuál es en realidad la función psíquica examinada. Se han llevado a cabo muchas investigaciones a fin de demostrar el influjo de los factores sociales y se han clasificado según este criterio. Se ha derivado la consecuencia de que las teorías de la P. s. por el momento no son ya tan actuales y los fenómenos están subordinados a factores sociales (p.ej., grupo de referencia, estereotipo, prejuicio, conformidad, etcétera).

   Percepción del tamaño (Size perception)

    Fenómeno importante y muy estudiado en la psicología de la P. óptica ( P. visual). La P. del t. en los seres humanos no se puede describir y explicar por leyes puramente fisiológicas. A pesar del tamaño idéntico de diferentes imágenes en la retina, los objetos correspondientes pueden ser percibidos como de diverso tamaño. Se advierte aquí el fenómeno de la constancia de tamaño en la P. espacial.

 

   Percepción visual (Visual perception)

    La P. a través del sentido de la vista pertenece a uno de los más antiguos ámbitos de investigación de la psicología. En su estudio se han utilizado tanto el método fenomenológico como el psicológico. La psicología de la gestalt tuvo una gran influencia sobre el desarrollo de este área.

   1) P. v. simple.- La P. obtenida a través de un estímulo retinal uniforme puede considerarse como la forma de P. v, más simple. La visión del cielo sin nubes cubriendo el campo visual completo, y la experiencia visual entre una espesa niebla o en una habitación completamente a oscuras, son buenos ejemplos de ello. Se ve no una forma ni una superficie rígida, sino un suave campo de color uniforme que no está localizado a una distancia definida.

   2) Emergencia de una figura.- Un área heterogénea en el campo visual es la producida por la P. de una figura. Una figura percibida se diferencia en general de su fondo, ya que: la figura tiene una forma o carácter de un objeto o cosa, mientras que el fondo es informe y tiene la naturaleza de una sustancia inestructurada. La figura se localiza a una determinada distancia, y su superficie presenta una forma estable. Pero el fondo da la sensación de fluido y no es exactamente localizable. Normalmente, la figura semeja encontrarse delante del fondo, que parece estar llenando todo el campo detrás de la figura; los contornos se perciben como partes de la figura y no del trasfondo.

   3) Interacciones entre las figuras Cuando aparecen varias figuras en el campo visual, se establece entre ellas una interacción de varias formas. P.ej., si varias figuras u objetos se presentan simultáneamente, son percibidas no aisladas o como una masa total caótica, sino en grupos. Los siguientes factores son importantes para tales agrupaciones:

a) objetos relativamente próximos entre sí (proximidad):

b) objetos del mismo color o forma (similitud);

c) objetos que constituyen un área cerrada (clausura);

d) objetos que constituyen una serie continua (continuidad);

e) objetos que se mueven en la misma dirección (destino común).

En todos estos casos los objetos son vistos como en grupo. En ciertas condiciones, la forma o tamaño de una figura percibida que se presenta con otras figuras parece diferente de la misma figura cuando se presenta aislada. Las ilusiones óptico-geométricas pueden considerarse como ejemplo de interacción entre figuras o elementos figurativos.

   4) Constancia de la P.v.- Una figura u objeto se caracteriza generalmente por su forma, tamaño, color y luminosidad. Aparece a una cierta dis­tancia iluminada por un cierto color o brillo. Cuando la distancia e iluminación varían físicamente, la forma y tamaño de la imagen en la retina y la cualidad e intensidad de la luz en ella varía de manera correspondiente; pero la forma, el tamaño y el color percibidos no se modifican normalmente en la misma medida. Dentro del organismo existen mecanismos que aseguran una consistencia del campo de P. en condiciones físicas cambiantes. Se habla respectivamente de constancia de la forma, tamaño, color, etc. Estas permiten una percepción estable del ambiente a pesar del cambio continuo de posición de muchos objetos con relación a otros objetos y al observador, y de la iluminación que le afecta.

    Se piensa que las propiedades de las reproducciones en la retina que determinan la P. de la profundidad, son importantes también para la constancia de la forma y del tamaño. Tales propiedades son, p.ej., la superposición y un creciente gradiente de estructuración. Para explicar la constancia de color y luminosidad, se recurre a efectos de distribución luminosa de diversa naturaleza en el campo visual. En Alemania, Von Holst y Muttelstaedt (1950) sobre todo han tratado de explicar estos fenómenos desde el punto de vista cibernético, recurriendo al principio de la reaferencia.

   5) P. v. del movimiento.- Una figura u objeto puede verse cuando se mueve. El desplazamiento de una imagen en la retina no es condición necesaria ni suficiente para esta P. del movimiento. Si miramos un objeto en movimiento, su imagen en la retina se mantiene estacionaria, pero percibimos un movimiento. Si, en cambio, movemos las ojos, las imágenes en la retina de objetos estacionarios se desplazan, pero no percibimos estos objetos como en movimiento. Parecería, pues, que, por un cambio del marco de referencia, en un desplazamiento de objetos respecto de objetos de mayores dimensiones, se determina una P. del movimiento. Por otra parte, se produce una P. del movimiento incluso sin desplazamiento relativo de objetos

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Artículo abril 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. VIII

Comportamiento o Conducta (Behavior)

   Conducta (Behavior) (Sinonimo de comportamiento).

   Son expresiones del mismo:

   1) Actividad de un organismo.

   2) Actividad observable de un organismo determinado.

   3) Actividad mensurable de un organismo determinado.

   4) Las respuestas a los estímulos de un individuo, especie o grupo.

   5) Respuesta concreta de un organismo concreto.

   6) Respuesta parcial de un modelo de respuesta.

   7) El movimiento o un movimiento.

   8) Actividad total, subjetiva y objetiva, no observable y observable, de un individuo o grupo.

   Las anteriores definiciones representan solamente un pequeño grupo de los puntos de vista existentes sobre el objeto de la psicología. Para exposiciones más detalladas de los diferentes puntos de vista ver la literatura correspondiente

   Conducta conflictiva (Conflicting behavior)

   Si un estímulo produce dos tipos de conducta de forma simultánea, y si surge un conflicto entre ambas, pueden o bien extinguirse mutuamente, o bien alternarse (conducta ambivalente); reprimirse o impulsarse recíprocamente, o reorientarse por completo. Si dos gallos de pelea son impulsados al deseo de lucha y de huida al mismo tiempo, comienzan a fingir que pican la tierra  

    Conducta por contacto (Contact behavior)

   Puede observarse principalmente en el cuidado de las crías. Un pollo de ganso permanece en contacto óptico y acústico con su madre. Si esto falla, entonces «grita». Las crías buscan a menudo establecer contacto físico con sus padres por «roce», conducta por contacto, puede producirse fácilmente por estímulos de señales fingidas.

   Conducta de enjambre (Swarming)

   Los animales en grupos de dos o de miles de individuos, pueden desarrollar un comportamiento sincrónico, especialmente cuando nadan o vuelan en formación. Normalmente, hay cierta distancia entre uno y otro, que tiende a disminuir cuando se advierte cualquier señal de peligro. Los bancos de peces o los grupos de pájaros (p.ej., los estorninos), pueden prevenirse así mutuamente del ataque de los depredadores. El valor de supervivencia de la formación de enjambres estriba en el hecho de que dificultan el ataque a un individuo. Los enjambres no tienen líder; en su defecto, se suelen realizar movimientos como resultado de señales ópticas, que se refuerzan por patrones sorprendentes.

   Evaluación de la Conducta, (Behavior rating)

   1) La observación, puntuación y medida de una conducta específica o de un tipo de conductas.

   2) Cuestionario de elección alternativa sobre la conducta en una serie de situaciones.

   Muestreo de la Conducta, (Behavior sampling)

   El registro de la conducta de un individuo (posiblemente una conducta determinada), durante un cierto período de tiempo.

   Conductual (Behavioral)

   Los métodos, teorías y fenómenos que, determinados por la conducta, son denominados conductuales y se diferencian así de aquellos que son fisiológicos o determinados por la experiencia. También se utiliza, en sentido general, para caracterizar un enfoque objetivo opuesto a otro sujetivo. No debe confundirse con conductista.

   Conductismo (Behaviorism)(Sinonimo de behaviorismo).

    Es una forma radical de la psicología objetiva en la que se rechazan todas las referencias a la introspección y a la consciencia, en favor de una discusión de los hechos más notables psicológicamente, especialmente en términos de estímulo y respuesta. Esta forma radical fue propuesta en América por primera vez por el psicólogo John B. Watson (1878-1958) en el libro titulado: Psychology as the behaviorist view it (1913). Su postura, aunque atacada repetidas veces en EE.UU., fue ganando terreno. Si bien es menos popular en el resto del mundo que en Norteamérica, los puntos de vista citados predominan en la URSS y en Europa Oriental (aunque allí se conoce más comúnmente como una parte de la fisiología). En Inglaterra, tardó mucho más tiempo en ser reconocido el conductismo (Broadbent, 1961).  

    1) Precursores del conductismo.- La definición de la psicología como el estudio de la consciencia que utiliza la introspección como método preferido fue ampliamente aceptada a finales del siglo XIX y principios del XX. Cattell (1904), McDougall (1908) y otros trataron de ampliar el campo de la psicología hasta abarcar la conducta, aun manteniendo el concepto de consciencia y de introspección. Pero esta posición no le parecía lo bastante radical a Watson.

   Otros objetivismos más radicales se observan en otros científicos, como el de Sechenov en Rusia, seguido por Pavlov y Bechterev. En Alemania estaba Loeb con su doctrina de los tropismos (emigrante a América y profesor en Chicago cuando Watson estudiaba allí); puntos de vista objetivos como los suyos difundieron en Alemania Beer, Bethe y Von Uexküll. Por todo el mundo se realizaban estudios objetivos de la conducta animal.

   También los filósofos habían comenzado a dudar sobre la consciencia e introspección como caminos para llegar a la naturaleza fundamental de la mente. E. A. Singer (1911) influyó en E. R. Guthrie (1886-1959), importante psicólogo americano en la promoción del conductismo. En Francia, se había dado ya la concepción mecanicista de La Mettrie y, más tarde, el positivismo de Comte.

   No sorprenderá, pues, que Watson encontrara el campo abonado; pero ello no resta nada a su audacia, originalidad e influjo personal.  

    2) Conductismo watsoniano. Por supuesto, el punto central es la objetividad de los datos que tenía que aceptar la ciencia. Los datos de la observación tienen que estar limitados por los de cualquier otra ciencia: los hechos observables pueden ser obtenidos por un experimentador, a  menudo mediante instrumentos de precisión. Los hechos que hay que incluir son, en primer lugar, los estímulos antecedentes; y después, las respuestas de los músculos y de las glándulas. Los músculos y las glándulas son los únicos efectores; no existe «actividad mental adicional». El conductista tenía que interesarse también por los productos de la conducta que pueden ser medidos objetivamente. Las respuestas verbales, aunque están producidas por movimientos musculares, son realmente efectos del movimiento, exactamente igual que las palabras escritas en un papel o las señales de control sobre un test psicológico. Este interés por los productos de la conducta fue lo que salvó al conductismo de convertirse en una psicología de «contracciones musculares». Esta desfavorable descripción fue hecha por Watson en el prólogo a su obra La psicología desde el punto de vista de un conductista (1919) y atribuida a menudo a Tolman (1932), el cual no estaba haciendo sino repetir lo que ya Watson había rechazado mucho antes. El reconocer las respuestas verbales como parte de la conducta también liberó al conductismo de las restricciones que, de otra forma, se le hubieran impuesto: p.ej., esto le permitió el estudio de los sueños sin tener que acudir a la introspección.

   Watson no sólo quería eliminar la imprecisión y la subjetividad. Mientras la teoría se iba desarrollando, iban apareciendo otros aspectos de ella: el asociacionismo atomista, el periferialismo y el ambientalismo extremo.

   La búsqueda de una unidad analítica condujo primero al concepto central de hábito; éste se convirtió en el concepto nuclear sistemático hasta que la doctrina del reflejo condicionado ocupó su lugar. En términos teóricos, el reflejo condicionado era una unidad analítica que servía para el sistema de Watson de la misma manera que la sensación servía para la psicología introspectiva a la que Watson se enfrentaba. Los ataques de los psicólogos de la gestalt contra el conductismo se centraron en este rasgo «molecular» o «atomístico». Pese al gran interés de Watson por el cerebro (su capítulo de 1919 sobre las bases neurofisiológicas de la acción contiene no menos de 26 diagramas del cerebro, medula y neuronas, aparte de numerosos diagramas de los órganos sensoriales en otros capítulos), poco a poco vino a identificarse con lo que se ha lla­mado periferialismo, en contraste con el centralismo. El centralista cree que el pensamiento tiene lugar en el cerebro ; Watson pensaba que tenía lugar en las cuerdas vocales cuando el que piensa se habla a sí mismo. También podía pensarse que las emociones tenían una representación central; pero Watson mostraba más interés por lo que acontecía en el cuerpo, y definió las emociones de acuerdo con este interés. Este es un aspecto del conductismo watsoniano del que se han apartado los modernos estudiosos, principalmente al descubrirse métodos nuevos para estudiar la actividad cerebral. P.ej., la noción de que el hambre depende de las contracciones del estómago (punto de vista periferialista) se modifica generalmente ahora para pensar que depende de algo que sucede en el hipotálamo (punto de vista centralista).

   El tercer dogma de Watson era el de un ambientalismo extremo, al que fue llegando gradualmente. Es sorprendente encontrar un capítulo sobre los instintos en su libro de 1919. después de que se había establecido de sobra su conductismo; aunque entonces creía que el papel de las tendencias innatas era ante todo ofrecer un trasfondo para la formación de los hábitos, no negó sin embargo lo innato. Más tarde Watson se mostró más audaz y rechazó los potenciales hereditarios humanos en favor de las bases de un aprendizaje de las diferencias individuales (Watson, 1925).

   La esencia del conductismo está en el énfasis que pone en convertir a la psicología en una ciencia objetiva; el atomismo asociacionista, el periferialismo y ambientalismo no eran esenciales para su posición; pero, en el cenit de la influencia de Watson, influyeron poderosamente en la psicología (y en otras ciencias sociales) de EE.UU.  

    3) El Conductismo propositivo de Tolman. Desde el principio de su carrera Edward C. Tolman (1886­1959) quedó fascinado por el conductismo de Watson, aunque sin dejar de adoptar una postura crítica. Pronto comenzó a elaborar su propia posición independiente. Primero fue en un artículo titulado "A new formula ,for behaviorism (1922)" y más tarde en su libro fundamental "Purposive behavior in animals and men (1932)". Su sistema se caracteriza muy sumariamente por tres afirmaciones:

    a) Es conductismo, porque rechaza el método de la introspección. Aunque algunas veces se utiliza un vocabulario subjetivo (p.ej., «ideación inventiva»), tales formulaciones conceptuales se consideran siempre como inferencias de la conducta observada. Los datos son conductuales.

   b) Se caracteriza por ser un conductismo molar, en contraste con el molecular de Watson. Un acto de conducta tiene propiedades distintivas que le son propias y puede ser identificado y descrito con relación a ellas sin tener en cuenta los procesos musculares, glandulares y nerviosos que en él subyacen.

    c) Es un finalismo no teleológico. Esto significa que la conducta simplemente se organiza y se regula de acuerdo con fines determinables objetivamente, a menudo expectativas (soluciones probables) basadas en una experiencia anterior.

   Un importante concepto de Tolman, aceptado más tarde por Hull, pero que Skinner rechazó, es el de una variable interviniente. Una psicología de estímulo-respuesta, modelada según el simple arco reflejo, no era aceptable para Tolman; algo más tiene lugar entre el estímulo y la respuesta para modificar la correlación entre ambos, cualquier cuidadoso informe de conducta tiene que tener en cuenta la historia anterior del organismo, su estado presente de impulsos, etc., aparte de las condiciones estimulantes.

   4) Sistema de conducta de Hull.— Clark L. Hull (1884-1952), hondamente impresionado por los Conditionated Reflexes (1927) de Pavlov, inició una serie de estudios experimentales inspirados teóricamente, que le parecían que complementaban lo que Watson no había podido terminar. Aunque más tarde continuó contribuyendo teórica y experimentalmente, sin embargo el sistema alcanzó su grado más alto de fiabilidad con los Principles of behavior (1943). En lugar de dar por supuesto que los hábitos se explican simplemente por una cadena de reflejos condicionados, Hull desarrolló un modelo muy elaborado en el que el estímulo que desencadenaba el proceso era solo el primer término de una serie complicada de sucesos que culminaban en la respuesta como el término final. Entre el estímulo y la respuesta existían muchas variables intermedias (que Tolman asumió, aunque  no de buen grado). Estas variables incluían las tendencias hacia la respuesta adquirida en el pasado, la generalización del estímulo, los impulsos basados en la privación fisiológica o la simulación nociva, otros rasgos asociativos y no asociativos, que afectaban a la respuesta evocada en el momento. Una de las importantes variables intermedias que sirvió para integrar muchas formas de comportamiento, fue la respuesta hacia el fin anticipatoria y fraccional (rg), que en su sistema sustituía a los procesos ideativos. La presencia de estos complejos intermediarios era lo que distinguía su sistema del de Watson. Por otra parte, era tan conductista como él en su intención, y esencialmente periferialista. Pese a la importancia del sistema de Hull durante veinte años  la aparición de otras clases de modelos matemáticos más sofisticados que su sistema empírico de encaje de curvas, produjo su rápido declive hacia 1960, a pesar de los esfuerzos de su discípulo Kenneth W. Spencer (1907-67) y de otros.  

   5) El análisis experimental de la conducta según Skinner.- B.F, Skinner (nacido en 1904) se ha mantenido fiel a un estricto conductismo en medio de un clima de opinión más bien contrario, y en 1970 en los Estados Unidos no se podía encontrar otra escuela de psicología que la vinculada con su enfoque de la conducta. Sus seguidores formaron una sociedad propia, tienen una publicación principal (Journal of the Experimental Analisis of Behavior) y algunas otras publicaciones anejas; los más próximos a la posición de Skinner hablan un lenguaje común sobre condicionamiento operante, escalas de reforzamiento, vinculado con el conductismo radical primitivo, y en abierto enfrentamiento con cualquier proceso interior que no pueda ser descrito en términos de conducta. En contraste con Tolman y Hull, se consideran excesos innecesarios las variables intermedias y otros términos inferenciales.

   Skinner cree que su punto de partida es fundamentalmente una poderosa tecnología más que un sistema científico; en realidad, es un conductismo radical (Skinner, 1938, 1952, 1959). Rápidamente pueden aprenderse los términos básicos y las relaciones. Para empezar, existe un nivel operante según el cual se comporta cualquier organismo en un ambiente determinado. Esta es la «conducta inicial», y no es necesario plantearse si es innata o adquirida, específica de la especie o derivada de la cultura. Tal es la conducta que se presenta para ser modificada y controlada. El control procede de la manipulación de los estímulos discriminatorios y de los estímulos que sirven como reforzamientos (recompensas). La enseñanza o el proceso de entrenamiento consiste en moldear la conducta al reforzar cualquier cambio que se produzca en la dirección deseada, y extinguir (al no reforzarlo o no recompensarlo) cualquier cambio producido en la dirección no deseada. Puede utilizarse el método para establecer discriminaciones entre los estímulos y diferenciar los modelos de respuesta. Esta es toda la información necesaria para aplicar la tecnología de Skinner a los distintos problemas individuales y sociales. Evidentemente, existen aspectos más complicados que se relacionan con los reforzamientos intermitentes de diferentes clases, o con los reforzamientos secundarios, o con el encadenamiento de respuestas. Pero éstos son detalles accidentales. El resultado principal es que la conducta se controla por los estímulos y, por lo mismo, se puede manipular. Fácilmente pueden comprobarse los logros de este método: en el entrenamiento de animales (como los delfines y otros peces similares, que en América realizan notables proezas para deleite de los espectadores circunstantes, una vez que los han «modelado» según los métodos de Skinner); en la instrucción programada que se basa en los principios de Skinner; y en diversas formas de psicoterapia. Por ello, Skinner más que nadie hizo lo que Watson se había propuesto, esto es, predecir y controlar la conducta sin referencia alguna a los procesos subjetivos o estados de ánimo correspondientes.  

   6) Las aportaciones permanentes del Conductismo a la psicología general.- El éxito de la tecnología de Skinner ha llevado a que sus discípulos la consideren como una psicología definitiva. Pero son muchos los psicólogos que, sin dudar de sus resultados e incluso utilizando sus métodos dudan de que sea la última palabra en la comprensión psicológica del hombre. Prescinde de los problemas de las bases biológicas de la conducta (herencia, control hormonal. etcétera), de los estados subjetivo, que representan los sueños y las alucinaciones (así como la imaginación y la planificación) y elimina la posibilidad de una ciencia sistemática (p.ej., la organización jerárquica; los modelos matemáticos de constantes intercambiables). Algunas de tales reservas se refieren más a las preferencias personales de Skinner que al conductismo en sí; pero persisten todavía algunas alternativas para abordar los procesos subjetivos que, según muchos , si no la mayoría de los psicólogos modernos, parecen aceptables.

   Algunos autores, fundamentalmente conductistas, han manifestado sus reservas respecto a Skinner y se han autodenominado «conductistas subjetivos» (Miller, Galanter y Pribram, 1960, p.211-14).

   La mayor contribución del conductismo puede ser la de haber dado la sensación a los estudiosos de la naturaleza humana y animal, de que estaban tratando un tema muy similar al de las otras ciencias, y que se encontraban en la tradición misma de Darwin, Mendel, Newton y Einstein. Al haber tomado nueva consciencia del conductismo, se han dado cuenta de que podían incorporarse los aspectos positivos del conductismo a la psicología moderna sin sus aspectos negativos.

   Comportamiento agonístico (Agonistic behavior)

   Término colectivo para indicar las confrontaciones sociales; incluye los ataques (ofensivos y defensivos), las amenazas, las luchas, las evasiones, el sometimiento, los gestos de apaciguamiento, las fugas. Este conjunto de comportamientos agonísticos constituye, según los teóricos, una unidad, ya que hay que explicar el comportamiento como algo que nace del conflicto entre las tendencias al ataque y a la huida. Los descubrimientos neurofisiológicos parece que confirman esta teoría. La estimulación eléctrica del cerebro medio revela transiciones entre el comportamiento de ataque y amenaza y el comportamiento de huida.

   Comportamiento ambivalente (Ambivalent behavior)

   Con frecuencia la misma situación de comportamiento desencadena diferentes respuestas en un conflicto alternante. P.ej., si un pez hembra aparece en el nido de un macho, provoca la reacción de «pez ajeno en mi reducto» y se produce el ataque hasta que hay crecientes intercambios entre ataques y cortejos y, finalmente, la prontitud de la hembra para desovar inhibe la hostilidad del macho. La danza en zig-zag del espinoso procede de movimientos rituales que indican simultáneamente el ataque y la conducción al nido.

   Comportamiento en cadena (Chain behavior)

    Una serie de respuestas individuales vinculadas entre si de tal forma que siempre se mantenga la misma secuencia, Al parecer, los efectos de los vinculos anteriores actuan como señales para que se liberen los siguentes. Los reflejos en cadena de cualquier tipo son siempre aprendidos.

    Comportamiento variable (Proveon behavior)

    Utilizado para distraer la atención del enemigo sobre su presa. Si se atrapa una lagartija, a menudo se desembaraza de su cola, que se retuerce violentamente; de esta manera atrae la atención y permite que el animal amenazado pueda escapar. Muchos pájaros fingen que un ala ha sido dañada cuando un depredador se aproxima al nido y así le ahuyentan, o le inducen a alejarse. Entre los mamíferos superiores se conoce un cierto número de artimañas como reminiscencia de la conducta «humana», destinadas a engañar al enemigo.

   Comportamientos apetitivos (Appetitive behaviors)

   Modos de comportamiento que en su mayoría tienen una base hereditaria y que continúan produciéndose espontáneamente (y sin el estímulo provocador específico normal), a fin de mantener el equilibrio psicofisiológico. Los comportamientos apetitivos  por tanto, pueden considerarse como instintos o «impulsos apetitivos», producidos endógenamente y sin estímulo provocador

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Artículo marzo 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. VII

Percepción (Perception)

    Definición.-

    La Percepción es una función psíquica que (por medio de los órganos de los sentidos) permite al organismo recibir y procesar la información sobre el estado de, y alteraciones en, el ambiente.

    La Percepción juega un papel muy importante en la teoría de la cognición, es decir, la teoría del conocimiento; la ejecución del aparato perceptivo determina en alto grado la información que un organismo obtiene respecto del ambiente y los límites del conocimiento directo. Se han efectuado estudios teóricos sobre la relación entre percepción y realidad «objetiva»; entre percepción y otras funciones psicológicas (entendimiento, motivación, etc.), y entre la experiencia y categorías cognitivas a priori. Las principales áreas de la investigación experimental son: la relación entre umbrales (absoluto y diferencial) estimulares a imagen propia del ambiente («mundus sensibilis»), la limitación de la posible experiencia por defectos sensoriales, ilusiones, etc.

    Desarrollo histórico del estudio de la percepción. -

    La psicología elementalista del siglo XIX concibió la percepción como un proceso responsable de la coordinación de las sensaciones elementales en términos de imágenes e ideas, que eran incorporadas (generalmente como «apercepciones») a sistemas conceptuales superiores. Sin embargo, bajo la influencia de la psicología gestáltica (Ganzheit), pronto se descubrió que la percepción de una situación total no podía interpretarse como la simple suma de los elementos individuales, sino que la percepción de totalidades (Gestalten) seguía leyes especiales de gestalt. Esta distinción entre psicología elementalista y psicología gestáltica ha sido sustituida ahora que los principios de análisis de sistemas y de la cibernética permiten considerar un «todo» o una «totalidad» como un «sistema de partes recíprocamente organizadas». La investigación actual se caracteriza por un enfoque «perspectivista», en el que las condiciones básicas, las propiedades específicas, la ejecución y los mecanismos de la percepción, así como el desarrollo y la capacidad de aprendizaje del individuo se postulan como interactuantes, aunque generalmente se examinan por separado y se consideran en relación con las demás funciones del organismo.

    Teorías de la Percepción. -

    Las diferencias metodológicas (asociadas con el empirismo) entre las psicologías elemental y holística se acompañaron de divergencias teóricas (asociadas con el nativismo). Los esfuerzos por superar estas antítesis condujeron, en su mayor parte, a las siguientes suposiciones teóricas:

    a) en el transaccionalismo (A. Ames, W. H. Ittelson), la teoría del gradiente (J. J. Gibson) y el probabilismo ecológico (E. Brunswik), la percepción se considera como totalmente dependiente de las circunstancias externas, es decir, un objeto se ve siempre en relación con una situación total físicamente determinada;

   b) en las teorías de la dependencia funcional (teoría de la expectación: D. O. Hebb; teoría de la motivación: G. Murphy, J. S. Bruner, L. Postman; teoría de las hipótesis: Bruner, Postman, Gresson; teoría de la adaptación: H. Helson; teoría de la saturación: W. Kóhler, H. Wallach, etc.), la percepción se considera como resultante de los estados interiores (fisiológicos y psicológicos) y, por tanto, dependiente en muchos aspectos de la «actitud» del individuo;

   c) en las teorías genética y constructivista (aprendizaje y desarrollo) (génesis actual, local y microgénesis: F. Sanders, H. Werner; ontogénesis, constructivismo y psicología del aprendizaje: H. Werner, J. Piaget, E. J. Gibson, etc.), la percepción se interpreta como un proceso dinámico en el que las características físicas de una configuración estimular y la ejecución del individuo (activo) determinan lo que se percibe y cómo se percibe.

   Perspectivas.-

   Aunque las teorías anteriormente mencionadas coinciden en muchos puntos, son puramente «locales» por naturaleza. En el mejor de los casos, se dispone de colecciones de datos científicamente confirmados y de algunas explicaciones parciales, en verdad raramente contradictorias, pero generalmente incompletas. Dan una impresión sobre las posibilidades y desarrollo de la percepción en el individuo pero no pueden proporcionar una imagen adecuada o un modelo de organismo que percibe y funciona

    Percepción auditiva (Auditory perception)

    Desciframiento de algunos estímulos procesados fisiológicamente por el sentido del oído, gracias al SNC. Como en todas las modalidades sensitivas, hay que distinguir entre percepción y sensación. La percepción auditiva es mucho más compleja que la sensación auditiva, ya que lleva a la identificación (reconocimiento) de estímulos sonoros compuestos (modelos sonoros). La sensación auditiva es provocada por estimulación de los elementos especializados que se encuentran en el oído y es la forma elemental de la respuesta nerviosa a los estímulos sonoros. El sonido es el estímulo adecuado. Los parámetros físicos objetivos del sonido son la frecuencia (rango audible desde unos 16 hasta 22.000 Hz) y la amplitud. En el caso de frecuencias inferiores a 16 Hz, se habla de ondas infrasónicas (que producen sensaciones vibratorias o «aleteantes»); en el caso de frecuencias superiores a los 30.000 Hz, de ondas ultrasónicas. El tono está muy relacionado con la frecuencia, pero varía con la intensidad. La intensidad (conocida como volumen en términos subjetivos) depende de la amplitud de las oscilaciones que pueden medirse en fonos o en decibelios (dB). La sensibilidad auditiva varía con la frecuencia. Su punto culminante (umbral auditivo absoluto inferior; umbral de audibilidad) está en la mitad del rango de la frecuencia (1.000 a 3.000 Hz). La sensibilidad auditiva es buena con relación a las variaciones de intensidad y de frecuencia ( Organos de los sentidos). La medida de los umbrales auditivos y de la determinación de los defectos del oído es tarea de la audiometría.

   En particular, para una información detallada sobre el sonido; la recepción de los estímulos (del oído externo al tímpano); la amplificación mecánica en el oído medio; la transformación en impulsos nerviosos en el caracol; la sensibilidad a las frecuencias; la medida de la sonoridad; la adaptación; el campo auditivo y la localización y estimación de la distancia de la fuente sonora.

    Percepción del sonido. -

    Es muy compleja y depende de muchos factores; permite las siguientes diferenciaciones: juicios específicos sobre las sensaciones sonoras; determinación de la localización espacial de las fuentes sonoras; discriminación de los diferentes sonidos simultáneos (un tipo concreto de sonido se puede distinguir con exactitud en presencia de otros sonidos); comprensión del lenguaje con todas las distinciones de entonación (reconocemos a un individuo por su forma de hablar). Finalmente, la percepción auditiva tiene gran importancia en las funciones del lenguaje. Requiere una serie de operaciones en los centros superiores del SNC, a partir de la información recibida (sensaciones); fundamentalmente tales operaciones se basan en la posibilidad de recurrir a toda la experiencia anterior (rastros mnemónicos almacenados en la memoria); en condicionamientos, asociaciones y operaciones cognitivas y afectivas, en su mayor parte inconscientes

    Características subjetivas del sonido (fenómenos acústicos).-

    Según su naturaleza individual, el sonido puede percibirse como agradable, neutro o desagradable. El «área auditiva» está formada por más de 300.000 cualidades distinguibles; ello permite la percepción del lenguaje matizado con más finura, y también de la música. Las cualidades subjetivas de la percepción aauditiva son, ya directamente dependientes de su frecuencia, p.ej., sonidos «altos» (frecuencias altas) y sonidos bajos (frecuencias bajas), ya producidas por cualidades sonoras físicamente definidas. Hay que distinguir entre:

    a) sonido, resultante de vibraciones parciales armónicas (oscilaciones),

   b) ruido, provocado por mezcla de vibraciones (las vibraciones están entre sí en una relación irregular de frecuencia),

   c) ruido superficial, sonido persistente, monótono, libre de fluctua­ciones en la intensidad,

    d) ruido excesivo: definido por la característica subjetiva de hipersonoridad,

    e) timbre: es la cualidad característica que nos permite distinguir entre diferentes sonidos (musicales) que tienen la misma frecuencia fundamental (o tono puro), pero con una diferente composición espectral. Depende de la relativa intensidad de los sobretonos contenidos en su «espectro», o grupo de frecuencias. El sonido puede ser analizado subjetivamente por los analizadores de frecuencia (analizadores de espectro), espectrómetros o resonadores.

    Orientación espacial. -

    La percepción auditiva juega un importante papel en la orientación espacial, que se basa en la acción sinergética, o coordinación, de varios sentidos. El oír proporciona una información sobre los objetos distantes, intangibles, inaccesibles e invisibles. Aquí son importantes la estimación de la distancia de una fuente sonora y la audición direccional ( Organos de los sentidos: el oído). La estimación acústica de la distancia es exacta en alto grado hasta un metro aproximadamente de distancia. Békésy refutó la opinión de que la distancia de la fuente sonora se podía determinar por la diferencia de presión entre los dos oídos. En realidad, son varios los factores implicados: uno de ellos es la intensidad (el sonido más fuerte se percibe como más cerca), otro factor es el espectro de frecuencia. Es posible calcular la distancia de un ruido y de una conversación más exactamente que la de los tonos puros.

   El umbral absoluto de la percepción auditiva de la dirección se estima que alcanza alrededor de 3°; pero, en realidad, es de 8° a 12°; la dirección de fuentes sonoras relativamente complejas puede determinarse con bastante exactitud. La presunción muy antigua (e inicialmente muy vaga) de que la dirección de una fuente sonora se podía determinar por la diferencia de la presión acústica (puesto que la cabeza actúa como obstáculo al sonido), ha sido objeto de profundos análisis en los últimos años (Trendelenburg, 1950) y se ha tenido en cuenta en la técnica de las telecomunicaciones y en la estereofonía. La teoría temporal de Von Hornbostel y de Wertheimer sobre la localización acústica se basa en el tiempo que tarda el sonido en llegar al oído no dirigido hacia la fuente sonora (localización a la derecha y a la izquierda del plano medio) (Tiempo diferencial continuo). La investigación experimental reciente basada en pruebas «trading» y en experimentos de ablación ha demostrado que ambas teorías están justificadas; la comparación de la diferencia temporal es principalmente eficaz hasta un nivel de 60 dB, mientras que la comparación de la intensidad ofrece resultados óptimos en la gama de las altas frecuencias e intensidades. La fase diferencial entre los oídos permite la audición direccional a baja y media frecuencia (hasta 1.000 Hz, más o menos), mientras que la diferencia de intensidad tiene importancia en las frecuencias más elevadas. También es importante la diferencia en el tiempo de llegada a los oídos (p.ej., en el estrépito).

    Percepción del espacio (Space perception)

   El estudio de la percepción del espacio se ocupa del modo como registramos la información sensorial sobre la situación espacial del ambiente, esto es, la distancia y la posición recíproca de los objetos. Esto se lleva a cabo ordinariamente viendo, oyendo o sintiendo. El interés por este tema puede remontarse hasta los filósofos griegos, los cuales se preocuparon del modo como podían percibirse las cosas a una cierta distancia. Pero sólo el asociacionismo británico del siglo XVII y XVIII inició un análisis sistemático y actualizado. Berkeley halló una solución a la paradoja de que la distancia o profundidad, es decir, la tercera dimensión, se percibe, aunque los estímulos del mundo externo inciden sobre una superficie bidimensional, como la retina del ojo o la piel. Su respuesta fue que las sensaciones de estímulo-señal, tales como el movimiento de convergencia de los ojos, están asociadas con la distancia que es preciso recorrer para llegar al objeto. P.ej., se aprende que, cuando los ojos convergen perfectamente en un objeto, éste debe estar cerca, mientras que si la convergencia es escasa, el objeto está más distante. A mediados del siglo XIX, cuando la psicología nació como disciplina autónoma, los problemas de la percepción del espacio saltaron al primer plano. Se estudió la percepción visual de la distancia y de la profundidad eliminando todos los estímulos externos que pudieran proporcionar información sobre la distancia. A continuación, se introdujeron estímulos específicos para descubrir qué percepción de distancia era todavía posible. La función convergente de los ojos, p.ej., fue estudiada estimando la distancia de un sólo punto de luz en la oscuridad. Únicamente se podían emitir juicios exactos basados en el movimiento de convergencia a la distancia de unos pocos metros. De forma similar, se identificaron un cierto número de otros estímulos-señal para la percepción de la profundidad, p.ej., la disparidad horizontal binocular, la paralaje del movimiento, esto es, la diversa entidad de la exposición aparente de objetos más o menos alejados moviendo la cabeza. Del mismo modo, se identificaron determinados estímulos-señal figurativos, p.ej., la perspectiva lineal, según la cual las líneas paralelas convergen a medida que aumenta la distancia.

   En el estudio de la percepción de la posición de objetos en el espacio, el concepto de signo local fue muy importante durante el siglo XIX. Se suponía que cada punto sobre una superficie receptora como la piel o la retina del ojo, tenía cualidades únicas, las cuales, de manera innata o a través de la experiencia, especificaban la dirección (mediante el sentido de la vista) o lugar (mediante el tacto). El concepto de signo local dio pie a un estudio más cuidadoso de la precisión de nuestro sentido de la orientación.

   La investigación actual sobre la percepción de la distancia ha dejado un tanto de lado la determinación de la capacidad de rendimiento de los sentidos, para dedicar más atención al análisis de los procesos que la fundan. Consideremos de nuevo la disparidad binocular: con el estereoscopio de Wheatstone puede demostrarse que dos visiones ligeramente diferentes en un mismo objeto por parte de cada uno de los dos ojos proporcionan información sobre la profundidad. Con este mecanismo se presenta a cada ojo una figura plana ligeramente diferente, y entonces se percibe con viveza un objeto sólido tridimensional. Las dos visiones dispares se funden en una si la disparidad es pequeña. Si la disparidad es demasiado grande, se percibe una doble imagen. Cuando los ojos son estimulados por figuras radicalmente diferentes, se establece una rivalidad y se ve, alternativamente, primero la figura del ojo derecho, después la del izquierdo, o una mezcla de las dos constantemente cambiante.

    lntimamente relacionado con el problema de la disparidad binocular está el de la percepción visual de los objetos en el espacio. Puesto que ambos ojos están en posiciones ligeramente diferentes en el espacio, la posición de un objeto es ligeramente distinta para cada ojo. ¿Cómo puede determinarse entonces la posición de un objeto? La investigación demuestra que la posición visual se juzga como si se refiriese a un punto entre los dos ojos. Pero no siempre ocurre que este punto se halle exactamente en el centro entre ambos ojos.

   Se ha demostrado que nuestra capacidad de registrar la dirección de los sonidos depende del hecho de que existen diferencias de tiempo e intensidad respecto de la estimulación de los dos oídos. Si el estímulo se dirige a nuestra oreja ésta recibe una señal de sonido ligeramente más fuerte, ligeramente más rápida que la izquierda. Como en la visión, en la percepción auditiva dos sonidos similares se funden en uno. No existe un fenómeno auditivo que corresponda exactamente a la disparidad binocular. Sin embargo, si se presentan dos diferentes mensajes, uno a cada oído, no podemos percibirlos de la manera que percibiríamos uno sólo. Poco se sabe todavía acerca del mecanismo de la percepción de la distancia y de la posición por el sentido del tacto (percepción táctil), excepto que es probable que se transmita primeramente por los receptores neurales en las sinapsis, más que por los receptores musculares. La percepción táctil de la dirección es buena, pero no tan precisa como la visual o la auditiva. La percepción táctil de la distancia es menos precisa que la visual, pero mejor probablemente que la auditiva, y, naturalmente, solamente funciona respecto de aquello que se halla cerca del cuerpo ( Percepción visual).

    Percepción extrasensorial (ESP) (Extrasensory perception ).-

   1) Cognición paranormal. Adquisición de información del ambiente externo, con exclusión de las modalidades sensoriales conocidas. En parapsicología experimental J. B. Rhine introdujo el término ESP para abarcar fenómenos como la telepatía, la clarividencia y precognición (Paragnosia).

   2) El término ESP, que se remonta probablemente a Pagenstecher (Aussersinnliche Varnehmung [Halle 1929]), lo utilizan autores de diferentes campos lo mismo que los medios de comunicación de masas. Desde un punto de vista científico la elección de este término es tal vez poco afortunada. Los psicólogos pueden hacer observar, con cierta razón, que la percepción sensorial no está aún del todo clara, y que, por consiguiente, el término de ESP es más bien problemático. Sin embargo, Schmeidler (Extrasensory Perception [New York 1969]) señalaba que semejantes condiciones de exclusión (es decir, la ESP como «ninguna posibilidad de sentir, de recordar o inferir») se utilizan en campos más ortodoxos de la psicología. Puede argüirse también que una definición operativa de ESP puede formularse sólo si se proporcionan descripciones detalladas de las operaciones que permiten delimitar la ESP y que excluyen «el sentir, recordar e inferir». Sin embargo, el término ESP ha sobrevalorado tal vez la diferencia entre los fenómenos parapsicológicos y las ramas próximas de la psicología normal. Aparentemente, faltan también criterios positivos para describir los fenómenos de ESP, y parece justificado atribuir dicha falta a las implicaciones negativas del término. En algunos países se han introducido expresiones nuevas (bioinformación, en Rusia; psicotrónica, en Checoslovaquia). Estos nuevos términos sugieren una vinculación más estrecha con las ciencias ortodoxas y el monismo. Durante un tiempo, la concepción que predominaba en la investigación sobre la ESP se basó generalmente en el dualismo.

    Percepción motivacional (Motivational perception).-

   La alteración o distorsión experimentada por la percepción por el hecho de que el individuo que percibe está en un estado de necesidad o excitación emocional, o porque el objeto percibido tiene un valor o valencia específica (positiva o negativa) para su personalidad. Se reconoce, así, que la percepción es no sólo un resultado de la estructura estimular y de los órganos sensoriales, sino también de la estructura de la personalidad y de su estado motivacional. Murphy formuló la teoría de la percepción motivacional dentro del concepto de autismo, significando con ello que la verdadera imagen que nos dan las funciones cognitivas de la realidad está distorsionada según las necesidades y deseos del individuo que percibe («pensamiento autista» de M. Bleuler). Varios procesos hipotéticos, cuya secuencia ha sido escasamente estudiada, son puestos en relación con la percepción motivacional como la defensa perceptiva y la proyección. La nueva linea de investigación en esta esfera ha sido definida como «new look» (comenzó entre 1945 y 1950)

    Percepción del movimiento (Motion, perception of).-

   El SNC recibe señales relativas a la posición, peso y tensiones desde los terminales de los nervios conectados con músculos, tendones y articulaciones. Esta información es procesada y experimentada como percepción del movimiento. Esta juega un gran papel cuando tenemos que orientarnos sin percepción visual (p.ej., en una habitación oscura) (Cinestesia).

    Movimiento inducido; el movimiento aparente de la luna detrás de las nubes, que son las que realmente se mueven. Las nubes «inducen» su movimiento sobre la luna. Nuestro sistema de percepción considera que los objetos grandes están en reposo, y atribuye el movimiento a los objetos menores que se mueven en cualquier sistema relacionado.

    La percepción del movimiento requiere la actividad de dos sistemas. Según R. L. Gregory, el sistema I entra en acción cuando la imagen de un objeto en movimiento entra de soslayo en la retina, estando los ojos inmóviles. El encuentro sucesivo de estímulos con los receptores de la retina produce la información sobre el movimiento. En el caso del sistema II, el ojo sigue al objeto en movimiento. Aunque la imagen de la retina permanece estática, se percibe un movimiento. Del estudio del sistema I, J. Lettwin y colaboradores han deducido que los receptores afectivos reaccionan a cualquier cambio de claridad, denotando un movimiento (on-neurons, off-neurons, on & off-neurons). Esto quiere decir que en este caso el cerebro mide la velocidad sin evaluar conscientemente el tiempo. Pero como la velocidad está en función del curso y del tiempo, el sistema neuronal, según Gregory, recurre a un «reloj biológico». Según Sherrington, los dos sistemas perceptivos se contraponen, anulando así sus informaciones para llegar a. una estabilización de la imagen retiniana. Su teoría, conocida como «teoría de la aferencia», requiere que las señales de movimiento queden anuladas por señales aferentes de los músculos oculares. H. Helmholtz, en cambio, representa la «teoría de la eferencia» presuponiendo impulsos eferentes de mando y una instancia interior de control, los cuales anulan las señales de movimiento. En favor de la teoría de la eferencia hablan especialmente las observaciones en pacientes can lesiones en los músculos oculares o con determinadas intoxicaciones (curare). En caso de falta de colaboración entre los dos sistemas, se producen ilusiones de movimiento o de velocidad. E. v. Holst y H. Mittelstaedt (1950) recurren al «principio de reaferencia». La posición de los ojos es controlada por mandos céntricos de inervación (eferencias), mientras el cerebro retiene una copia de sendos mandos (copia de eferencias). Cuando actúan dichos controles cambia la posición ocular y, con ella, la imagen retiníana. Este estímulo sensorial (aferencia) regresa como «reaferencia» (información reactiva) al cerebro, el cual compara la copia de eferencia y de reaferencia (control de éxito). Si la reaferencia corresponde a la copia de eferencias, el cerebro no registra ningún movimiento del ambiente. Si no corresponde (debido a movimientos reales del ambiente o presión lateral del bulbo ocular), el cerebro registrará un movimiento. Aunque este principio resuelve satisfactoriamente muchos problemas del acoplamiento entre vivencias de movimiento y movimiento ocular, quedan todavía por aclarar múltiples detalles, especialmente el rol de las informaciones conscientes de movimientos del cuerpo y el de las intenciones del movimiento ocular.

    Percepción profunda (Depth perception)

   La localización de los objetos percibidos en el espacio fenoménico (percibido) con relación a la distancia entre los objetos de la percepción y el individuo (localización profunda egocéntrica o localización profunda absoluta), o en relación con la distancia entre los objetos de la percepción (relativa). La percepción profunda puede tener varias modalidades, aunque, con más precisión, aparece en la modalidad visual (el término frecuentemente sólo significa consciencia personal de la distancia entre uno mismo y el objeto visualmente percibido); también se produce en la audición (fuerza, espectro de frecuencia) y por medio del sistema táctilo-háptico ( Organos de los sentidos). En contraste con algunos animales, en el hombre el sentido del olfato juega un escaso papel en la localización de la profundidad. Aunque pueden estar implicados diferentes sentidos, se obtiene una impresión unificada de la distancia fenoménica (espacio unificado fenoménico o percibido, y también espacio activa)

    Percepción selectiva (Selective perception).-

   Por la cantidad y diversidad de los estímulos con los que una persona entra continuamente en contacto, toda percepción es selectiva, pero en ciertas circunstancias puede esto ocurrir de manera anormal. Una persona percibirá selectivamente los aspectos de su experiencia que ha encontrado más importantes en el pasado. Así, el fijarse en aspectos ambientales de diverso tipo, dándoles la máxima importancia, es característico de situaciones de stress, de trastornos psicopatológicos y de situaciones de carencia; pero también las condiciones experimentales pueden producir una percepción selectiva de tipo extremo. La gente ve solamente lo que quiere ver o lo que espera ver.

    Percepción social (Social perception).-

    La percepción social como rama de la psicología social, puede definirse en sentido amplio o estricto: la definición más estricta presenta como tema principal la influencia de los factores personales y sociales, mientras que la definición en sentido amplio considera no sólo la dependencia de la percepción del ambiente social, sino también su relación con el mismo (especialmente con la gente: Percepción personal). La discrepancia entre estas dos definiciones continúa en la interpretación de la noción de «percepción». En la definición en sentido más estricto, a pesar de las dificultades metodológicas, se hace hincapié en la experiencia inmediata de los sentidos, mientras que en la definición en sentido amplio el concepto de percepción se utiliza en sentido indeterminado incluyendo todos los procesos de adquisición y elaboración de las informaciones y los procesos que llegan hasta los juicios, más complejos. En la concepción más amplia, la percepción social representa, por tanto, un sector un tanto vago. Pero, incluso si se adopta la definición más estricta, se acaba con frecuencia por abandonar el sector de la percepción basado en la experiencia inmediata. Allport (1955) llama la atención sobre el hecho de que la percepción social se entiende frecuentemente en sentido global como forma de entender el individuo su situación social. La dificultad de establecer una definición precisa fue exactamente descrita por Taijfel (1969), al señalar que la transición de la percepción a la actividad cognitiva, como sacar conclusiones lógicas, establecer categorías o formar juicios, ha sido siempre difícil de determinar. Se da, en efecto, un continuo sin divisiones claras. En el área central de la percepción los intentos para aislar claramente percepción y no percepción probablemente fallarán, tanto más cuanto que en los últimos años la tarea de establecer conclusiones y categorías ha sido considerada como muy importante para el acto de la percepción. El resultado es que, a pesar de múltiples estudios, el punto exacto de contacto no se ha podido establecer (así, p.ej., en muchos estudios sobre falsificaciones de la percepción surge la cuestión de si, en efecto, es ésta, y no la memoria, la que se ha alterado). Esta puede ser una de las razones por la cual muchos estudios no se clasifican en el ámbito de la percepción social, sino que se discuten primeramente desde el ángulo de las variables sociales. P. ej., el problema planteado por Asch (1952) sobre la distorsión de la percepción bajo la presión de grupos es ciertamente un problema de percepción social, pero está tratado frecuentemente bajo la denominación de «conformity», es decir, como ejemplo específico de la influencia del grupo sobre el individuo, y en este ejemplo genuino del sector de la percepción se dan las mismas explicaciones que para el problema de los cambios de la actitud determinada por la presión del grupo (Dinámica de grupo). La escasa integración de la esfera objetiva se demuestra en un área particularmente importante, que generalmente se trata aparte; es decir, la del lenguaje. B. L. Whorf ha desarrollado la teoría de que el lenguaje moldea la percepción del ambiente (Hipótesis de Whorf). «Se nos indica un nuevo principio de relatividad, el cual explica que, ante las mismas evidencias físicas, los observadores no llegan a la misma imagen del universo a menos que su trasfondo lingüístico sea similar o pueda rectificarse de alguna manera» (Whorf, 1940). Pero la mayoría de los estudios existentes no distinguen entre cognición y "percepción.

   Aunque es evidente que las diferentes lenguas no puedan representar el ambiente de la misma manera (p.ej., tienen distintas diferenciaciones de color), esto no significa que las percepciones mismas deban ser diferentes también. La teoría de Whorf se ve confirmada con la obra clásica de Brown y Lenneberge (1958), que demuestra un vínculo entre la codificabilidad de los colores (es decir, la asociación de los colores con los nombres que se les da) y el reconocimiento repetido de estos colores; es decir, una relación positiva entre el comportamiento verbal y no verbal.

   En los años cuarenta y cincuenta, la percepción social fue saludada por muchos autores como la «nueva visión» porque por contraste con la psicología de la gestalt, ponía gran énfasis sobre los factores motivacionales que hasta entonces habían sido objeto de escasa atención en la psicología de la percepción. Un paso considerable hacia adelante se dio respecto de la teoría orientada hacia factores inherentes de los procesos de percepción (tales como el estímulo, excitación nerviosa, etc.), como lo demuestran algunas de las hipótesis desarrolladas en este sentido:

   1) Las necesidades físicas contribuyen a determinar lo que es percibido. Los estudios han demostrado, sin embargo, que aunque los factores psicológicos influyen en la percepción, esta influencia no puede incrementarse a voluntad; por el contrario, cuando la necesidad aumenta, puede observarse una reducción del influjo.

    2) Los valores característicos del individuo influyen en la velocidad con que se perciben las palabras asociadas con estos valores. Algunos autores intentaron, sin embargo, reducir la significación de los valores a la variable de las frecuencias de palabras. De acuerdo con esta suposición, la estructura del valor de un individuo conduce a un aumento de interés hacia los estímulos destacados y, por consiguiente, a un mayor grado de familiaridad con estos estímulos. Un estudio más reciente (Johnson y otros, 1960) ha demostrado, sin embargo, ambas influencias del grado de familiaridad y del valor en el descenso del umbral de reconocimiento. Al mismo tiempo, este estudio ha demostrado una clara vinculación entre el valor de una palabra y la frecuencia con que esta palabra se utiliza en un país determinado.

   La influencia del valor se demostró también en la esfera de la distorsión de la percepción. En un experimento de percepción dirigido por Wittreich y Radcliffe (1956), las personalidades con autoridad mostraban menos distorsión que las no autoritarias controlándose la variable de familiaridad durante este experimento.

    3) Los estímulos verbales que trastornan emocionalmente o amenazan al individuo, requieren un tiempo de percepción más prolongado que las palabras neutras; y, a veces, son percibidos con una distorsión tan grande que su significado se modifica radicalmente y producen reacciones emotivas características antes de ser percibidas. Este fenómeno asumió una posición central en la discusión sobre la percepción social y condujo a la idea de defensa perceptiva. Mientras que el fenómeno de defensa contra los contenidos de memoria era corriente en la psicología profunda, se planteó el problema de una formulación paradójica: ¿Cómo es posible para un individuo reprimir, alterar o retrasar las percepciones que todavía no ha percibido? Planteado así el problema, sólo puede resolverse postulando una «teoría del homúnculo», es decir, la existencia de una especie de «censor» en el individuo que percibe, el cual controlaría el contenido de la percepción antes de permitirle ser «percibido». Para evitar este dilema, se desarrolló la hipótesis basada esencialmente sobre la capacidad de los patrones de respuesta y confirmada experimentalmente. Una de las pocas teorías amplias de la percepción social se deriva de J. S. Bruner y L. Postman; estos autores tienen en cuenta las reflexiones propias de la teoría de la probabilidad, además de los factores motivacionales. La idea fundamental en que se basa esta teoría es que la percepción consiste esencialmente en examinar hipótesis determinadas. La percepción se basa en un proceso de experiencia que induce al individuo a suponer ciertos objetos y determinadas cualidades de estos objetos. Según esta teoría, la fuerza de una hipótesis la establecen:

    a) la frecuencia de las confirmaciones obtenidas;

    b) el número de hipótesis disponibles simultáneamente;

    c) el apoyo motivacional;

    d) el apoyo cognitivo.

    Mientras estos factores determinan la fuerza de una hipótesis, la fuerza misma de la hipótesis define el conjunto de informaciones de estímulo correspondiente que son necesarias para confirmar o rechazar la hipótesis.

   La crítica a la percepción social se concentra en tres puntos:

   a) La mayoría de los estudios no toman en consideración las diferencias de personalidad, mientras que los estudios de psicología diferencial han intentado demostrar que entre los sujetos de experimentación existen tanto los «sensitizers» (es decir, sujetos que reaccionan con mayor atención y pueden, por tanto, describirse como más sensitivos), cuanto los «repressors» (sujetos que tienden a caracterizarse por la defensa perceptiva). Las teorías psicológicas general y diferencial no se han integrado todavía.

   b) Jones y Gerald (1967) llaman la atención sobre el hecho de que los estudios previos de «defensa perceptiva» han fallado al no tomar en cuenta de manera adecuada la interpretación de situaciones experimentales particulares. En su opinión, la defensa perceptiva es obvia solamente si la percepción misma es la última meta; cuando, en cambio, tiene una función instrumental para la decisión de una acción, el observador tendrá una mayor disponibilidad de categorías, tanto para los valores prestablecidos como para los rechazados, en comparación con los neutrales; por tanto, el umbral de la percepción será más bajo para los valores positivos y negativos en comparación con los neutrales. Esta teoría, puede confirmarse experimentalmente.

    c) El tercer punto de crítica se refiere a la importancia atribuida a la teoría de la percepción social. Debe recordarse que esta teoría no puede explicar la percepción social misma, sino que la supone y puede sólo proponer una teoría sobre la percepción por parte de factores sociales. Un ejemplo extremo lo proporciona el efecto autocinético de Sherif, donde se pide a los sujetos que describan, en la oscuridad y sin ayuda instrumental alguna, la posición de un punto que no se mueve, pero que todos lo ven como si estuviera en movimiento por efecto de la disposición experimental; en una situación de esta clase, el factor dominante podría ser las influencias sociales. Con el fin de asegurar un ámbito de acción a los factores sociales, el proceso de percepción suele resultar difícil; p.ej., las figuras tienen que reconstruirse de memoria. Lo cual en muchos estudios suscita la cuestión de cuál es en realidad la función psíquica examinada. Se han llevado a cabo machas investigaciones a fin de demostrar el influjo de los factores sociales y se han clasificado según este criterio. Se ha derivado la consecuencia de que las teorías de la percepción social por el momento no son ya tan actuales y los fenómenos están subordinados a factores sociales (p.ej., grupo de referencia, estereotipo, prejuicio, conformidad, etcétera).

    Percepción del tamaño (Size perception).-

    Fenómeno importante y muy estudiado en la psicología de la percepción óptica. La percepción del tamaño en los seres humanos no se puede describir y explicar por leyes puramente fisiológicas. A pesar del tamaño idéntico de diferentes imágenes en la retina, los objetos correspondientes pueden ser percibidos como de diverso tamaño. Se advierte aquí el fenómeno de la constancia de tamaño en la percepción espacial.

    Percepción visual (Visual perception) .-

   La percepción a través del sentido de la vista pertenece a uno de los más antiguos ámbitos de investigación de la psicología. En su estudio se han utilizado tanto el método fenomenológico como el psicológico. La psicología de la gestalt tuvo una gran influencia sobre el desarrollo de este área.

    1) Percepción visual simple.- La percepción obtenida a través de un estímulo retinal uniforme puede considerarse como la forma de percepción visual más simple. La visión del cielo sin nubes cubriendo el campo visual completo, y la experiencia visual entre una espesa niebla o en una habitación completamente a oscuras, son buenos ejemplos de ello. Se ve no una forma ni una superficie rígida, sino un suave campo de color uniforme que no está localizado a una distancia definida.

   2) Emergencia de una figura.- Un área heterogénea en el campo visual es la producida por la percepción de una figura. Una figura percibida se diferencia en general de su fondo, ya que: la figura tiene una forma o carácter de un objeto o cosa, mientras que el fondo es informe y tiene la naturaleza de una sustancia inestructurada. La figura se localiza a una determinada distancia, y su superficie presenta una forma estable. Pero el fondo da la sensación de fluido y no es exactamente localizable. Normalmente, la figura semeja encontrarse delante del fondo, que parece estar llenando todo el campo detrás de la figura; los contornos se perciben como partes de la figura y no del trasfondo.

    3) Interacciones entre las figuras.­ Cuando aparecen varias figuras en el campo visual, se establece entre ellas una interacción de varias formas. P.ej., si varias figuras u objetos se presentan simultáneamente, son percibidas no aisladas o como una masa total caótica, sino en grupos. Los siguientes factores son importantes para tales agrupaciones:

    a) objetos relativamente próximos entre sí (proximidad);

    b) objetos del mismo color o forma (similitud);

    c) objetos que constituyen un área cerrada (clausura);

    d) objetos que constituyen una serie continua (continuidad);

    e) objetos que se mueven en la misma dirección (destino común).

    En todos estos casos los objetos son vistos como en grupo. En ciertas condiciones, la forma o tamaño de una figura percibida que se presenta con otras figuras parece diferente de la misma figura cuando se presenta aislada. Las ilusiones óptico-geométricas pueden considerarse como ejemplo de interacción entre figuras o elementos figurativos.

    4) Constancia de la percepción visual.- Una figura u objeto se caracteriza generalmente por su forma, tamaño, color y luminosidad. Aparece a una cierta distancia iluminada por un cierto color o brillo. Cuando la distancia e iluminación varían físicamente, la forma y tamaño de la imagen en la retina y la cualidad e intensidad de la luz en ella varía de manera correspondiente; pero la forma, el tamaño y el color percibidos no se modifican normalmente en la misma medida. Dentro del organismo existen mecanismos que aseguran una consistencia del campo de percepción en condiciones físicas cambiantes. Se habla respectivamente de constancia de la forma, tamaño, color, etc. Estas permiten una percepción estable del ambiente a pesar del cambio continuo de posición de muchos objetos con relación a otros objetos y al observador, y de la iluminación que le afecta. Se piensa que las propiedades de las reproducciones en la retina que determinan la percepción de la profundidad, son importantes también para la constancia de la forma y del tamaño. Tales propiedades son, p.ej., la superposición y un creciente gradiente de estructuración. Para explicar la constancia de color y luminosidad, se recurre a efectos de distribución luminosa de diversa naturaleza en el campo visual. En Alemania, Von Holst y Muttelstaedt (1950) sobre todo han tratado de explicar estos fenómenos desde el punto de vista cibernético, recurriendo al principio de la aferencia.

    5) Percepción visual del movimiento. - Una figura u objeto puede verse cuando se mueve. El desplazamiento de una imagen en la retina no es condición necesaria ni suficiente para esta percepción del movimiento. Si miramos un objeto en movimiento, su imagen en la retina se mantiene estacionaria, pero percibimos un movimiento. Si, en cambio, movemos los ojos, las imágenes en la retina de objetos estacionarios se desplazan, pero no percibimos estos objetos como en movimiento. Parecería, pues, que, por un cambio del marco de referencia, en un desplazamiento de objetos respecto de objetos de mayores dimensiones, se determina una percepción del movimiento. Por otra parte, se produce una percepción del movimiento incluso sin desplazamiento relativo de objetos.

    BIBLIOGRAFÍA

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  • DIXON, N. F., Subliminal perception, (New York 1971);
  • EPSTEIN, W.. Varieties of perceptual learning (New York: 1967);
  • GIBSON, E. J., Principles of perceptual learning and development (New York 1969);
  • GIBSON, J. J., The perception of the visual warld (New York 1950);
  • GRAHAM, C. H.,Vision and visual perception (NewYork 1965);
  • KOFFICA, K., Principles of gestalt psychology (London & New York 1935);
  • PIAGET, J., The mechanisms of perception. (London 1969);
  • VERNON, M. D., The psychology of perception (Harmondsworth & Baltimore 1962).

 

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Artículo febrero 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. VI

Sensación, Conocimiento 

   Sensación (Sensation)

    La sensación es un fenómeno psíquico no ulteriormente divisible, provocado por estímulos externos que actúan sobre órganos sensoriales y cuya intensidad depende de la intensidad del estímulo y la cualidad de la especie del órgano sensorial.

    Así describe H. Rohracher el concepto de sensación en sentido clásico distinguiendo la sensación de la percepción: "la percepción es un fenómeno psíquico complejo, que consiste en impresiones sensoriales y componentes de la experiencia, y cuya causa o contenido se localiza e individualiza de forma que permite la aprehensión de objetos del mundo externo".

    No obstante, esta división entre sensación y percepción es en la práctica difícil de seguir, mientras en la literatura moderna los confines entre ambos conceptos se confunden cada vez más (Cf. S. H. Bartley). Una vez que ya Heráclito y Protágoras, en el siglo V a.C., hablaron de sensación y de la transmisión del conocimiento a través de las sensaciones, el problema "sensación" cobró actualidad para las ciencias naturales clásicas en el siglo XVIII gracias al empirismo filosófico.

    Los fisiólogos Ch. Bell (1811) y F. Magendie (1822) demostraron que los nervios aferentes que transmiten la sensación son distintos de los motorios; los primeros llegan a la medula espinal a través de las raíces posteriores, los segundos salen de ella a través de las raíces anteriores.

    W. Wundt (1874) distinguía ya entre sensaciones y percepciones: la sensación es un elemento, la percepción es un complejo de tales elementos. Atribuía a la sensación intensidad y cualidad; a la percepción, lugar y tiempo. Wundt, por tanto, con los "psicólogos asociacionistas", se contrapone a la psicología de la forma, en la que la sensación se entiende nuevamente como parte de la percepción y completamente asimilada por ésta, mientras que en la psicología fisiológica es la sensación la que absorbe a la percepción (Cf. E. G. Boring).

    El conductismo, finalmente, examina las sensaciones sobre el hombre y sobre el animal en base a su conducta discriminante, postulando por consiguiente una "reacción discriminativa" como expresión de la sensación. La psicología de la información aprovecha las posibilidades creadas por la teoría de la información para determinar matemáticamente el contenido informativo de las sensaciones

   1) Los sentidos como mediadores de sensación.

    Desde el punto de vista estrictamente fisiológico, puede decirse que la sensación es el correlato psíquico primario inmediato de una excitación sensorial de estímulos y contiene una información cualidad y cantidad de estos estímulos. La información sobre la cantidad o intensidad del estímulo se encierra en el modelo temporal de la excitación nerviosa; la información cualitativa se contiene, en cambio localmente en el tipo de canal sensorial cuya extremidad cortical se excita.

    Ya Aristóteles, sin ningún instrumento técnico de observación, había hecho notar la existencia de cinco diversos sentidos (canales sensoriales), esto es, vista, oído, olfato, gusto y tacto. Más tarde, exámenes más precisos con mejores posibilidades técnicas dieron lugar a que se subdividiera el sentido epidérmico del "tacto" en sentido de la presión y sentido táctil (somestética), sentido térmico y sentido del dolor;  además, se han añadido el sentido de la posicionalidad y el sentido del movimiento (cinestésico) como forma particular de la somestetica y del sentido del equilibrio (Órganos de los sentidos). Los sentidos se caracterizan por los siguientes criterios psicológicos y fisiológicos:

    a) Su excitación una única clase de experiencia con cualidades de sensaciones generalmente diversas.

   b) Su excitación adecuada Posible sólo con una cantidad de energía que supere un mínimo (valor umbral). Para una excitación inadecuada se necesitan a veces energías más elevadas.

    c) Cada uno los sentidos o canales sensoriales poseen específicos elementos iniciales de células sensoriales, células de receptores sensoriales, neuroepitelio.

    d) De estos receptores sensoriales específicos y a través de punto de unión (Sinapsis), una vía neuronal directa conduce a zonas precisas del cerebro, que se designan como zonas proyectivas primarias, en cuyas inmediaciones se encuentran zonas proyectivas secundarias (memorización a corto y a largo plazo).

    Excluyendo las dimensiones de la experiencia y de la memoria, que en las definiciones clásicas de la sensación se subordinan a la percepción, puede decirse que la sensación se realiza cuando estas zonas proyectivas primarias entran en excitación, sea adecuadamente, a través del canal sensorial específicamente presupuesto, cuanto inadecuadamente, ej., por medio de una estimulación eléctrica directa.

    La llamada "teoría del reflejo" de los autores soviéticos podría, pues, tener validez sólo si se excluyera que las zonas proyectivas corticales son excitadas inadecuadamente, eludiendo las células sensoriales (Alucinación). Véase a este propósito, Lenin, citado por B. G. Ananjev, "La sensación es una reproducción en la materia en movimiento".

    2) Mecanismo fisiológico de la sensación.

    Un estímulo (condición psíquico­química con contenido de energía) incide, generalmente después de haber pasado por un "órgano de consigna del estímulo" (globo ocular, conducto auditivo externo con oído medio, fosas nasales, piel y tejido adiposo subcutáneo), en una célula específica de receptor sensorial (o una terminación nerviosa libre), que se excita cuando la energía del estímulo actúa en un valor supraliminar. Secenov fue el primero en formular la hipótesis de que las sensaciones son una transformación totalmente peculiar de energías externas en los órganos de los sentidos y finalmente en el cerebro. I. P. Pavlov, basándose en este supuesto, definió los órganos de los sentidos como "transformadores de energía externa, reconociendo acertadamente que todo acto funcional de estos órganos, que él clasificó como "extremidades periféricas de los analizadores", representa una conversión de energía externa en un proceso de "excitación nerviosa".

    La excitación se manifiesta en modificaciones físico-químicas de la membrana celular, que llevan a una modificación del "potencial de membrana" y, por tanto, a la formación de un potencial de receptor (= po­tencial del generador = potencial de la secuencia de los estímulos de la célula del receptor), que depende de la intensidad del estímulo (funciones de intensidad, según E. S. Weber, G. T. Fechner, S. S. Stevens, W. D. Keidel).

    El potencial del generador desencadena, sobre la fibra nerviosa aferente anexa, una salva de potenciales nerviosos de acción, cuya frecuencia es proporcional al potencial del generador, codificación de la intensidad de estímulo en sentido "analógico-continuo", en la amplitud del potencial del generador, y en sentido "analógico-discreto", en la frecuencia del potencial nervioso de acción. Hasta la corteza cerebral se pasa por diversas sinapsis, en las cuales, siempre a través de la necesaria conversión en código analógico-discreta en analógico-continua y, sobre el axón postsináptico, de nuevo analógico-discreta, se llega a una reducción de la frecuencia del potencial nervioso de acción (conducta reductora de las sinapsis: Keidel).

   La excitación de los campos proyectivos corticales puede ser directamente demostrada en el electro­corticograma (derivación del potencial eléctrico directamente de la corteza cerebral descubierta) como "potencial evocado", con una latencia de aproximadamente 10 ms. por segundo, después de la excitación de la célula sensorial. Indirectamente, esta prueba puede hacer se con el cráneo intacto, no descubierto, mediante el EEG. Las amplitudes de estos potenciales cerebrales evocados son proporcionales a amplitud de excitación de las células de los receptores, que subyacen no obstante a las influencias de la adaptación, del contraste, etc., y ya por eso no pueden proporcionar un simple "reflejo" del ambiente.

    Además estas amplitudes son modificadas por influencias psíquicas del SNC como la atención, la vigilancia, la expectativa, etc. En conjunto, sin embargo, representan un correlato suficientemente exacto y objetivo de la sensación (W. D. Keidel, M. Sprer.. K. H. Plattig, G. Guttmann). En cambio, sigue sin descubrirse de qué forma una sensación se hace consciente.

    Sensación dual (Dual sensation)

    Algunas personas, sistemas sensoriales distintos del especifico pueden participar en la percepción del estimulo. Así los, los sonidos musicales pueden dar lugar a la percepción de colores y olores. En nuestro caso puede darse con los sonidos de los motores o sistemas, olores de perdidas de líquidos que usan los distintos componentes del avión, nos pueden dar la sensación de funcionamiento del mismo

   Sensación de estímulo (Stimulus sensation)

    Por la cantidad y diversidad de los estímulos con los que una persona entra continuamente en contacto, toda percepción es selectiva, pero en ciertas circunstancias puede esto ocurrir de manera anormal. Una persona percibirá selectivamente los aspectos de su experiencia que ha encontrado más importantes en el pasado. Así al fijarse en aspectos ambientales de diverso tipo, dándoles la máxima importancia, es característico de situaciones de stress, de trastornos psicopatológicos y de situaciones de carencia; pero también las condiciones experimentales pueden producir una percepción social de tipo extremo. La gente ve solamente lo que quiere ver o lo que espera ver.  

    Sensaciones orgánicas; sensaciones articulares (Organic sensations; articular sensations)

   Las sensaciones orgánicas o viscerales, tienen lugar en los órganos internos, y dan por resultado la experiencia de hambre, sed, dolor, etc. En general, sólo se localizan raramente, pero pueden utilizarse como señales, de la misma manera que cualquier estímulo externo.

    Las sensaciones articulares se producen en los respectivos receptores de las articulaciones e informan sobre la posición de las extremidades en relación recíproca y en el espacio.

CONOCIMIENTO

    Conocimiento (Knowledge)

    1) Conocimiento simple :

    a) El acto de hacerse consciente. Proceso central consciente de percepciones recién recibidas, así como de ideas, sobre la base de una matriz experimental ya existente. En la psicología evolutiva, la transición de la aprehensión holística a la analítica es importante entre los 7 y 8 años

    b) Amplitud, es la que se mide por el número de objetos que pueden aprehenderse correctamente en una sola exposición

    2) Conocimiento  complejo: entendimiento.

    3) Cierta (esto es, indudable) aprehensión o entendimiento. "Yo concluyo... que las condiciones necesarias y suficientes para saber que algo es lo que es, son anteriores a que se diga conocer la verdad; en segundo lugar, que se esté seguro de ello; y, por último, que se tenga el derecho a estar seguro. Este derecho puede obtenerse de varias formas.." (Ayer, 1956).

    4) Información exacta.

    5) Relación entre el objeto y el sujeto. La epistemología intenta investigar la cognición en los campos mas variados del conocimiento , proyectando una luz crítica sobre los objetos de investigación, los principios, los métodos y los resultados, a fin de determinar la estructura lógica y el valor objetivo de cada ciencia. La misma epistemología puede ser una ciencia cuando, en el sentido de Piaget, se relaciona con la investigación de los mecanismos del conocimiento científico. En un sentido mas amplio, el termino equivale a teoría de la cognición o teoría del conocimiento.

   Teoría del Conocimiento: teoría de la Cognición, termino  que designa las teorías filosóficos que tratan de explicar la naturaleza, mecanismos y valor de la cognición al estudiar la relación general entre sujeto y objeto, pensamiento y mundo. El primero que utilizó el termino fue K.L Reinhold, pero el problema es tan antiguo como la filosofía misma.

   Desde un punto de vista histórico, las primeras explicaciones fueron de carácter dogmático:

    a) existe un objeto fuera del pensamiento que es concebido por el pensamiento. (realismo, idealismo, racionalismo, empirismo)

    b) no existe objeto alguno fuera del pensamiento, (fenomenalismo)

    c) si existe objeto, no se le puede conocer (escepticismo).

    Las explicaciones posteriores fueron críticas; se sustituyó la cuestión de la existencia de los objetos fuera del pensamiento por una búsqueda de las condiciones necesarias para cognición, en su misma fuente, es decir, en la estructura del sujeto que conoce. Finalmente aparecieron las explicaciones dialécticas: no es el tipo de los elementos lo que determina las relaciones entre la cognición y el sujeto, por el contrario, el sujeto y el objeto forman una unidad, en la que los elementos se determinan de forma reciproca 

   Conocimiento de resultados (Knowledge of results)

   En psicoterapia, educación (especialmente instrucción programada), etcétera: confirmación de la exactitud o inexactitud de una respuesta.

    Conocimiento de sí mismo (Selfknowledge)

    1) Kant consideraba el conocimiento de si mismo como el principio de toda sabiduría humana. Sin embargo, la psicología académica actual no incluye el término entre sus conceptos básicos y no aparece en los diccionarios contemporáneos de psicología. El principal interés de la psicología es el intento de conocer a los demás psicológicamente. Solamente las diversas ramas de la psicología profunda insisten todavía en que quien trate de analizar a los demás, debe primero superar un análisis de entrenamiento. Parecería razonable que la afirmación de los demás estuviese precedida por la autoafirmación.

   De acuerdo con Hector (1971), el conocimiento de si mismo es uno de los pilares de la psicología. Empieza por un estudio de la vida propia, teniendo en cuenta situaciones exteriores y condiciones interiores, y permitiéndonos lograr una comprensión del desarrollo personal de uno mismo y un juicio crítico de la existencia intelectual y espiritual propia. Cualquier cuestión científica teórica sobre la verdad y el error del autoconocimiento puede producir solamente respuestas flexibles. Naturalmente, es posible llegar a una auto imagen esencialmente errónea (autodecepción). Sin embargo, la probabilidad de tal decepción disminuye cuando el proceso está psicológicamente controlado.

    2) El Conocimiento de si mismo se define en los diccionarios de filosofía como el conocimiento del yo, de uno mismo, de las disposiciones (Anlagen), habilidades, errores y debilidad, patrones de respuesta y persuasión de la propia persona respecto a sí misma. Hector (1971) cree que cualquier juicio sobre otro debería estar precedido por el auto conocimiento de la propia historia. Tal historia de la vida puede ciertamente contribuir al autoconocimiento; pero apenas resuelve el problema complejo del autoconocimiento planteado por la frase «conócete a ti mismo» inscrita en el frontispicio del templo de Delfos, y la tesis "del individuum ineffabile". Para la psicología del siglo XX, que parece convencida de que todo autoconocimiento es ilusorio, el conocimiento de si mismo se ha convertido en un término precientífico para concebir con mayor precisión conceptos psicológicos como el auto juicio, autoafirmación, auto imagen y auto concepto. En su investigación, el auto concepto ha demostrado que lo que cada individuo conoce acerca de sí mismo y el cómo se ve a sí mismo se deriva de la manera en que ha sido y es considerado por los demás ( Expectación del rol; imagen-espejo). Si el "sí mismo" de uno mismo está falsamente afirmado, ello conduce a dificultades y conflictos con otros individuos y con el ambiente. La terapéutica de la entrevista psicológica, del psicoanálisis y, sobre todo, de la terapia no directiva, estriba, en último término, en el hecho de que los pacientes corrigen su auto imagen errónea en el curso de la psicoterapia, y logran así, una vez más, una armonía social y personal.

 

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Artículo enero 2006

LA SEGURIDAD EN AVIACIÓN: IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO. V

La Información

   Información (Information)

    El término general de información (sinónimo de noticias, comunicación) ha sido desarrollado, a través del análisis de sistemas técnicos de transmisión de datos y redes de comunicación, como uno de los conceptos básicos de la teoría de la información y la cibernética.

    Partiendo del esquema de la transmisión de la Información a través de ingenios técnicos con una fuente información (transmisor), canal de transmisión y receptor, se han estudiado los problemas de utilización y desarrollo óptimos de los códigos exentos de trastorno. La cantidad de Información establecida por C. E. Shannon y N. Wiener (después de los estudios preliminares de Nyquist, Gabor y Küpfmüller) da la medida de los aspectos invariables de las telecomunicaciones en las transmisiones codificadas y señalizadas (p.ej., la conversión de señales acústicas en eléctricas).

    La información de una comunicación, signo o suceso, define sus noticias o contenido novedoso o, más exactamente su probabilidad. La Información principal es el promedio de un repertorio de r signos sopesados con las probabilidades individuales. En la dependencia estocástica, los cálculos se realizan con las probabilidades limitadas.

    La información puede interpretarse como la longitud de la comunicación con una codificación óptima en un código binario. La información contenida en un bit corresponde a un signo de código binario o a un proceso de selección de dos alternativas (igualmente probables).

    Debido a la similitud formal con la expresión de entropía termodinámica, la información principal es llamada frecuentemente entropía o negentropía. La entropía termodinámica es una medida del estado de orden de (o grado de probabilidad en) un sistema físico, e indica la proporción de energía térmica que no puede convertirse en trabajo mecánico por un motor de energía térmica, que aprovecha una determinada diferencia de temperatura.

    El concepto de información se aplica no sólo en comunicaciones y tecnología de la regulación, sino siempre que la función de sistemas complejos o la interacción entre distintos sistemas implique procesos informativos

    Información estadística, Información objetiva, Información sintáctica e Información selectiva son términos sinónimos. La Información estadística subraya la derivación de características estadísticas; la Información objetiva, la posibilidad de determinación por observadores externos; la Información sintáctica, la exclusión de los aspectos semánticos, y la Información selectiva, la función de la fuente en las secuencias de signos generativos por selección de un conjunto de signos.

   Información estructural, Información métrica: dependiendo de la estructura de las señales, predominan diferentes aspectos de la información. Los datos pueden ser trasladados de manera equivalente por señales continuas, p.ej., fluctuaciones de corriente en el teléfono, o por señales discretas, p.ej., impulsos de corriente en el télex. En las secuencias de señales discretas la información consta del número de señales y su información principal. Igualmente, en las secuencias de señales continuas, la información consta del número de valores de señales temporalmente distinguibles y las fases distinguibles en un grado dado de la exactitud medida (es decir, para una determinada extensión, el repertorio) de valores de señales disyuntivas. Según D. M. McKay, el número de señales distinguibles en una secuencia de señales es denominado Información estructural, mientras que la información de los valores de las señales individuales se conoce como Información métrica.

    Información topológica: La información de programas tri- o bidimensionales que pueden ser convertidos en secuencias de señales temporales por registro durante la transferencia informativa. En la información topológica se distingue a su vez entre información estructural, como el número de células reticulares distinguibles, e información métrica, derivada de la intensidad de los valores de las células individuales.

    Información subjetiva: el contenido informativo de un mensaje puede ser determinado sólo en relación con el estado interno del receptor. En principio, esta regla se aplica a los receptores técnicos. En psicología, la transición al concepto de información subjetiva es importante (K. Steinbuch, H. Frank, A. Charkewitsch, K. Weltner). Ello implica un cambio en las premisas teóricas, hasta el punto de que la información se deriva ahora de las probabilidades de expectación del receptor, que es determinada, a su vez, con la ayuda de tests (Shannon, Attneave, Weltner). Estos facilitan la información subjetiva de lingüística compleja y otros datos, para ser estudiados como una función de su contexto, situación, actitud del receptor, lingüística y comprensión factual, y otros parámetros psicológicos.

   La transición al concepto de información subjetiva facilita el que sean analizados no sólo los aspectos estadísticos, sino también los semánticos (la «información de significados») y los pragmáticos (la información de los cambios de conducta elicitados por los datos). Por tanto, la diferenciación facilita el componente semántico de los datos lingüísticos al ser aislados del contenido total de la información por la medición de la información subjetiva en dos etapas de la clase perceptora:

  • a) significación de la información desconocida;
  • b) significación de la información conocida.

    Información didáctica: en pedagogía cibernética, la cantidad de información semántica en la materia a enseñar; dicha materia debe estar disponible en forma verbalizada como un texto básico. La información que permanece cuando el significado del texto básico es conocido, se denomina «información estética», que se define, por tanto, negativamente como información «no didáctica», y constituye una medida de la singularidad de la representación.

   El análisis teóricamente preciso de la información semántica es posible sólo sobre la base de sistemas de lenguajes definidos sin ambigüedades. En la teoría de la información lógico-semántica desarrollada por R. Carnap y Y. Bar-Hillel, se adoptan métodos apropiados

    Análisis multidimensional de la Información (Information analysis, multidimensional)

    Método descrito por McGill para analizar la relación entre secuencias estímulo-respuesta multidimensionales (multivariada) con la ayuda de la teoría de la información, y dividir el contenido informativo de las respuestas en transinformación de estímulos y componentes al azar. El análisis da la información puede interpretarse como un análisis de varianza no paramétrica.

    Capacidad de Información de los órganos sensoriales (Information capacity of the sense organs)

   El límite superior del flujo de información entre los receptores y el centro de proyección cerebral está determinado por la capacidad de información específica de los órganos sensoriales correspondientes. Han sido determinados los valores siguientes (en bits/seg): canal óptico: 3 . 106; canal acústico: 2 . 104 a 5 . 104; canal táctil (con referencia a la superficie corporal total): 2 . 105; canal olfativo: 10-100; canal gustativo: 10.

    Densidad de Información, (Density of Information,)

   Si los datos no son transmitidos como una secuencia de señales en el tiempo, la cantidad de datos transmitidos se indica, no como un «flujo» de L, sino como una «densidad» de L, que muestra el número de elementos de código requeridos para codificar una línea, una superficie o un espacio dado. La densidad de información se mide en señales/cm (cm2 o cm3). La densidad debe ser determinada, p.ej., cuando el material pictórico es adaptable a la capacidad del ojo.

    Estética de Información, ( Esthetics of Information,)

   Es una rama de la estética que aplica los conceptos de la teoría de la información y la psicología de la información. El aspecto informativo de los procesos estéticos es subjetivo y puede ser descrito como un proceso de adquisión gradual; el objeto de la percepción estética debe contener elementos de sorpresa (información) e inicialmente desconocidos, así como estructuras organizativas conocidas. Para un resumen de este campo, cf. Bense (1969); para la inspiración semiológica básica, Barthes (1967); para la base psicolingüística, Chomsky (1957).

   Flujo de Información,  (Information flow)

    El flujo de información se determina como la cantidad de información transmitida a través de un canal de información por unidad de tiempo. Se mide en bits /seg. El límite superior está determinado por la capacidad del canal. El concepto de flujo de información ha sido adoptado por la psicología de la información y aplicado a la comunicación, aprendizaje y percepción.

    Procesamiento de Información,  (Information processing)

   Cualquier proceso por el que los datos recibidos son modificados o asociados con otros datos sobre la base de leyes específicas, de manera que los nuevos datos son utilizables como un resultado. En el control, procesos de regulación o adaptación, éste puede producir cambios en la conducta del receptor. El procesamiento de la información incluye también la recepción y transmisión de los datos. El término «procesamiento de datos» es a menudo utilizado solamente para referirse a métodos que implican el uso de un computador. Cuando en un sistema todos los procedimientos están relacionados con un computador, es aplicable el término «procesamiento de datos integrados» (PDI).

    Psicología de la Información, (Information psychology)

   La psicología de la información representa un intento de utilización de los enfoques, métodos, medidas y modelos cibernéticos en psicología, con vistas a desarrollar una teoría completa.

    La psicología de la información originalmente concebida con una base psicológica para la estética de la información utiliza la introspección como indicador de los fenómenos que se adecuan en un esquema (un «organigrama») apropiado a los aspectos psicológicamente relevantes del proceso de información humana. Los conceptos y modelos cibernéticos se emplean también para fines descriptivos, y los parámetros usados se determinan cuantitativamente a través de la experimentación. Además de esta fase descriptiva, los modelos permiten también conclusiones cuantitativas o cualitativas, comprobables empíricamente: la fase explicativa. La fase última del programa de la psicología de la información es una abstracción de todos los detalles «no esenciales», y, por tanto, la restricción de todas las afirmaciones a un modelo cibernético general «psicoestructural». El criterio para determinar lo «esencial» es la adecuación a la aplicación propuesta (que se da, en particular, dentro del marco de la pedagogía cibernética).

    En la psicología de la información exacta (ampliamente programada) se usa una serie de modelos psicoestructurales de complejidad creciente para obtener una aproximación al hombre como ser psicológicamente aprehensible. Varios experimentos han mostrado una relación aproximadamente lineal entre los tiempos de reacción o percepción y el contenido informativo de los estímulos. Ello permite la inferencia de una velocidad de recepción máxima («velocidad de apercepción») de aproximadamente 16 bits/seg (conseguida solamente a los 20 años de edad) para nuevo, datos aprehendidos conscientemente. A la misma edad, la velocidad de absorción de la información de la memoria alcanza un máximo de aproximadamente 0,7 bits/seg. Diferentes experimentos han mostrado también que la habituación subsiguiente a una distribución de probabilidad dada de un repertorio de signos, y la receptividad subjetiva a un símbolo, alcanzan una cresta con. una probabilidad de ocurrencia W p = l /e (alrededor del 37 por 100 %. Este «efecto máximo» es explicado por la psicología de la información con el máximo W la función p - i = p - Id, es decir con un valor proporcional al tiempo de apercepción. La medida resultante de la incidencia ha probado la fiabilidad tanto en la interpretacion cuantitativa de los resultados de las tasas de frecuencia como en la predicción de la influencia estadistica de los ejemplos, sobre patrones de conductas aparentemente libres. Hasta ahora, sin embargo, los enfoques de la psicología de la información han resultdo insuficientes para la determinación del repertorio de signos y probabilidades (acomodación de la información) y para la construcción de modelos de memoria con vistas al aprendizaje de la semántica. Sobre todo, han demostrado su inadecuación los métodos sugeridos para incorporar la motivación en el modelo.

   La psicología de la información por supuesto, está esencialmente relacionada con modelos de eventos psicológicos que son de mayor o menor valor práctico.

    Reducción de Información,  (Information reduction)

   La reducción de la información subjetiva tiene lugar en el proceso de datos, sobre la base de la acomodación y superordenación informativa en la formación de clases o complejos. La reducción de la información puede ayudar a reducir los tiempos de reacción.

    Sistema de Información,  (Information system)

Todos los medios conectados de comunicación que se emplean en un organismo, grupo u organización.

    Sistemas de procesamiento de Información,  (Information processing systems)

   Término general para designar todos los sistemas en los que se procesan datos. Un sistema de este tipo puede asociar varios ítems diferentes de datos sobre la base de leyes racionales y obtener nueva información como resultado. En general, los organismos que absorben información del ambiente (estímulos) y derivan cambios conductuales de dicha información, pueden considerarse como sistemas de procesamiento de información.

    Teoría de la Información,  (Information theory)

    1) Desarrollo.- La teoría de la información viene originando problemas que surgen en conexión con la transmisión de información por sistemas técnicos (telegrafía, teléfono, radio). Ya en 1924, H. Nyquist (1932) y K. Küpfmüller mostraron que en los sistemas de transmisión eléctrica se da una conexión cuantitativa entre la amplitud de banda del canal de transmisión y la velocidad máxima de la señal. Desarrollos posteriores, a cargo de C. E. Shannon (1948), condujeron la teoría de la información a su forma actual, que, como un área parcial de la cibernética establecida por N. Wiener (1948), está también conectada formalmente con la estadística inferencial de R. A. Fisher (1925). Los problemas fundamentales son la transmisión de señales, los valores nuevos de medición y el control de la interferencia.

   Shannon y Weaver (1962) tratan el problema de la óptima explotación de las cadenas y redes de comunicación que presentan interferencias, y basan su teoría sobre las propiedades objetivamente observables de las secuencias de señales o signos. Las áreas relevantes son el desarrollo de los códigos de libre interferencia, la teoría de la transformación de señales y la estimación exacta de reducciones en la capacidad del canal para grados idealizados de interferencia.

   La teoría de la información equivale en muchos aspectos a la estadística inferencial de R. A. Fisher, en cuanto que utiliza la exclusión de la interferencia (anomalías casuales, o «ruido») de las medidas. Partiendo del cálculo del error probable (curva normal de probabilidad), la estadística inferencial permite excluir la interferencia de los datos de medida (división de las anomalías en -arbitrariamente- clases de errores aleatorios y sistemáticos que se convierten en variables observables)> y abarca el campo de la investigación empírica en educación, psicología y sociología.

   N. Wiener (1948) tomó como punto de partida la interacción, adaptación y estabilidad de los sistemas acoplados a un ambiente inestable. La exclusión de la interferencia de las medidas y el procesamiento de la información aparecieron como prerrequisitos. El resultado fue la cibernética, que incluye la teoría de la información entre sus componentes.

    2) Teoría.- La idea básica es la información como una medida cuantitativa para signos o señales que se dan entre un transmisor (fuente, emisor) y un receptor (recipiente). Las secuencias de signos son seleccionadas por distintos procesos a partir de un repertorio válido para el emisor. La secuencia de signos puede ser transmitida por diferentes señales físicas. A partir del repertorio de signos utilizados, su frecuencia, la selección restrictiva y los enlaces estadísticamente expresables entre los signos se obtiene un valor de medida para la información, que permanece válido para cualquier número de códigos y transformaciones de señales.

   En el sentido estricto en que se usa la teoría de la información, la información como una medida logarítmica de infrecuencia o valor negativo de la probabilidad (condicionada) de ocurrencia es una medida para el valor «nuevo» o novedoso del signo. Aunque arbitrariamente, es útil considerar ambos como una base del logaritmo. En tal caso, la unidad -un bit- es la cantidad de información de una elección de dos resultados igualmente probables. Por tanto, un bit en el procesamiento de datos indica un punto de un conjunto de datos binarios que ofrece la máxima capacidad de almacenaje de un depósito.

   También puede medirse el contenido estructural de las señales continuas. Una premisa de la teoría de la información matemática es la ergodicidad de la fuente, es decir, sus propiedades estadísticas deben permanecer constantes e independientes del punto en el que se toma una muestra.

   Es de particular interés que sean posibles las codificaciones inequívocas y reversibles sin pérdida de información, no sólo desde signos discretos a discretos (palabras a letras, letras a un código de teletipo), de signos continuos a continuos (vibraciones de sonidos a vibraciones eléctricas. valores de brillantez a valores de corriente), sino desde secuencias de signos discretas a continuas, y desde continuas a discretas. El curso continuo de una función temporal (oscilación eléctrica) o espacial puede ser sustituido por una secuencia de valores numéricos discretos si éstos reproducen los valores funcionales a intervalos equidistantes. La distancia de los intervalos debe reducirse en proporción con la velocidad en que el valor de función cambie (teoría cuántica). Inversamente, la curva continua puede ser restablecida a partir de la secuencia de valores numéricos.

    Es importante para su uso técnico que este sistema de transferencia abra nuevas perspectivas a las condiciones marginales de la percepción estimular y al procesamiento en los sistemas biológicos y fisiológicos. En éstos también, los estímulos físicos continuos son codificados en secuencias (de impulso y descarga) de redes neuronales (Procesos de decisión).

    Cuando no existe interferencia en la transmisión de la información, se establece una relación inequívoca entre la señal según como ésta sea enviada y como es recibida. Cuando aparece interferencia en el canal, la señal que se recibe no corresponde siempre a la señal que se envió. La información correctamente recibida -transinformación ( T)- es menor que la que se envió. La diferencia, la información perdida, es la «equivocación». La información producida por la interferencia es la «irrelevancia». La capacidad del canal (C) se determina por la amplitud de banda (B) (la diferencia entre la frecuencia transmisible superior e inferior). Con un canal alterado (casi siempre presente), la capacidad del canal disminuye con una intensidad proporcional a la del ruido comparado con la intensidad de la señal.

   Un resultado inesperado de la teoría de la información es que, incluso en un canal alterado, cualquier grado requerido de fiabilidad de transferencia puede obtenerse por una codificación adecuada; la velocidad de la transmisión puede alcanzar entonces la casi totalidad de la capacidad del canal. Esto es sorprendente, puesto que los métodos técnicos conocidos de exclusión de interferencia se contrarrestarán con el uso de signos de control y, en el caso más trivial, con la repetición de los datos, produciendo así una "redundancia artificial y reduciendo la velocidad de transferencia.

    3) Tareas y aplicaciones- Las unidades de medida y los métodos de la teoría de la información constituyen las bases de la tecnología de datos, el procesamiento de datos, la óptica teórica y la transmisión de láminas (Gabor, 1950; 1963), la cibernética (Frank, 1970; Steinbuch, 1965; Wiener, 1948), y la automatización técnica. Además, la teoría de la información ofrece nuevas perspectivas en campos en los que el acoplamiento y la interacción entre sistemas complejos puede considerarse total o parcialmente como un acoplamiento informativo. Cuando los estímulos son percibidos, dirigidos y procesados, las señales se codifican y decodifican. El reconocimiento de los signos y la percepción gestalt pueden tratarse como una interferencia-exclusión e irrelevancia-exclusión. El aprendizaje puede ser considerado como la construcción de modelos internos por vía de enlaces informativos ( Pedagogía cibernética). Los procesos sociales son aprehendidos midiendo la entropía (información) de los grupos (Cube y Gunzenháuser, 1962).

   En su forma puramente matemática, la teoría de la información excluye los aspectos semánticos y pragmáticos de la comunicación, que han de ser considerados durante el análisis de la interferencia que ha perturbado las cadenas o redes de intercomunicación humana vocal u óptica. Tal análisis requiere una transición desde el concepto de análisis estadístico al de información subjetiva, el cual se relaciona con el estado interno del receptor. En esta transición, la medida de la información no se refiere ahora a una estadística objetiva de secuencias de signos que pueden ser determinadas por un observador externo, sino a las probabilidades empíricamente determinables esperadas por el perceptor (Weltner, 1970).

    Esto ofrece nuevas áreas de aplicación para la teoría de la información en el análisis de los aspectos y contenidos lingüísticos de los procesos de percepción, y en el análisis de los procesos cognitivos y de aprendizaje, al utilizar una combinación de métodos empíricos y la medida y sistema relacional, teóricamente cimentados, de la teoría de la información En este proceso aparecen ciertos problemas que no pueden ser tratados todavía de manera aislada: p.ej., el del plano de relevancia, o del repertorio de posibles referencias útiles al receptor.

   Test de Información,  (Information test)

   Un test para estimar un conocimiento general o específico del individuo.

    Transmisión de Información,  (Information transmission)

    La transferencia de la información con ayuda de un medio informativo, desde un transmisor a un receptor. La teoría de la información (o datos) sigue este modelo (cadena de comunicación). Una fuente de información genera datos que constan de una secuencia de signos (símbolos). Estos se convierten en señales transferibles en un transductor. Las señales pasan a través de un canal de datos, o medio de transmisión, a un transductor, que reconvierte las señales recibidas y las envía al receptor. La fuente del ruido abarca toda la interferencia a que la señal está sujeta durante la transmisión.

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