Andando por Alentejo

Alentejo

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    En el año 1826, Sebastián de Miñano; en su Diccionario Geográfico Estadístico, publicado en Madrid, se refiere de la siguiente manera.

    "ALENTEJO, provincia de Portugal llamada asi por su situacion al medíodia del Tajo, y la mas estensa de todas las de aquel reino; confina al E. con Andalucia y la Estremadura española, al S. con el Algarbe, del cual las separan las sierras de Caldeciraon y Monchique y los rios Bascono y Odese que de ellas descienden; al O. con la comarca de Setubal y con el Océano, y últimamente al N. con la provincia de Beira y la Estremadura portuguesa. En aquella parte en que el Guadiana: no sirve de línea divisoria entre esta provincia y los dominios españoles, forman sus límites el río Chanza, que baja de ellos, el Taliga y el Valverde que ciñen el partido de Olivenza, el Caya, el Gebora y el Sever, que teniendo su origen en el monte de San Mamed, corren el primero y el segundo á perderse en el Guadiana, y el tercero en el Tajo por entre Montalvan y Valencia de Alcántara.

    La estension de esta provincia es difícil de averiguar por internarse en ella por una parte la provincia de Estremadura portuguesa, y cortar por otra el Guadiana una faja bastante considerable que deja unida á la del mismo nombre en España; pero tomando un termino medio entre varias distancias, puede regularse como en 35 leguas de largo y 20 de ancho, que componen una superficie de 700 leguas cuadradas. Goza de clima poco sano por haber en su campo muchas aguas estancadas. Produce mucho trigo, cebada, vino, limones, naranjas y aceite, y abunda en ganado, caza y pesca. Se hallan en esta provincia muchas canteras de mármol blanco, verde y bermejo.

    Está defendida por diferentes plazas de guerra, siendo la principal la de Elvas , apoyada por el fuerte de la Lippe, inatacable por su situacion y magnitud arquitectonica. Su poblacion se compone de 380. 480 habitantes distribuidos en 4 ciudades, 8 comarcas, 228 parroquias, y 50,963 fuegos. La corta poblacion de esta provincia, comparada con las demas de Portugal, prueban lo mal cultivado que se halla su territorio. Corresponden á la misma en la costa del Oceano, la de Almeyrin, Palma, Pancas y Piñeyro.

    Provee de reclutas y da alojamiento á los regimientos 5 y 17 de infanteria y 3, 5 y 8 de caballería, al 3 de artillería y a los batallones de cazadores 1 y 4, ademas de los de milicias de Bejá, Ebora, Villaviciosa y Portalegre, y 3 compañías de veteranos; la legion nacional de esta provincia que se compone de 2 brigadas divididas en 305 compañias, cuya fuerza total es de 43,591 hombres que resultan de 60 distritos, cada uno de ellos mandado por un gefe, llamado Capitan mayor.

    Los unicos terrenos de la provincia de Alentejo que merecen alguna consideracion, mas por su fertilidad que por el número de sus habitantes, son los contornos de Ebora, Portalegre, Elvas, Villaviciosa y Beja, y finalmente el campo de Ourique y algunas vegas en las márgenes del río Sado, y de otros arroyos que entran en él; pero aun en estos distritos el sistema de agricultura es muy desigual, porque divididos entre grandes propietarios y en estensas haciendas, los pocos labradores de los pueblos inmediatos tienen que sujetarse para su subsistencia á un corto jornal, el día que necesita emplearlos el propietario. El resto de la provincia se halla repartido en aldehuelas ó casas, con nombre de montes, a donde reunidos ó separados 4 ó 5 vecinos, cultivan con poco lucro las tierras que rodean su habitacion, sin que cuiden de plantar árboles, ni aun de sembrar legumbres para su gasto ordinario; porque recelosos de que si mejoran de aspecto sus haciendas escitarian la envidia de sus vecinos, y ofreciendo aumento de rentas á los dueños del dominio, se verian despojados del territorio que cultivan desde el tiempo de sus mayores, solo cuidan de conservarle sin apariencias de mejora, y se contentan con lo que la tierra les produce y con la cria de algunas aves que venden á los recoberos de la capital.

    Apesar de esta constitucion y de la flojedad de los naturales del Alentejo, esta provincia es la mas abundante de trigo de todo el reino, y la que en cierto modo contribuye mas á la subsistencia de Lisboa; porque teniendo pocos consumidores, no necesita todo lo que produce pare su gasto. No sucede lo mismo con el vino y con el aceite, pues el primero se despacha todo en los términos de la provincia, y no teniendo suficiente del segundo, recibe en años abundantes machas arrobas de nuestra Andalucía y Estremadura. Otro de la principales productos del Alentejo, es el ganado de cerda y vacas. El primero se alimenta en los grandes montados ó bosques de encina y alcornoque, árboles que suelen alternar en la mas ó menos abundancia de sus frutos.

    Las carnes del Alentejo, aunque no tan sabrosas como les de la Beyra, proveen lo mas del año la plaza de Lisboa, y sus ganados lana, despues de vestir gran parte de la provincia, deja para la extraccion como unas 20 á 24,000 arrobas, y proveen aquella capital de los esquisitos quesos que llevan su nombre. Tambien abunda en esta provincia el ganado cabrío cuyo gusto, menos melindroso, sabe hallar pasto en las estensas charnecas de brezo y jara que cubren esta provincia.

    Corren por ella varios rios, como con los que bajan de sus sierras de Portalegre, Osa y Monchique, pero el único de consideracion es el Sado, donde se recogen las aguas que bajan de la campos de Beja y Ouriqne, y que en los meses de verano, no solo escasean , sino que inficionan la provincia, porque detenidas y encharcadas llenan la atmósfera de vapores mefiticos, que producen fiebres y calenturas intermitentes. Esta es la razon principal de los males que padecen los vecinos del Alentejo, que, unidos á los escesivos calores de que esta espuesto, son en parte causa del poco número y de la escasa fecundidad de sus habitantes.

    Los montes principales de esta provincia, sin contar las sierras ya dichas, y la parte de la de Monchique, que la divide del Algarve. y cuyas vertientes se estienden hasta el campo de Ourique, son las sierras de Grandola y la de los Algares, ó del Martinete, que empezando 4 leguas al S. del rio Sado, se va á enlazar con la de Monchique, y la de Portelramo de la de San Luis en nuestra Estremadura, que entrando en Portugal por Moura y Monsaraz, pasando por entre Befa y Ebora, Montemor y Alvito, Setubal y el Tajo, va á terminar en el cabo de Espichel; asi como los de Portalegre, Castello y Davide son continuacion de las de la Estrella, y cortan la provincia de N. á S. por entre Elvas y Villaviciosa, Montemor el viejo y Ebora.

    Las únicas fábricas de lana de esta provincia son las del Redondo, San Miguel de Machade y Portalegre; las primeras sostenidas por los propios naturales, y la tercera por una compañia de comerciantes de Lisboa. Los paños de una y otra que suelen conocerse con el nombre de Zaragozas, son de muy buena calidad, particularmente los de Portalegre que han tenido mucha fama en otro tiempo. En los confines de la provincia hácia el Algarve, no lejos de la Villa de Odemira, hay 1 fabrica de curtidos, que por hacerse con la segunda corteza del alcornoque, tiene mucha estimacion. La primera, que es el corcho, ofrece materia á otra fabrica de tapones de botellas, establecida en la villa de Melides cerca de Santiago de Cazer. Tambien hay en Estremoz una de loza escelente.

    Dividese esta provincia en 8 Comarcas, que son Ebora, Elvas, Portalegre, Ourique, Villaviciosa, Beja, Crato y Aviz, y dependen en lo civil de la casa de suplicacion de Lisboa, asi como en lo militar de una capitania general, cuya residencia ordinaria es en Elvas, aunque al presente la hace un Villaviciosa, distante 4 leguas. Sus villas pasan de 100, y sus puertos se reducen á los de Sines y Villanova de Milfontes que valen poco. Tiene 1 arzobispo que es el de Ebora y 3 obispos que son los de Elvas, Portalegre y Beja, 2 Prioratos que son la de Aviz y Crato, y 1 colegiata, que es la de Villaviciosa, á cuya cabeza se halla un dean con el distintivo de obispo in partibus.

    La mucha estension de esta provincia y la varia calidad de su suelo, contribuye bastante al diverso carácter de sus habitadores, y los de la porte oriental, que confina con los dominios españoles, y que se hallan en las faldas de las sierras de Portalegre, Osa y Portel, se asemejan mucho á las de la Beyra;  industriosos y activos saben sacar partido de los recursos que les ofrecen sus bosques de encinas, alcornoques y castañas para la cria de sus ganados, y de sus estensos olivares para la fabricacion de muy buen aceite y para las preparaciones de sus paños, cuya manufactura les proporciona regulares comodidades que influyen en la buena disposicion de su animo.

    Por el contrario, los que habitan las partes occidentales de la provincia, cuya constitución agraria les oprime, y cuyo clima ardiente y enfermizo les hoce melancólicos y flojos, viven entregados á tristes meditaciones sobre su suerte y enfermedades. Es rara entre ellos aquella inocente alegría que se observa en las provincias del N., y que modera las incomodidades que esperimenta el viagero que, discurriendo en el bajo Alentejo por aridos arenales y espesas charnecas, carece del agradable recreo que en aquellas provincias recibe su oido a cada paso de las harmoniosas canciones con que sus naturales disminuyen la fatiga de sus labores.

    Este triste don no solo hace a los naturales de esta parte del Alentejo poco activos para la labor de sus campos y para el ejercicio de la guerra, sino que tiene mucha influencia en las escasas gracias de su persona, alteradas por algun resto de sangre Africana que corre por sus venas, y que no deja de salirles á la cara, aun despues de las diversas mezclas con que se ha mejorado, que no han sido bastantes para que sus índoles hayan podido desmentir su primer origen, del cual es una cualidad recomendable la hospitalidad en que sobresalen los que habitan estas ardientes campiñas, en medio de las cuales no faltan algunas rústicas pero agraciadas hermosuras.

    Las que habitan las ciudades y villas pequeñas saben realzar las gracias que les ha concedido la naturaleza con los adornos de la moda, sin ofensa de la modestia; y como naturalmente son espirituosas, hacen agradable la sociedad a que se prestan sin melindres. Los hombres que habitan las grandes poblaciones son generalmente, inclinados á los conocimientos agrarios que tanto contribuyen para las mejoras de sus dilatadas posesiones, y no les falta aplicacion á las letras, que ya no pueden cultivar tan de cerca como cuando la Universidad de Ebora les proporcionaba medios fáciles de adquirirlas; pero aprovechándose de los varios establecimientos militares de la provincia, y de los reglamentos del ministerio, se desquitan en el servicio militar de los recursos que les faltan en la carrera literaria"